Fic, ''Los días en la organización; El error de Sherry'' by: 4869APTX (+18)

Se notaba que aquel representante era bastante importante en el mundo negro, y con bastante poder en sus manos, si no ninguna persona normal se dirigiría a un centro con tanta categoría solo para ver a una persona durante unos minutos.

Shiho se miró por cuarta vez en aquel pequeño espejo del coche de Vodka, admirando el gran trabajo de Vermouth:
Una larga melena oscura con las puntas rizadas caía con elegancia como una cascada hasta la mitad de su espalda, sus rasgos eran muchos más japoneses, Vermouth había escondido su herencia genética de su madre… lo más extraño era ver sus propios ojos de un color marrón chocolate.
–¿Estás lista? –preguntó Vodka con una sonrisa provocando que la joven se pusiera más nerviosa.
–Te parecerá una locura pero… esto me parece demasiado fácil –odiaba el vestido negro que le había colocado Vermouth, por suerte la pistola de Gin que había ocultado en una de sus piernas hacía que estuviera más segura… –. ¿Tú te quedarás aquí?
–Claro, es tú idea no la mía –se reía cruelmente de ella, como también hizo Vermouth en su casa al escuchar lo que quería hacer, seguramente ahora se hallaba en la de Shiho cuidando de Gin –. No quiero morir en una misión tan estúpida, aunque tú la veas fácil.
Shiho abrió la puerta del coche, ya sabía que le iba a responder esa cruel respuesta… el fuerte frío le dio la bienvenida al salir, estaba nerviosa… muy nerviosa, ¿Cómo los altos cargos podían hacer estas misiones sin saber si saldrían vivos de ella?
–Recuerda, tienes el tiempo en contra tuya –sonrió el hombre de negro, explicando el lado negativo de la misión, seguramente mientras ella estuviera con el hombre él esperaría dentro del auto algo más alejado –. Lógralo y sal de ahí antes de que su ‘’empresa’’ se entere que la organización que dije era falsa.
–Por eso querías que fuera disfrazada ¿no? –discriminó la joven aún cerca del coche, Vodka la escuchaba perfectamente ya que su ventana se hallaba algo bajada –. No era por mi, si no, por si me mataban no involucrar a la organización…
El hombre de negro respondió esbozando nuevamente una cruel sonrisa, arrancando a su vez el motor para desaparecer de su vista, Shiho suspiró dirigiéndose nuevamente al lujoso edificio.

¿Desde cuando su vida había cambiado tanto?
¿Por qué estaba haciendo todo eso?

Hacía unos meses su única rutina era ir de su casa a los laboratorios y de ellos nuevamente a su casa, así día tras día… obedeciendo órdenes, sin pensar en sus cosas, solo vivía para su droga y lo más importante era la vida de su hermana.
¿Cómo iba a pensar que un día acabaría enamorándose de un hombre como Gin y su vida iba a dar un giro inesperado? ¿Cómo iba a saber que iba a poner su vida en riesgo por una persona que nunca haría eso por otra? ¿Quién iba a imaginar que iba a saltarse las normas de la organización para destronar un nuevo alto rango para poner al anterior?
Pero eso ya daba igual, ella estaría atada a esa mafia toda su vida, pues que al menos, esa vida que le esperaba no fuera desgraciada…

Shiho levantó la vista y observó atentamente mesa por mesa, Vodka tenía razón, había gente de la organización ya que al fondo del recinto reconoció a Tequila. Una mesa no más alejada de aquella estaba su objetivo, la foto que le enseñaron y el rostro de aquel desconocido era el mismo…
Era un hombre de mediana edad, su piel era pálida mostrando que era extranjero aunque sus cabellos fueran negros como el carbón… su rostro era amable que miraba atento su copa llena seguramente con el mejor vino de la casa, ¿Quién se iba a imaginar que aquel hombre tuvo un hijo que estuvo a punto de violarla con sus compañeros? ¿Un crío que además de cruel y repugnante era un cobarde?
Shiho apretó el puño con rabia y se mordió el labio al recordar aquel pequeño trauma, su cuerpo quería llorar aunque su mente estaba alerta por la peligrosa situación, ya que aquel hombre estaba rodeado de varias personas bastante corpulentas que intimidaban, seguramente eran sus guardaespaldas…

¿Iba a tener el valor de acercarse y empezar el pequeño plan que tenía en mente?
Respiró hondo y se acercó al lugar que se encontraba, ignorando las miradas lascivas de los demás hombres que se hallaban en aquella misma sala que ella…
–¿Eres la hija de Atsushi Miyano?
–Sí, esa soy yo.

El hombre sonrió amablemente, señalando con su mano una de las sillas que se hallaba libre en aquella mesa.

Shiho sintió un desagradable escalofrió recorriendo lentamente por su espalda…

Observaba como la situación estaba en calma, el camarero servia lentamente en su copa el mismo vino que permanecía aún en la copa de su objetivo. Los hombres corpulentos que se hallaban detrás del hombre retrocedieron varios pasos, seguramente querían que estuviera cómoda, la tomaban como a alguien bastante importante… eso calmó un poco a la joven.
Aún así temía por su vida entre aquel silencio… su cabeza calculaba una manera de escapar por si la cosa se complicaba demasiado pero por otra parte se bloqueaba, veía inútil pensar eso, solo lograba tener la idea de que no lo lograría, además había gente de la organización ahí…

¿Cómo se encontraba Gin ahora?
¿Se habría despertado ya, encontrándose a Vermouth a su lado?
¿O aún seguiría en ese profundo sueño?

–Bueno… –llamó la atención, por fin iba a comenzar la conversación y la misión de Sherry –. ¿Cómo la hija de un importante científico ha querido contactar conmigo?
–¿Conocía mucho a mi padre? –preguntó, la curiosidad se puso antes que el deber, el hombre como respuesta tomó un lento sorbo de su delicada copa de cristal, esbozando a continuación una sonrisa.
–Se podría decir que yo fui uno de los encargados de expulsar a tu padre del círculo de científicos –aún sonreía, al parecer no le importaba explicar que gracias a él su padre se ganó la fama de loco –. Tú eres Akemi ¿no?
–¿Có–Cómo…? –esa pregunta no provocó que se enfadara y odiara a ese hombre por destrozar la vida de su padre.
–No te asustes por saber tu nombre, no te he estudiado –se refería buscar información sobre ella, sus datos, aunque Sherry sabia que eso era imposible todo estaba vigilado por la organización negra –. Solo sé que tu padre tuvo una hija y que se parecía más a él que a su mujer, y como no tienes rasgos ingleses…
–Ah… –solo pudo responder, interiormente estaba horrorizada por error había metido a su propia hermana en mitad de la situación… ella no tenia la culpa de todo lo que estaba pasando, intentaba calmarse, seguramente después de la ‘’misión’’ la organización se encargaría de protegerla.
–Yo me llamó Reysuke –se presentó encendiendo un cigarro, ¿Por qué toda la gente del mundo criminal fumaba? –. Puedes tutearme si quieres, en parte me siento en deuda con tu padre… sacó un libro bastante interesante.
–¿Un libro?
–Sí… –sacó lentamente el humo de su boca –. Era de medicina avanzada, lo sacó antes de unirse a esa gente de que tan poco pude oír, seguramente tú también trabajaras para ellos…
–Sí… –murmuró, entre el estrés y la calefacción del caro restaurante notaba como su rostro empezaba a sudar. Se sentía incomoda también con aquel vestido, necesitaba tener la mente clara…
–¿Bueno que querías?

Shiho respiró profundamente, era su momento, debajo de la mesa apretó sus propias manos ocultas en aquellos largos guantes negros.
–Como puede saber… mi padre comenzó el experimentó de la APTX4869 –el hombre sonrió, seguramente estaba pensando como podían seguir aún aquella locura que expulsó a su padre –. El murió cuando yo era bastante pequeña y le prometí que seguiría sus estudios, para limpiar su nombre.
–¿Y has logrado algo? –preguntó medio en broma y a la vez con curiosidad.
–No mucho… –avanzó un poco más su silla a la mesa, provocando que la pistola de Gin que llevaba en la pierna chocase con la pata de madera, por suerte el fuerte sonido que provocó del arrastre del mueble por el suelo lo ocultó –. No tenemos los materiales y tecnología suficientemente avanzados para continuar la investigación, por eso les pido que nos de uno de sus laboratorios con su respectivo material a cambio de una generosa cantidad de dinero…
–Umm…
El hombre llamó a uno de sus hombres que asomó una oscura maleta, mostrando a continuación su interior…
–Y documentación confidencial de cualquier compañía enemiga que le interese…
–Eso ya me parece más interesante, pero no quiero de una sola compañía quiero de todas las compañías de Japón y también los documentos que dejo tu padre sobre esa droga estúpidamente milagrosa –se acercó, apoyando su rostro en las manos.
–Eso es imposible…
–Para vosotros no…
Shiho sintió aterrorizada como debajo de la mesa, ocultada por el elegante y caro mantel una fría pistola apretaba su estomago…
–¿Quién eres de verdad? –su sonrisa se volvió maliciosa –. ¿Ese estúpido de hace unas semanas ha mandado a una mujer para ver si lo lográis?
–Yo…
–Esa mascara esta un poco mal hecha, al parecer el sudor le afecta… –se mofó mientras los guardaespaldas se acercaban a ella, Shiho tocó su mano a su rostro…

<<Vermouth… ¿lo has hecho a posta? >> pensó aterrorizada al ver como sus manos estaban manchadas del barato material de su nuevo rostro y también al ver como algunas personas miraban interesadas lo que estaba ocurriendo, finalmente estiraron de la mascara quedando su verdadero rostro al descubierto…

   Es curioso como en pocos segundos puede cambiar una situación, aquella música que acompañaba en todo momento la cálida ambientación se cambió por un corto silencio roto al instante por los sonidos metálicos que emitían todas las pistolas que apuntaban a la vez a Sherry.

-Ahora, explíqueme bien quién eres –comentó sin dejar me apoyar la pistola en el vientre de Sherry -. ¿Vienes de parte del asesino de mi hijo?

-Sí y no… -susurró Sherry, tener tantas armas apuntándola no la dejaba pensar con claridad-. Soy la razón por la que él mató a tu hijo…

    Necesitaba tiempo para salir de esa peligrosa situación que le había metido Vermouth, ¿Qué diablos se le pasaba por la cabeza a esa mujer? Sabía perfectamente que no le caía demasiado bien… pero de eso a desear su muerte y más si hacia algo para que Gin recuperara su cargo…

-Di gracias a que no haya apretado el gatillo por esa sucia acusación –su mirada se volvía cada vez más fría… aumentado la presión de Sherry de no morir -. Dime un motivo para que no te mate, te doy tres segundos.

Sherry se quedó helada, ¿Que le podía decir?

((¿Tu hijo me intentó violar junto a su grupo de amigos? No… eso es disparo seguro, además si reconoció a Gin es porque tendrá alguna grabación o algo pero seguramente no quiere admitir el monstruo que tiene por hijo…)) Sus pensamientos se rompían al sentir como una gota de sudor recorría su rostro mientras sus miradas se cruzaban, ¿ese era su fin?

-Uno… -comenzó a contar, esta vez subió el arma para apuntar la cabeza de la joven junto a sus guardaespaldas.

(( Si le doy todo lo que tengo de la APTX4869 harán como Gin y el resto de la organización, un veneno tan potente que mataría a cientos de personas sin dejar ningún rastro… no puedo…)) sentía como su respiración se aceleraba.

-Dos… -continuó preparando el arma, en su mirada mostraba placer de la situación… no era tan diferente como los demás al fin y al cabo.

(( ¿Por qué nadie viene a rescatarme? ¿Dónde está Vodka? )) Maldecía Sherry mientras cerraba los ojos para escuchar los disparos.

-Yo de ti no dispararía esa arma si no quieres que acabe con toda tu organización –apareció una voz masculina entre el silencio.

    Sherry se giró aliviada, habían venido a ayudarla… era un hombre alto y corpulento vestido de negro y de larga cabellera, podría haberlo confundido con Gin si no fuera porque era una larga melena de color negro. ¿Quién era? No le sonaba nada de la organización, tendría que ser un alto cargo bastante importante.

-¿Quién coño eres? –apartó el arma para observar como el hombre se acercaba a ellos lentamente, Sherry observó que llevaba una carpeta consigo mismo.

-Mi nombre no importa –tiró la carpeta en la mesa -. Esta chica dice la verdad y usted lo sabe, tenemos una copia de la grabación donde su hijo intentó violar a esta mujer.

((Imposible…)) pensó Sherry, sabía que mentía perfectamente Gin destruyó una de esas cámaras pero el truco era que Reysuke no lo sabía.

-No le gustaría que toda la prensa se enterará de que el hijo de un alto cargo intentó violar a una joven, ¿verdad? –Sonrió el extraño hombre –. Soy de otra organización y usted no sabe cuál es, así que si se difundieran no podría pagarlo con nuestra compañera y sus socios.

    Se escuchó un crujido de dientes proveniente de la boca de Reysuke, lo tenía bien pillado, si era verdad tenía toda la razón del mundo… atacaría a la organización equivocada y su nombre estaría manchado de por vida, lo perdería todo, no se la podía jugar.

¿Y si los mataba?

   No, es imposible que vinieran completamente solos, sería una locura, y eran dos organizaciones contra una…

-Como un regalo por esta calurosa visita, le entregamos informes de organizaciones enemigas –interrumpió los pensamientos de hombre mientras pasaba el brazo por la cintura de Sherry que aún seguía en shock –. Eso si a cambio de…. ¿que querías Sherry?      

-Ah… -volvió en sí, no se lo podía creer… ¿Qué estaba pasando ahí? ¿De dónde había salido? ¿De dónde había sacado esos papeles y de dónde venía? La organización no es que tuviera muchos amigos –. Los papeles firmados por favor, necesitamos uno de sus mejores laboratorios y tecnología para continuar los estudios de la APTX4869, le prometo que cuando salga la prueba positivamente le mandaré los resultados –mintió en esto último, sabía perfectamente que los matarían a todos después de todo esto.

-Muy bien… -gruñó Reysuke vencido por la presión, había mucho que perder por un par de estúpidos laboratorios.

    Sherry observaba incrédula los papeles firmados mientras era acompañada a la salida del restaurante, sentía un alivio tan grande en su cuerpo que sus piernas fallaron cayéndose al sueño pero Dai la ayudó a levantarse…

Era demasiado alivio…
Su mirada se volvía cada vez más oscura con más se acercaba a la puerta…

–¿Qué me pasa? –murmuró débilmente Sherry mirándose la mano viendo como un circulo oscuro se engullía el entorno.

Notaba como alguien la sujetaba de la espalda…
Cada vez se encontraba peor, su cuerpo pesaba demasiado para sus piernas…
Un agudo y molesto pitido en su oído impedía escuchar su alrededor, dejándose finalmente engullir en las tinieblas.
Hacía demasiado frio… ¿Era ella o por fin estaba en la calle?

–¡Dai! ¡Gracias al cielo! –gritó Akemi al ver a su pareja salir con su hermana en brazos –. ¿La han herido?

–Está en estado de shock –por fin había tenido su primer contacto con la organización y ella era la puerta para acceder a ella –. Estas misiones afectan mucho psicológicamente si la persona no está entrenada.

–¿Qué hacemos ahora? –miraba atentamente la cara de su hermana –. ¿La llevamos a su casa?

–Tranquila, muchos de su organización estaban ahí dentro observando que ocurría, seguramente uno de ellos habrán avisado a la organización y vendrán a por ella.

–¿La matarán por traición?

–Más bien la dejarán tranquila, ya tienen lo que desean y la otra organización los dejará tranquilos –hizo un pequeño movimiento para aguantar mejor el peso de la chica –. Menos mal que ese tal Gene vino a tu casa para avisarte, si no la cosa hubiera acabado bastante trágicamente…

“Resultado positivo”

El corazón de Sherry dio un vuelto al leer ese mensaje de texto en su móvil iluminado intermitentemente por las luces de la carretera. Llevaba días deseando esa respuesta de parte de Gene, mañana a primera hora quedaría a solas con él y sería su pequeño secreto.
Observó por la ventana del coche que la escoltaba una noche más hacia su casa, casi siempre era el mismo circulo personas… seguramente era una estrategia más de la organización que aplicaba con todo el mundo, no quería que todos se conociesen entre sí, así en caso de traición nunca se revelarían todos los nombres o apenas atraparían a nadie.

Sherry miro el espejo de delante para ver al piloto de automóvil.

–¿A dónde me lleváis? –guardó el móvil en el bolsillo, no era la misma ruta de siempre.

–Perdona Sherry hemos recibido órdenes de arriba –encendió el cigarro su compañero que iba de copiloto –. Compórtate y todo irá bien.

–¿Cómo? –preguntó la chica pero el hombre de negro que tenía a su lado se abalanzó hacia ella con un trapo húmedo, seguramente sería cloroformo.

–¡No! –gritó forcejeando contra el hombre pero le ganaba con mucha ventaja en fuerzas –. ¡No he huido en ningún momento!

El hombre la bofeteó tan bruscamente que se golpeó la cabeza contra la ventana aprovechando para victoria de él dormir a la joven con el cloroformo…

–No tendrías que haberla golpeado… –murmuró el piloto acelerando por fin el auto para ir al autentico destino.


¿Cuánto llevaba dormida?

Sherry abrió los ojos lentamente pero su vista estaba totalmente borrosa, intentó incorporase pero le fue imposible… tenía una de sus manos esposadas y por la comodidad en que se encontraba seguramente estaba esposada en el cabezal de una cama.
Observó como una silueta se acercaba a ella lentamente y le tocó la mejilla golpeada juntamente con un sonido de desaprobación, parecía enfadado, se dio la vuelta para sacar algo, por el sonido parecía un maletín.

Poco a poco la vista se iba aclarando y observó que la silueta se acercaba nuevamente llevando una jeringuilla con algún tipo de líquido extraño, ¿la iban a matar y que pareciese un suicidio?

–No me toques… -murmuró sintiendo como le ataban la zona del brazo para encontrar  la vena más fácilmente.

–No te muevas –respondió una voz muy conocida sentándose a su lado–. No querrás romper la aguja y que se te quede dentro del cuerpo.

Notó los dos toques y Sherry hizo nuevamente un quejido al notar la fría aguja atravesar su piel, el liquido estaba muy frío… ¿Qué tipo de droga era?
Observó atentamente como ese liquido entraba lentamente dentro de su cuerpo sin poder resistirse, una vez algo más orientada sintió como una mano giraba su rostro para que le mirase atentamente a los ojos, ese color de ojos…

–Gin… –su corazón dio un vuelco, no se había dejado ver desde aquella noche.

–Cuanto tiempo Sherry –tiró el frasco de cristal dentro de una pequeña papelera con una puntería increíble para abrir un pequeño portátil que se encontraba conectado en uno de los miles de teléfonos móviles que tenía.

–¿Dónde has estado todo este tiempo? –intentó incorporase pero recordó que estaba encadenada, lo único que pudo hacer fue apoyarse más cómodamente en el cabezal –. Me comentaron que al volver a mi casa tú ya no estabas, si no fuese porque nosotros te vimos no parecía que hubieses estado allí…

–¿Desde cuándo tengo que explicar mis localizaciones a un rango medio? –respondió con otra pregunta, por sorpresa de la chica fue con un tono tranquilo, no dejaba de mirar el portátil tecleando rápidamente –. ¿Cuál es tú contraseña para los archivos?

–Cordelia4869 –se tapó rápidamente la boca totalmente en shock, ¿cómo podía haberlo dicho con tanta tranquilidad un dato tan peligroso?

–Aunque me moleste bastante en decirlo tu compañero crea unas cosas muy útiles para organización –leyó divertido la mente de la chica –. Un suero que podría sacar hasta los secretos más oscuros de nuestro líder.

–¿Qué es lo que quieres?

–Llegó un aviso en el portátil de Vodka de que hiciste una acreditación la otra noche para que alguien accediera a tus nuevas instalaciones –no encontraba nada interesante entre los archivos de la chica.

–¿Habéis pinchado mi ordenador? –soltó una risa corta y triste –. En verdad… no sé de qué me extraño ni para que pregunto.

–¿Para quién era la acreditación?

–Se llama Dai Moroboshi –ojala su hermana no le odiase por ello –. Fue el que llamó tanto la atención en la operación de recuperar los laboratorios que la organización perdió.

–¿El que hace misiones para Tequila?

Sherry asintió la cabeza, sabía que le mandaban esas misiones para que fuera eliminado y desapareciese su rostro de la organización pareciendo un accidente y no le afectara tanto a Akemi como a ella… pero con más misiones le mandaban mejor se volvían los resultados.

–¿Sabe algo de nosotros? –encendió un cigarro llevando la sala de humo.

–No –movió la cabeza lentamente, ya se encargaba ella de que nadie soltara ningún tipo de información en su laboratorio y los altos cargos no eran tan estúpidos para abrir la boca –. Ni se imagina la magnitud de nuestra organización.

–¿De tus experimentos?

–Lo preguntó una vez pero ya salió escaldado tranquilo –sonrió, en verdad no se lo explicaba ni a Akemi,  con menos supiera de todo mejor y más segura estaba de ese oscuro mundo –. No volvió a preguntar sobre ello, solamente se pasea durante un par de horas por las instalaciones y darme cartas de Akemi.

–¿Cartas?

–Sí, solamente me explica cómo está ella –ya se podía despedir de poder recibir esas cartas ahora que lo sabía un alto cargo –. Es una manera de poder comunicarme con ella…
–¿Extraes información de los laboratorios, Sherry?

–Nunca.

–Aunque demuestres que él es de confianza no voy a sacarle el ojo de encima Sherry –explicaba mirándola atentamente –. Ni a ti ni a tu hermana, no me gusta que se cuelen sucias ratas en nuestra sede.

–Ya me lo imaginaba…

La sala se quedó en completo silencio mientras Gin tecleaba en aquel portatil, Sherry miraba las sabanas entrando en sus pensamientos internos… ya había contestado toda la información que conocía y él lo sabía perfectamente, ¿ahora que iba a pasar?
¿La dejaría ahora en casa? ¿Le volvería a ver…? No, seguramente no, él ya tenía todo lo que le interesaba de ella…

–Espera un momento… –una fría idea apareció en la mente dejándola completamente helada y confusa –. ¿No podrías haberme aplicado esta droga cuando nos vimos por primera vez para saber dónde estaba la llave que tanto queríais? O en todas las demás ocasiones que nos vimos…

Gin la miraba atentamente con su mirada penetrante si gesticular ni una palabra, en el fondo era verdad… era la manera más sencilla y rápida, no hubiera perdido tanto tiempo cortejando a la chica.

¿Qué estaba pasado?

–No será que… –no, era imposible, todos aquellos amargos recuerdos aparecían en su mente a gran velocidad.

–Cállate –ordenó fríamente sacando su pistola para apuntar a la chica.

–Gin… ¿Qué haces?

El estruendo de un fuerte disparo resonó por toda la habitación.

Toda la habitación olía a pólvora haciendo que Sherry tosiera levemente, estaba viva pero… ¿dónde estaba la bala? Un ruido pesado y fuerte se escuchó a las afueras como respuesta, Gin había apuntado en pocos segundos hacia la ventana de la derecha.

–Tenemos que irnos, se acabó el interrogatorio –disparó la cadena que unía las esposas de Sherry y tiró de ella bruscamente hacía afuera, por sorpresa de ella estaban a las afueras de Beika rodeados de un espeso bosque. En cuestión de segundos se acordó de todo el material que se encontraba en la cabaña pero esta estalló en llamas al estar ellos en un radio de distancia prudente.

Sherry giró la cabeza para mirar a Gin, estaba observando su móvil, seguramente la carga explosiva estaba conectada a su celular para poder eliminar todo tipo de rastro de ellos… cada vez corría más y tiraba más fuertemente del brazo de la chica ya que le costaba seguir su ritmo.

Llegaron a una solitaria autopista iluminada por la luz de la luna, una moto sin piloto les esperaba haciendo que a Sherry le extrañara no ver el famoso auto de Gin, este se subió rápidamente colocando la chica en la parte de atrás y arrancó en cuestión de segundos para salir de esa zona rápidamente. Extrañamente no se dirigían a la ciudad si no que la autopista hacia cuesta para arriba, adentrándose más aún en el bosque, el sonido de la moto yendo a alta velocidad fue acompañado por un sonido más pesado… un coche plateado apareció detrás de ellos.

–Por eso odio estos trastos –murmuró Gin observando el auto al ver que no podía coger el arma para disparar–. Sherry coge la pistola y apunta a las ruedas.

–¡Yo no sé disparar! –aún estaba bajo efecto de la droga pero sabía que no quedaba otra.

–Cógela, apunta y cuando te ordene disparas –ordenó, Sherry estaba sorprendida de la sangre fría que él tenía en estas situaciones, su corazón dio un vuelco al notar el frio tacto de la pistola –. Cógela y apunta con confianza, si no el retroceso al disparar te romperá la mano.

Con su mano libre rodeó la cintura de Gin para tener el equilibrio suficiente mientras apuntaba con el brazo bien estirado hacia las ruedas del coche enemigo, Gin observaba desde el retrovisor de la moto para crear la puntería perfecta, aceleró un poco más para que el coche también cogiera más velocidad. Observaba como poco a poco la silueta de la pistola hacia una perfecta línea de disparo.

–¡Dispara! –escuchando como respuesta el estruendo del disparo, la bala agujereó perfectamente una de las ruedas delanteras desestabilizándose por completo por la alta velocidad que llevaban… el coche chocó bruscamente contra el quitamientos, volcándose por completo cuesta abajo, finalmente se escuchó explosionar la gasolina quemando seguramente a sus conductores.

–¿Los he matado? –susurró Sherry en shock bajando el arma poco a poco, todo había sido tan rápido –. No puede ser…

Gin no contestó volvió a arrancar para huir de aquella zona antes de que llegara la policía alertado por algún campista que se encontrara por la zona. Avanzaron unos  pocos kilómetros más para aparcar cerca del borde de la carretera, ambos se bajaron y Gin arrancó nuevamente la moto para que esta se tirara sola al vacío y explosionara… eran tan perfeccionistas en no dejar rastro, su lema era evaporarse como el humo.

–¿Por eso no estaba tu porsche verdad? –se mofó Sherry, necesitaba mantener la calma –. No serias capaz de tirarlo cuesta abajo y quemarlo.

Siguieron el resto del camino andando en completo silencio, Sherry seguía de cerca y en todo momento a Gin para no perderse en ese laberintico bosque, era peligroso estar cerca de la carretera a esas horas, podía haber alguien más buscándoles.

<<¿Cómo se puede vivir así? ¿Este es el alto precio de ser la mano derecha del líder…? >> Pensaba Sherry en sus adentros, sus pasos pararon juntamente con los del hombre, ya habían llegado… Una impresionante cabaña oculta en la oscuridad de la noche y de los arboles, solo los cuervos más experimentados podían encontrarla.

–No enciendas ni las luces ni la chimenea –advirtió Gin sacando su móvil, seguramente iba a buscar algo de cobertura mientras la chica se acomodaba dentro.

Era una cabaña majestuosa, digna para los altos cargos de la organización que necesitaban un lugar seguro para ocultarse como era en su caso… Sherry paseó por aquellos oscuros pasillos y encontró lo que parecía ser una cocina.

–Perfecto… –murmuró al encontrar en uno de sus cajones unas cerillas y una pequeña vela, la encendió para dirigirse más cómodamente y sin miedo de caerse a lo que sería el lujoso salón de madera.

Estaba totalmente equipado, enormes estanterías de madera con libros de todo tipo con raras ediciones imposibles de encontrar. Ordenadores con potencias que dejaría en ridículo a la misma CIA y FBI entre otras cosas que la chica decidió no investigar, con menos saber era mejor. Dejó la vela cerca de la chimenea y se sentó en la cálida alfombra de piel, era una pena no poder encender la chimenea estaba helada de frío pero seguramente el humo alertaría a alguien.

Sherry se quedó mirando atentamente el pequeño y elegante parpadeo de la vela que iluminaba su rostro recordando la escena del coche.

Los había matado…
¿Era una asesina?
No, no quería ser como ellos.
No quería formar parte de su mundo.
Solo sería esta noche y volvería a su seguro laboratorio.
Una noche…
Sola con Gin…

Un fuerte escalofrío recorrió la espalda de Sherry observando por primera vez y detalladamente la delicada situación en la que se encontraba: Después de tanto tiempo estaba totalmente a solas con Gin, incomunicados de todo y encerrada en cuatro paredes sin tener opción de ir a otro lugar.

         
          Sherry estornudó, tenía que hacer algo rápidamente para olvidar el frío de su cuerpo y mantener la calma. Observó nuevamente su entorno iluminado por la tenue luz de la luna y se acercó a la estantería de libros.

           Libros... sus únicos amigos, nunca le habían fallado durante su infancia y sobretodo en sus años de carrera en Estados Unidos, apenas se pudo relacionar con nadie. Algunos era nuevos y lujosos mientras que otros eran todo lo contrario, viejos, dañados y muy usados... hubo uno que le llamó más la atención que todos los demás.

–Experimentos A... –leyó para si misma en voz baja, apenas podía leer el titulo de la solapa por el polvo, dejó cuidadosamente la vela sobre la mesa para poder coger el robusto libro de la organización, ¿era un fichero de la famosa Biblioteca Negra que escuchó hablar hace unos días?

           Sintió como agarraban su mano para impedir que lo cogiera y como su cuerpo se levantaba del suelo y la llevaban en brazos.

–¡Suéltame! –gritó golpeando el torso de Gin, notaba como debajo de su ropa llevaba un chaleco antibalas –. ¡¡Te he dicho que me sueltes!!

–Tú no puedes tocar nada de aquí –murmuró subiéndola escaleras arriba –. Las mocosas como tú ya tendrían que estar durmiendo.

–Exacto, tendría que estar en MI casa –forcejeaba inútilmente para que la bajase, en uno de los golpes chocó su codo con el frío metal de la pistola de Gin intimidándola –. Ya tienes toda la información, ¿Puedo irme ya?

–Vendrán a recogernos a primera hora de la mañana, no seas estúpida y quédate quieta por una vez en tu vida Sherry –tiró suavemente el cuerpo de la chica al aire para volverla a coger haciendo que esta se asustara–. ¿Soy yo o pesas mucho menos que cuando nos veíamos?

          Sherry se sonrojó sin dejar ningún momento la expresión de estar molesta, que ganas tenía de abofetearlo. Gin abrió una de las puertas de madera maciza y tiró a la chica bruscamente encima de la cama.

–¡Espera! –gritó Sherry antes de que el hombre cerrara la puerta detrás de sí –. ¿Puedes quitarme esto de una vez? –mostró la esposa de su muñeca –. Entre esta y la del tobillo que llevo en la organización le estoy pillando mucha manía a vuestros juguetes.

–¿Prefieres la electrónica que te explota la muñeca si sales de los dominios? –murmuró mientras sacaba la pequeña llave plateada de su pantalón, con la persecución se le había olvidado completamente –. Si no lo hicieras todo tan difícil no tendríamos que llegar a estos extremos.

           Un pequeño movimiento sirvió para liberar su muñeca de esa pulsera de metal, Sherry acarició la piel irritada en manera de agradecimiento y alivio.

–¿Te recuerdo como llegué a esta situación? –se burlaba para que no sonara tanto como una fuerte reprimenda –. Desde que apareciste en aquel oscuro callejón me has supuesto muchos problemas.

–¿Hubieras preferido que apareciese otro?

–Formaba todo parte de tu plan, tienes mi droga, mi información, te reíste de mí, perdí mi libertad… –enumeraba la chica –. Era imposible que apareciese otra persona –sonrió tristemente recordando aquellos documentos de su habitación.

–En eso último tienes tú la culpa, yo no te pedí ayuda en ningún momento –dejó pasar el silencio por unos segundos –. En verdad tienes la culpa de todo por ser tan incrédula, yo solo seguía órdenes.

–Tranquilo no te iba a pedir que me lo agradecieses.

–¿Hubieras preferido que se lo hubiesen encargado a otro alto cargo?

          Sherry rió levantándose y haciendo frente a Gin, en el fondo el consejo de Dai tenía razón: Era muy valiosa para la organización y más daño no le podían hacer.

–Qué pena que se me haya acabado el efecto de la droga, es algo que nunca sabremos...

           Ambos se miraron fijamente en el silenció, Sherry observaba atentamente los verdes ojos de Gin, esa mirada fría e impenetrable que nunca dejaba ver en que estaba pensado… en verdad casi todos los miembros de la organización tenían era mirada, ese don del engaño, ¿el novio de Akemi tenía razón? ¿Se estaba volviendo como ellos?

–Que estúpida eres... –rió Gin cerrando los ojos, el débil sonido de un teléfono móvil guardado en un bolsillo impidió que la chica le respondiese –. Hola Calvados, ¿tienes en tu punto de mira a nuestro hombre?

           Se escuchó un suave sonido del teléfono como respuesta haciendo imposible que la chica escuchara donde estaba, Calvados... aquel famoso francotirador enamorado de Vermouth, pobre hombre...

–Ahh... ¿Está con Akemi Miyano?

           El corazón de Sherry saltó un latido, ese no era el trato, ella trabajaba a todas horas para la organización a cambio de que su hermana no fuera dañada, estaba cansada de que la manipularan con su familia. Gin pulsó el botón de manos libres con una fría sonrisa que caracterizaba al alto cargo.

–¿Les vuelo la cabeza a ambos? –está vez si se pudo escuchar la voz que salía del pequeño pero lujo aparato móvil –. Tengo el dedo preparado Ginebra, solo una palabra.

–¿Qué opinas Sherry?

–Ya me has hecho el interrogatorio y lo sabes...

–Son una carga para ti –rió –. ¿No estarías más relajada sin ella?

–Si ella se va yo también me voy, lo sabes perfectamente, aunque sea con los pies por delante.

Ambos se miraron fijamente.

–Dime Sherry... ¿Hubieras preferido que se lo hubiesen encargado a otro alto cargo? –volvió a preguntar divertido por la situación –. Por lo que ves puedo sacarte toda la información que yo quiera, tus movimientos son tan fáciles de controlar…

           Sherry no contestó, temblaba con los puños bien cerrados de la ira contenida, no podía tocarle… tenía demasiado poder en sus manos, un paso en falso y sería el fin para todos sus seres queridos.

–¿Qué quieres conseguir? ¡Ya lo tienes todo de mí!

–Solo una respuesta Sherry –rió –. Solo dámela, nunca suelo dar tareas tan fáciles para no matar a alguien.

–No... –se rindió después de unos pocos segundos de silencio.

–¿No qué?

–No hubiese preferido que se lo hubiesen encargado a otro alto cargo… me alegró que aparecieses tu aquella noche…–repitió dolorosamente, en el fondo sabía perfectamente que, aunque huyera de ello una y otra vez era la triste verdad.

–¿No me lo dices para contentar a tu superior verdad? –su mirada se volvió más fría, Calvados aún estaba esperando órdenes bajo su rifle francotirador –. Demuéstramelo Sherry.

La chica no contestó.

–¡Demuéstramelo!

Su corazón decía que sí, pero su mente le gritaba que no lo hiciera.

           Dos lágrimas brotaron en los ojos de la chica, ya vencida, para caer suavemente sobre sus mejillas. Se acercó lentamente a Gin para colocar sus manos sobre su cara y besarle suavemente, notó como rápida respuesta como este rodeaba con su brazo libre su cintura y la besaba con más fuerza… escuchó como con la otra mano colgaba el teléfono dejándolo caer sobre el suelo.

           Sentía como su corazón latía como nunca lo había hecho antes, como se recomponía lentamente mientras ella se derretía entre los fuertes brazos de Gin. Entonces este se lanzó con ella sobre la cama.

           Muchos flashbacks aparecieron en su mente mientras se sujetaba con fuerza a las sabanas y cogía aire. Gin besaba cada parte de su cuerpo que desnudaba:

Aquella noche lluviosa que se salvó...

Sherry emitía un sonoro gemido al sentir como se convertían en uno entre aquellas sabanas.

La isla de las Sirenas...

          Gin mordía suavemente el labio de la chica mientras aceleraba su ritmo cada vez, sus embestidas más fuertes e intensas, ambos mirándose fijamente a los ojos sin intercambiar palabra, dejándose envolver solo por el placer…

Aquellas lágrimas en la terraza nevada de Gin...

          Sherry arañaba la fuerte espalda de Gin, rodeaba con sus piernas las caderas del hombre para profundizar aun más el contacto; su voz se elevaba en el silencio de la noche como adelanto del climax que se aproximaba.

Las palabras de apoyo de Gene y su hermana en sus peores momentos...

Akemi...

Gene...

Lo siento...

          Una súbita y abrasadora sensación emborronó su mente y sólo una palabra se escuchó en la suite.

–¡¡Gin!! –gritó dejándose llevar mientras él la abrazaba con fuerza, apoyando su peso sobre ella y descansando su cabeza en sus pequeños hombros.

¿Había vuelto a caer en el mismo error?

El inmenso aeropuerto de Beika era bastante conocido. Un edificio internacional por el que miles de pasajeros partían hacia todo tipo de destinos en el mundo. La enorme puesta de cristal se abrió para dejar pasar a los últimos pasajeros procedentes de Estados Unidos.

       Sherry arrastraba su pequeña maleta de ruedas dirigiéndose a la salida con total confianza, ignorando por completo los hombres trajeados con carteles que esperaban.

       Estaba completamente agotada del viaje, tantas horas encerrada en aquel aparato con alas, ya estaba a punto de llegar a la salida cuando un hombre de negro paso a su lado.

–En la noche oscura... –susurró de una manera que solo pudo escuchar la chica que seguía caminando hacia la salida.

–Los cuervos vuelan... –contestó sin pararse pero el hombre giró en su dirección, era la clave para demostrar que estabas dentro de ese oscuro mundo de poder y muerte.



           Sherry abrió los ojos de par en par, sin hacer ningún tipo ruido, observando atentamente la oscuridad de la habitación donde se hallaba... ¿Por qué había soñado con eso?

           Se incorporó lentamente poniendo su mano sobre su frente sudorosa y sintiendo como la sabana se resbalaba por su cuerpo desnudo. Giró lentamente su cabeza para observar quien dormía profundamente a su lado, apenas podía ver su rostro tapado por su plateado flequillo... parecía tan humano en esa situación...

           Contempló como sobre de la mesita de noche se encontraba su Pietro Beretta y su lujoso móvil, seguramente Calvados se habría ido de su localización mosqueado, sin la aprobación de Gin no podía disparar ni una sola bala. Sentía como la ansiedad de su cuerpo aumentaba cuanto más miraba al hombre que yacía a su lado, las únicas partes que podía ver de su torso estaban llenas de cicatrices… su mente deseaba alejarse de él, era lógico, la última noche que pasó con él la estranguló y casi muere de hipotermia.

           Sherry suspiró y estiró suavemente una de las sabanas de la cama para taparse el cuerpo y poder salir de ahí sin hacer ningún tipo de ruido… aunque estuviese dormido al mínimo sonido que él considerase extraño se podría despertar alarmado.

–Menos mal... –susurró para sí misma completamente aliviada al ver que pudo cerrar la pesada puerta sin hacer ruido, bajó con lentitud las escaleras para dirigirse a la única sala que conocía de aquella inmensa cabaña –. ¿Qué puedo hacer hasta que amanezca?

           Se sentó en uno de los sofás de cuero marrón, sujetando sus rodillas para poder colocarse de manera fetal. Agradecía y disfrutaba del silencio que envolvía la noche mientras miraba sin un punto fijo de aquel salón, cuanto más se espabilaba más notaba lo que le dolía el cuerpo.

–¡Qué bruto! –no alzó la voz, no quería despertarle… observó cómo su brazos estaban llenos de pequeños moratones, separó un poco la sabana de su cuerpo para mirar que no solo eran sus brazos si no que el resto también… ¿Cómo había pasado?

¿Era un castigo?  

¿O no pudo controlarse?

<< –Sherry –sonrió fríamente mostrando todos sus dientes –. Yo no te quiero, no he querido a nadie en mi vida, ese sentimiento hace que la gente sea imbécil y yo nunca me comportaré así. >> El recuerdo apareció rápidamente en su mente para quedarse con la primera opción, seguramente era un castigo… ahora tendría que ver como ocultar los hematomas para que nadie en el laboratorio hiciese preguntas incomodas.

           Apoyó su cabeza en el sofá reforzando todavía más su posición fetal en modo de protección... ¿Estaba haciendo lo correcto? Seguramente no tenía que tener en cuenta lo que había pasado esta noche, era una casualidad que hubiesen acabado allí… si no les hubiesen atacado lo más seguro es que ahora estuviese en casa, pero Akemi…

¿Debería explicárselo a su hermana?

Si apareciese la oportunidad de estar con él aunque fuera su juguete...

No... tenía que valorarse más como le decía Gene cada día...

Gene...

Su corazón pedía una cosa pero su mente era otra.

           Sherry se levantó del sofá de mal humor, odiaba estar tan confusa, ojala nunca hubiese pasado nada… volver a los tiempos de cuando solo le preocupaba los malditos avances de la APTX4869.

           La chica se giró bruscamente recordando algo gracias a ese último pensamiento, ahora que Gin estaba dormido en el piso de arriba podía mirar aquel libro que tanto le había llamado la atención.

–Aquí está... –susurró victoriosa sacando el libro poco a poco para que no quedaran huellas, los hombres de negro se daban cuenta de todo… tenía que ser muy cautelosa.

           Por sorpresa de Sherry en la portada del libro ponía el nombre de su padre, abrió el libro de par en par y empezó a ojearlo rápidamente.

–Qué... ¿Qué es esto? –no eran anotaciones sin más, también era un diario aunque no reconocía la letra pero por el contiendo seguramente era de su padre –. ¿Por qué no me lo habían dado antes? – los avances eran prodigiosos.

''Después de tantos meses intentándolo Elena y yo hemos encontrado la luz a este oscuro recorrido, la cobaya 4869 respondió perfectamente a la encima rejuvenecedora y se mantiene viva después de una semana.''

       Sherry pasó la página rápidamente, era la ficha técnica de una pequeña cobaya de color blanquinegro, por lo que se veía respondía perfectamente y sus funciones motoras como cerebrales se mantenían igual que antes de la prueba, pasó nuevamente otra hoja de ese enorme libro.

''Estos últimos días Elena está totalmente aterrada, odia estar en este lugar, cree que nuestros financiadores quieren la droga para otro tipo de uso, desgraciadamente yo también lo creo'' Apenas podía leer más el libro estaba muy dañado, parecía como si lo hubiesen intentado quemar, pasó varias páginas más hasta llegar a otro texto legible.

''No queremos avanzar más, esto se está volviendo cada día más peligroso, no se están cumpliendo las condiciones que establecimos al principio, temo por la vida de mi mujer y de mis hijas… no quiero que crezcan en estas condiciones, cogeremos todas nuestras muestras y nos iremos a mi antiguo hogar en busca de viejos contactos para que nos lleven lejos de este infierno''

           Un trozo de papel cayó elegantemente sobre los pies de la chica pero ella estaba en sus pensamientos.

<< Espera... >> Intentaba ligar cabos, era demasiada información en poco tiempo, sus manos temblaban sujetando el libro <<  ¿Entonces no fue un accidente de coche? Si los asesinó… ¿Dónde están las APTX? Además yo empecé a hacer todo desde cero ¿Por qué no me pasaron los avances de mi padre, si tan positivos eran? ¿Para que servían al principio o cual era el verdadero objetivo? >>


           Pasó su mano por la frente, no se encontraba muy bien cada vez notaba como el lugar donde estaba era más peligroso que antes, ¿iba a tener el mismo trágico final que sus padres?

           Pasó las paginas pero ya no se podía leer nada más, en parte lo agradeció, quería dejar el libro donde estaba antes de que Gin le pillara mirando archivos secretos de la organización. No tenía que dejar ningún tipo de prueba así que finalmente cogió con cuidado el pequeño papel que había en el suelo, parecía el recorte de un libro pero al final se le añadió algo en color rojo sangre.



                                                             



Su corazón latía desbocado, ¿Qué significaba esas palabras?

–¡No! –intentó coger el libro que se le resbalaba de sus temblorosas manos, pero ya era demasiado tarde, rebotó contra el suelo. A los pocos segundos se escuchó aquello que temía, la puerta de la habitación de arriba se había abierto.

           Aunque estaba aterrada, dejó todo en su sitio, respiró profundamente sujetando la sabana que la tapaba y caminó hacia las escaleras.

–¿Qué haces fuera de la habitación? –se encontraba apoyado en la barandilla, sabía que ella se iba a dirigir hacia a él –. Tienes prohibido estar por estos pasillos sin un superior.

–Perdona, no podía dormir… –había aprendido la lección, nunca volvería a repetir una locura así.

–¿La isla de Okinawa? –preguntó Sherry sorprendida.

Gene asintió mientras daba un pequeño sorbo a su taza de café, aún no entendía porque al final habían quedado tan pronto en una pequeña cafetería en vez de los laboratorios.  

–Hay estudios que constatan la existencia de unas plantas en la región de Okinawa que alargan la vida de la gente que las toman… –explicó observando el rostro de la chica –. Sus habitantes son los más longevos del mundo.

–¿Y crees que una simple planta puede hacer eso?

–Parece ser que uno de los componentes vegetales evita la oxidación de las células –seguía explicando el joven científico –, Prologando la vida de las células, y a su vez, de quienes la consumen.

–No sé Gene, no tengo muy claro si me puede ayudar a avanzar con la droga… –movía en un movimiento circular la pequeña cuchara de su café –. El último viaje que pedí fue la Isla de las Sirenas y se descubrió que todo era una estafa –aún recordaba como aquel cabello de la flecha era de una peluca.

–Eso eran rumores de los turistas –animó a la chica con una dulce sonrisa –, te vuelvo a repetir que estamos hablando de estudios oficiales y probados.

Sherry suspiró levemente.

–No creo que esté en condiciones de viajar ahora –el sabor de su café era muy amargo pero no le molestó –, ¿Te recuerdo que estoy encadenada a mi escritorio y vigilada a todas horas?

Además estaban vigilando a su hermana y su pareja…

–A ellos les importa más que avances tus estudios, aunque eso signifique que tengas que pillar unos días para investigar en una isla –observaba atentamente los ojos de la chica, se la veía bastante cansada seguramente había pasado toda la noche con los archivos –. Si quieres puedo pedir acompañarte, mis experimentos están casi listos y les llevará tiempo pedirme algo nuevo.

Sherry acarició la zona donde le inyectaron una de sus drogas, si fuera por ella le felicitaría por su buen trabajo… pero sabía que le traumatizaría profundamente saber que uno de sus experimentos lo habían usado contra ella.

–Si lo pides tú sería menos violento para mí, inténtalo si quieres –se rindió finalmente, cuando Gene quería era de lo más insistente –. Sobre el mensaje de ayer a la noche…

Gene sonrió tristemente.

–Podemos decir que tiene un final agridulce –sacó unas fotos del bolsillo para explicárselo mejor a la chica, ella lo agradeció, prefería quedar y hablar de ello en la cafetería… si tenía el ordenador pinchado seguramente también había micrófonos en las instalaciones –. Murió a las pocas horas…

Sherry observó el pequeño roedor de la fotografía cuando aún estaba vivo.

¿Pequeño roedor?

–Oh Dios mío… –empezó a decir incrédula.

–Sí Sherry, rejuveneció –sonrió felizmente, por fin tenía el resultado positivo que tanto deseaba la chica –, Lo malo es que su cuerpo no pudo resistirlo y falleció, pero un paso es un paso.

–Gracias Gene, de verdad.

–En absoluto, el merito es todo tuyo –observó el reloj de su muñeca –. Sherry, dentro de media hora vendrán al laboratorio a encadenarte, será mejor que vayamos tirando.

–Sí… –murmuró sin dejar de mirar la fotografía en ningún momento.    

–Se te ve cansada.

–Ni te lo imaginas –sonrió Sherry levemente haciendo que Gene estuviera más confuso.

En verdad estaba totalmente agotada, Gin no le había dejado dormir en toda la noche… agradeció muchísimo que les fueran a recoger a primera hora de la madrugada, pudo ir a casa sin problemas a darse una ducha y ponerse un traje largo.

Aún recordaba la mirada de satisfacción de Gin a través de la ventana trasera antes de que el coche arrancara y lo perdiera de vista. Sherry instintivamente abrazó con más fuerza la cintura de Gene que conducía la moto a gran velocidad por la autopista.

Ya era hora de volver a su ansiada rutina.


–¿Qué es eso? –preguntó extrañada al ver la pulsera metálica que llevaba un alto cargo, la cual tenía una luz blanca parpadeante.

–Llegaron órdenes de arriba de que necesitabas más… libertad.

Sherry levantó una ceja incrédula sin levantarse de su silla.

–Entonces… otro juguete nuevo –de pronto recordó una de las cosas que le dijo Gin a la noche anterior –. ¿Vaya, es la famosa pulsera que explota? Mira que no suelo hablar con la Sección de Tecnología, pero decidles de mi parte que busquen otras opciones.

–Estarás vigilada a todas horas, no estamos para bromas Sherry… –gruñó mientras se acercaba cautelosamente para colocársela en la muñeca –. Un paso en falso y la alarma  nos avisarán.

–Entonces no es más libertad –se mofó apartando la muñeca –, al menos con la cadena si volvía a mi casa no estaba vigilada, con esto sabéis donde estoy en TODO momento.

La chica se giró para continuar con sus apuntes, no había trato, era famosa por lo terca que podía llegar a ser. Observó con mirada victoriosa como el hombre desaparecía por los pasillos, no se atrevía a utilizar la fuerza con ella. Al fondo, se encontró con Dai tomando una lata de café apoyado en la pared.

–¿Cuántos cafés se toma este hombre al día? –suspiró para ella misma, en parte odiaba verlo tan tranquilo, si supiera que casi le iban a matar juntamente con su hermana de un disparo en la cabeza…

Disfrutó del resto la mañana sin más molestias ni contratiempos, estaba sola y tranquila con su ordenador, más no podía pedir. Por fin podía anotar cosas positivas en sus estudios.

–Sherry… –Gene se acercó a ella –, perdona que te moleste pero ya ha pasado la hora de comer y aún no has comido nada, ¿quieres que te traiga algo?

–Claro –sonrió dulcemente haciendo que este se sonrojara, en verdad si sentía algo de hambre –, tráeme lo que veas, confío en ti.

Gene asintió con la cabeza para irse de allí. Sherry cruzó las piernas haciendo que la cadena sonara nuevamente y volviera al trabajo, pero al poco tiempo sintió como una sombra entraba al laboratorio.

El bajo murmullo que se oía por los trabajadores se vio totalmente silenciado. La tensión en la sala era enorme, Sherry levantó la mirada y sonrió de manera burlona no se lo podía creer.

–Vaya vaya… –empezó a decir mientras el hombre de negro se colocaba frente a ella y apoyaba su mano en el escritorio –. ¿Qué pasa, que como tus queridos perros no pueden ponerme tu juguetito has tenido que venir tú? –seguía mirando su portátil pero el hombre giró su silla para que le mirase a la cara.

–Sé que tu tozudez no tiene límites… –Gin encendió un cigarro haciendo que Sherry le mirara de mala manera, el humo del tabaco dañaba las muestras –, ¿Qué problema hay? ¿No te quejabas de que estabas encerrada como un animal?

–Prefiero estar encerrada como un animal que ser perseguida como un conejo.
Gin no contestó, dejó escapar el humo entre sus labios mientras observaba atentamente el cuerpo de la chica, no se veía ninguna de las marcas que le había dejado… lastima.

Gene entró en la sala con un pequeño recipiente, no se sorprendió en absoluto de ver a Gin ahí, bastante gente de la plantilla comentaban entre ellos la extraña visita a los laboratorios.

–Gracias Gene, ya puedes volver a tu sitio –sonrió girando su cabeza para verle mejor mientras su cuerpo seguía en dirección a Gin – Si necesito algo más te avisaré.

–Mejor que comas sí –se mofó el hombre de negro aprovechando que Gene aún le podía escuchar –, estando tan delgada me clavo los huesos de tu cadera.

Gene se detuvo tres segundos pero siguió nuevamente hasta su escritorio, no iba a dejar que le provocara con esas sucias palabras.

–No voy a ponerme eso –señaló la pulsera –, puedes irte ya, sé que tienes una misión entre manos.

–Hagamos un trato Sherry.

Sherry cruzó las piernas, incrédula, mirando aquel hombre: ¿Desde cuándo hacía tratos con la gente?

–Bourbon recibió hace poco la solicitud del chico para ir a Okinawa –las solicitudes de la Organización pasaban bastante rápido de unas manos a otras –, si permites que te la ponga podrás ir sin problemas.

–¿Dónde está el truco?

–No hay trucos Sherry –sonrió fríamente acercándose más a la chica, haciendo que esta  se sintiera intimidada –, solo que, como siempre, irá un superior con vosotros.

       Sherry observaba con suma calma el precioso paisaje que se permitía ver desde la pequeña ventana del avión. Era un viaje que en el fondo deseaba, se alejaba por unos días del ambiente de muerte y asesinatos de aquella organización.

       Giró su cara y sonrió a Gene que este contestó y volvió a mirar sus apuntes de su tablet, en el fondo agradecía que se hubiera sentado en el asiento del medio separándole de Vodka. En verdad no le molestaba, no le trataba bien pero tampoco mal, era más bien impersonal en lo relacionado con Gin.

Aún recordaba esa noche...

Ya lo tenía todo de ella.

¿Y si no era así y por eso volvía a estar en su ambiente?

       Desde que descubrió la verdad en aquellos documentos y le entregó la llave no había vuelto a tener contacto directo con ella en semanas hasta aquella noche. Sí, solía pasarse por los laboratorios para comprobar los avances con los demás científicos. Sí, solía verlo fumando tranquilamente en el aparcamiento cuando ella terminaba de trabajar. Estaba pero a la vez no estaba. No podía evitar sentirse como uno de sus pequeños animales de  experimentación. Constantemente controlada y vigilada, pero que no podía interactuar.

       Recordó aquel día que la humilló cruelmente delante de Gene  ¿Por qué estaba de tan mal humor y porque lo pagó justo con ella? ¿Quería recordarle que le pertenecía? ¿Qué era su mascota?, el recuerdo erizó la piel de Sherry al recordar como estranguló a Gene apoyado en la pared.

–¿Estás bien? –Preguntó Gene llamando la atención de Vodka que también le miraba –, no te preocupes, la gente de allí es muy amable y nos dará toda la información deseada, hasta un extranjero escribió un libro sobre ellos.

–Estoy bien... –enseñó la pulsera que le colocó Gin –, solo es que el parpadeo de esta cosa me pone histérica –suspiró observando cómo Vodka volvía a sus informes.

–Si no te molesta –sonrió Gene cogiendo la mano de la chica para mirar bien la pulsera –, pregunté en la sección de tecnología que modelo de pulsera era y tienes suerte, no es la que explota, si no la que da descargar, seguirás teniendo tu mano siempre.

–Menuda suerte sí... –dejó paso al sarcasmo mientras escuchaba como el piloto avisaba de que ya llegaban a su destino.


       El hostal donde se iban a quedar era estilo japonés antiguo, ella nunca les pedía lujos, solo quería privacidad cosa que gratificó al estar sola en su habitación mientras desmontaba lentamente la maleta.

Desgraciadamente esas cuatro paredes le recordaba demasiado a la de la Isla de las Sirenas, Sherry negó con la cabeza, había venido a descansar y desconectar de todo, escuchó como alguien golpeaba suavemente la puerta.

–Adelante... –no miró la puerta en ningún momento, seguía colocando con cuidado sus objetos personales.

–¿Estás lista? –un Gene energético entró y cerró la puerta tras de sí sin hacer nada de ruido –, solo tenemos dos días así que nos espera mucho por andar.

–Sí, vámonos –sonrió mientras cogía su maletín.


       Durante toda la mañana se dedicaron a recorrer tranquilamente diferentes zonas de la isla conocidas por su gran diversidad vegetal, algunas eran sencillas para llegar pero otras se necesitaban una buena forma física, por suerte Gene siempre ayudaba a Sherry a alcanzar las zonas más complicadas.

–Gracias... –agarraba con fuerza la mano del chico para subir, tenían al lado una nueva planta para poderla revisar y coger una nueva muestra.

–La vida del laboratorio hace que nos cansemos enseguida, no estamos hecho para esto –sonrió al ver como Sherry se retiraba en sudor con el brazo, estaba agotada.

       Gene se sentó en el suelo haciendo que Sherry le imitara, admiraba las preciosas aguas cristalinas que se podían ver desde aquella altura, era una isla preciosa.

–Es una isla maravillosa –leyó la mente de la chica echando su espalda un poco hacía atrás para estar más cómodo –, en verdad nos hacía falta algo de calma y aire limpio, esos laboratorios son una celda.

–Y que lo digas... –sentía como el aire movía sus cabellos, era tan agradable.

–¿Y si nos quedásemos aquí? –miraba el horizonte totalmente serio –, dejarlo todo atrás, vivir aquí en una pequeña casa, yo no necesito ese sucio dinero y no tengo a nadie que me espere en Tokio.

       Sherry miró al chico totalmente sorprendida, sabía que había sido adoptado a los trece años de edad por su gran capacidad en el campo de la química.

–Podría aprender a pescar y vivir de ello Sherry –sus ojos chocaron con los suyos –, te haría la mujer más feliz del mundo.

–Gene…

¿Era una declaración?

Sentía como su corazón latía rápidamente.

–Era broma mujer... –contestó al ver que Sherry iba a abrir la boca para contestarle, no quería oír la respuesta –, tú tienes a tu hermana mayor, nunca podrías dejarla atrás.

–La organización nunca nos dejaría escapar... vivos –dijo intentando calmar aquella situación –, al menos creceremos juntos en ella.

–Sí –sonrió cosa que Sherry agradeció.


       El resto de la tarde lo utilizaron para conversar con los lugareños era otro punto importante de investigación a parte de la vegetación de allí, la mayoría de habitantes estaban acostumbrados a una vida tranquila, dedicados a la pesca y al cultivo de sus pequeños huertos, la población gozaba de una salud estupenda y una inteligencia muy viva a pesar de la edad.

       Cuando ambos quisieron darse cuenta el crepúsculo se acercaba, el primer día había terminado. Sherry se encontraba en su habitación en una oscuridad interrumpida cada cierto tiempo por culpa del parpadeo blanco de la pulsera.

       Sherry observaba ese hipnótico efecto de la luz de su elegante trampa plateada, tumbándose en su futón para sentir como sus cabellos acariciaban su cara con suavidad.

–¿Ahora mismo me estás vigilando...? –murmuró mientras bajaba lentamente su mano, aunque estaba agotada apenas podía dormir, no podía parar de pensar en las palabras de Gene.

Necesitaba hablar con él...

Por primera vez en mucho tiempo estaban a solas.

Sin interrupciones.

       Se levantó sin hacer apenas ruido en aquella oscuridad, la habitación del al lado era la de Vodka y seguramente estaba atento a sus salidas nocturnas, debía hacerlo todo en sumo silencio.

       La habitación de Gene se encontraba a tres puertas de distancias de la suya, el ambiente estaba bastante tranquilo, respiró hondo con la mano preparada para dar un pequeño golpe a la puerta  pero un pequeño murmuro en el interior lo impidió.

–Sí, aquí todo va perfecto –podía escuchar Sherry apoyando su oído en la puerta –, uno de los ratones se encogió hace unos pocos días, no te preocupes Vermouth, Sherry por fin está avanzando positivamente el experimento.

¿Cómo?

Sherry escuchó como Gene terminaba aquella larga conversación con Vermouth, temblorosamente abrió la puerta, ambas miradas se cruzaron en cuestión de segundos.

–Dime que es mentira –sentía como su voz se quebraba –, tu no por favor...

–Sherry... –murmuró con un rostro totalmente pálido tirando el móvil hacia un lado.

–No me lo puedo creer... –le cortó mientras ponía sus manos temblorosas en su frente, levantando su flequillo bajo una sonrisa de pura incredulidad –, ¿Cómo he podido ser tan estúpida?

–No es lo que parece, escúchame... –se acercó lentamente a ella y colocando sus manos sobre los finos hombros de la chica, ella no le miraba a la cara.

–Siempre me faltaban datos o gráficos en mis archivos privados que entregaba a Gin... por eso me lo preguntaban constantemente, te los quedabas tú para esa mujer –intentaba unir los cabos de esa cruel realidad que acababa de descubrir, ¿tenía el plan preparado desde hace tanto tiempo? –. ¿Por eso empezaste a estar tan encima de mí, tan amable? No era porque te preocupases de mí situación simplemente aprovechaste mi peor momento.

Esta vez sí miró a Generic, su rostro mostraba desesperación al ver como dos lágrimas aparecían en los ojos de Sherry, no se lo quería creer, esa traición le dolió mil veces más que la de Gin.

El silenció se mantenía en la habitación, el chico dejó ir un pequeño suspiro de alivio y culpa a la vez al poder soltar esa pesada carga, ya no lo podía ocultar más.

–Una noche apareció en mi apartamento, entró como el humo, no había nada forzado –recordaba aquella noche como nunca –, al parecer se enteró de la misión de Gin sobre tu veneno y no le hizo ninguna gracia que lo utilizaran como un veneno... por una extraña razón desea que tu experimento funcione.

Sherry miraba atentamente el rostro de Gene sin parar de llorar, recordó aquellos documentos que encontró en aquella cabaña donde paso la noche con Gin, ¿Ella era una de las que conocía su verdadera función?

–Sabía que yo era uno de tus ayudantes más cercanos y además uno de los mejores del laboratorio, conocía mis experimentos –seguía explicando al ver que Sherry seguía sin emitir una sola palabra –, quería que viera todos tus documentos privados para que estudiara dónde estabas fallando, pero era demasiado arriesgado, pasaban de tu escritorio a manos de Gin.

Si tú supieras las discusiones que tuve con él por culpa de eso...

Aunque nunca sospechó de ella...

–Entonces aprovechaste suciamente mi peor momento para llegar hasta a mí –murmuró recordando la primera vez que vino a su casa –, más que ayudarme a avanzar... querías ver los documentos que me llevaba y así llevar la investigación de la APTX4869 en la dirección que tú querías.

Gene se mordió el labio, sabía perfectamente que cada palabra que salía de su boca le provocaba dolor, Sherry emitió una pequeña risa nerviosa de frustración y angustia.

–Dios mío, por un momento me he creído todas tus palabras, tus promesas –cerró los ojos –, por lo que veo no puedo mostrar debilidad en ningún momento, sois como lobos esperando vuestra presa.

–No lo hagas Sherry... –suplicó –, es lo que me enamoró de ti, es lo que te diferencia del resto de este podrido mundo, todo lo que te he dicho desde que lloraste en mis brazos es verdad.

–¿Cómo voy a creer en un amor basado en mentiras? Tuviste tantas ocasiones para decirme la verdad y no lo hiciste... –le miraba fijamente entre lágrimas –. Disfruta con lo que te vaya a compensar esa mujer, sé que hay algo detrás de todo tu trabajo y te lo has ganado a fondo, pero a cambio no quiero que vuelvas a dirigirme la palabra y nunca más toques mis experimentos, ni te acerques.

Gene agarró fuertemente la muñeca de Sherry.

–¡No estás siendo justa! –gritó lleno de rabia, no quería perderla con todo lo que había luchado por ella –. ¡Lo mío no tiene ni punto de comparación con lo que te hizo Gin y a él se lo perdonas todo!

–¡Pero es que tú has sido mucho peor que él! –discriminó sabiendo que le daba donde más le dolía –, al menos él no me puso la miel en la boca, sabía lo que había y lo acepté, pero tú... esas historias de amor, fugarnos, vivir apartados de todo, Dios mío... por un momento me lo he creído todo...

Sherry empezó a reírse, no quería que la viera sufrir más.

–¿Cómo podías mirarme a la cara todo este tiempo al verme sufrir sabiendo que hacías los mismo que Gin? –le empujó para que se apartara de ella, acumulando toda su rabia para su última frase –. ¡Eres un hipócrita!

–Sherry...

–Dime la verdad, ¿me lo ibas a decir en algún momento? –le dio una última oportunidad antes de irse de allí–, si la cosa hubiera ido más lejos…

Gene bajó la mirada avergonzado.

–Me lo imaginaba, todos sois iguales –sonrió tristemente mientras cerraba la puerta tras de sí, se apoyó en ella unos pocos segundos sin saber que Gene hacía lo mismo desde el otro lado...

Espero que me llegues a perdonar algún día Sherry...

La chica giró el rostro hacia su derecha, algo captó su atención, secó sus ojos con la manga de su yukata para observar mejor que se trataba de Vodka.

–Dile a tu superior que volveremos mañana lo más pronto posible –explicó seriamente mientras llegaba a la puerta de su habitación –, tengo suficiente material de aquí y podré avanzar sin problemas en los laboratorios.

–¿Algo más?

Sabía perfectamente que había escuchado toda la conversación.

–No. Buenas noches Vodka... –cerró la puerta tras de sí para tumbarse en el futón y dejarse llevar por las lágrimas.