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Shuuichi x Akemi
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Detective Conan: La Organización Negra, todo sobre ellos. :: El edificio principal de la Organización :: Biblioteca negra
Página 1 de 1.
Shuuichi x Akemi
Fanfic de Sherry4869 de fanfiction
La estructura del fic sera un poco complicada, ya que habra saltos importantes de tiempo. Espero que no os perdais.
1er capitulo: AÑO 1.
El vuelo Nueva York-Tokyo acababa de aterrizar. En él viajaba Shuichi Akai, corto de equipaje, pero cargado de justicia. Con unas ansias terribles de cumplir su misión: acabar con una de las organizaciones criminales y mafiosas más poderosas de los últimos años. Tenía que inflitarse en ella bajo el falso nombre de Dai Moroboshi para investigar la estructura de la organización y trazar los esquemas para destruirla, junto con sus compañeros del FBI. Junto con Black. Junto con Jodie.
Había aceptado aquella misión porque no tenía nada que perder. Su madre, agente del FBI jubilada, no aprobaba su decisión.
- "¡¡Tú lo que tienes que hacer es quedarte aquí ,en , encontrar una buena novia, casarte con ella y hacerme abuela de una buena vez!!" - le decía su madre.
Él creia que no tenía razon. Trabajaba por y para su trabajo. La estabilidad era un concepto abstracto para él, al que no le daba demasiada importancia. Si de verdad tenía que compartir su vida con alguien, ese alguien ya llegaría tarde o temprano. Lo que no iba a hacer era dejar ver la vida pasar: si mientras tanto el trabajo era un pasatiempo esperando la llegada del amor ¿que tenía de malo eso?
Cuando llegó a su nuevo apartamento, deshizo las maletas y se encontró con una foto de Jodie, su antigua pareja. Habían roto no hacía mucho y a veces todavía se acordaba de ella. Pero seguía sin tener claro si realmente la había amado, o si sólo había sentido amistad y, empujado por las insistencias de ella de salir con él, accedio a ello. Pero, fuera amor o amistad, habían pasado dos buenos años juntos y Jodie siempre sería una persona muy importante para él. De todos modos, escondió su fotografía en un cajón entre ropa, para no recordar nada de su antigua vida. Porque en ese momento dejó de ser Shuichi Akai para convertirse en Dai Moroboshi, y cumplir con su misión: acabar con la Organización de los Hombres de Negro.
Continuara....
La estructura del fic sera un poco complicada, ya que habra saltos importantes de tiempo. Espero que no os perdais.
1er capitulo: AÑO 1.
El vuelo Nueva York-Tokyo acababa de aterrizar. En él viajaba Shuichi Akai, corto de equipaje, pero cargado de justicia. Con unas ansias terribles de cumplir su misión: acabar con una de las organizaciones criminales y mafiosas más poderosas de los últimos años. Tenía que inflitarse en ella bajo el falso nombre de Dai Moroboshi para investigar la estructura de la organización y trazar los esquemas para destruirla, junto con sus compañeros del FBI. Junto con Black. Junto con Jodie.
Había aceptado aquella misión porque no tenía nada que perder. Su madre, agente del FBI jubilada, no aprobaba su decisión.
- "¡¡Tú lo que tienes que hacer es quedarte aquí ,en , encontrar una buena novia, casarte con ella y hacerme abuela de una buena vez!!" - le decía su madre.
Él creia que no tenía razon. Trabajaba por y para su trabajo. La estabilidad era un concepto abstracto para él, al que no le daba demasiada importancia. Si de verdad tenía que compartir su vida con alguien, ese alguien ya llegaría tarde o temprano. Lo que no iba a hacer era dejar ver la vida pasar: si mientras tanto el trabajo era un pasatiempo esperando la llegada del amor ¿que tenía de malo eso?
Cuando llegó a su nuevo apartamento, deshizo las maletas y se encontró con una foto de Jodie, su antigua pareja. Habían roto no hacía mucho y a veces todavía se acordaba de ella. Pero seguía sin tener claro si realmente la había amado, o si sólo había sentido amistad y, empujado por las insistencias de ella de salir con él, accedio a ello. Pero, fuera amor o amistad, habían pasado dos buenos años juntos y Jodie siempre sería una persona muy importante para él. De todos modos, escondió su fotografía en un cajón entre ropa, para no recordar nada de su antigua vida. Porque en ese momento dejó de ser Shuichi Akai para convertirse en Dai Moroboshi, y cumplir con su misión: acabar con la Organización de los Hombres de Negro.
Continuara....
Jerez- Fiel a la organización
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Reputación : 1
Fecha de inscripción : 05/12/2009
Edad : 37
Re: Shuuichi x Akemi
Os dejo el siguiente capi de la autora Sherry4869 de fanfiction
2º Capitulo: Año 2
Ya había pasado un año desde que estaba en Japón y se había infiltrado en la organización bajo el nombre de Dai Moroboshi, aunque su alias era Kye. Había descubierto muchas cosas en tan poco tiempo, y cada día sus ansias por destruir a aquella organización eran más grandes. Estaba indignadísimo, y se sentía mal consigo mismo, porque podría haber evitado muchos crímenes y sólo era un cómplice. Su sentido de la justicia no descansaba un sólo segundo. Pero tenía que aguantar un poco más: hasta el momento ya había conseguido convertirse en la mano derecha de Gin, uno de los grandes miembros de la organización, pero no sería tan fácil llegar hasta el jefe e implicaría mucho más tiempo.
No se sentía solo en absoluto. No mantenía ninguna relación con nadie, y nadie sabía si Shuichi Akai estaba vivo o muerto. A veces pensaba en su madre.
- Estará tan preocupada...
Pensó que, cuando acabara todo aquello, debería quedarse mucho tiempo en Nueva York, para compensarle de alguna manera. De pronto se acordó de que se le había olvidado comprar una cosa y cruzó sin mirar la carretera. Entonces, un coche le atropelló y perdió el conocimiento.
Se despertó en el hospital y a su lado había una chica. Parecía estar muy preocupada.
- Lo siento mucho, ha sido todo culpa mia.
- No te preocupes, yo también iba un poco distraído.
- ¿Te duele mucho la cabeza? ¿Te encuentras bien?
- Sí, estoy bien.
- Gracias a Dios. Iré a avisar al médico.
- ¡Espera! ¿Cómo te llamas?
- Akemi Miyano
- Yo me llamo... Dai Moroboshi. Encantado de conocerte, Akemi.
- Je, igualmente.
Akemi lo visitaba cada día, para comprobar que realmente estaba bien. Se sentía muy culpable. Le procuraba de todas las atenciones, para reparar el atropello. Un día le trajo rosas rojas a su habitación.
- No hace falta que te molestes tanto, mujer.
- Es que la habitación es sosa y triste, hay que darle un poco de vida. - Le dijo, con una sonrisa en los labios. - ¿Es que no te gustan las rosas?
- No, no, no es eso... - Con tantas atenciones, fue Dai el que sintió culpable de quitarle tiempo. - Tendrás muchísimo trabajo y yo no hago más que molestarte...
- ¡Qué va! Yo puedo con todo. ¡No te preocupes por mí! - volvió a sonreírle, y esta vez Dai le correspondió con otra sonrisa.
A los pocos días, salió del hospital con ella y Akemi le llevó hasta casa con su coche.
- Tranquilo, que no serás testigo de otro atropello - dijo con humor ella. - ¿Vives aquí?
- Sí, gracias por traerme... - Dai quería pedirle su número de móvil, pero no se veía con fuerzas, así que respiró hondo y dijo: - ¿Me... me das tu número de teléfono?. - Le comenzó a latir rápido el corazón cuando vio la cara de asombro de Akemi. - CENSURADO, ahora pensará que soy un salido...
- ¡Claro que sí! Me has leído el pensamiento: yo también te lo iba a pedir. Mira, mi número es...
Se intercambiaron el teléfono como buenos amigos que se habían hecho y se despidieron hasta la próxima vez que se vieran, que no sería muy tarde.
A los pocos días de salir del hospital, Dai volvió al despacho de Gin para acabar un trabajo que le había mandado.
- Masami, será mejor que aceptes lo que estoy proponiendo. No tienes nada que perder... - Dai se colocó detrás de la puerta. Gin hablando con alguien...cualquier información sería útil, así que se puso a escuchar a hurtadillas.
- ¡Olvídalo! Con otras tus sucios tratos podrán funcionar, pero conmigo ¡jamás! - "¿una mujer", pensó Dai. De pronto se escuchó un fuerte golpe contra la pared y la mujer dejó escapar un débil grito. Después, los gritos entrecortados de auxilio fueron a más y Dai decidió entrar.
Eran Gin y... ¿Akemi? Gin la tenía contra la pared y le levantaba la falda con una mano mientras ella tenía su cara lo más apartada de la de Gin
-A... - "¡Calla, estúpido!", pensó.
- Rye... - Murmuró Gin, maldiciéndolo.
Akemi aprovechó para salir de ese horrible lugar, pero antes le dirigió una mirada de asombro y vergüenza a Dai.
- Perdón, debería haber picado antes. - Dijo Dai
- Idiota...
"¡Serás cerdo!", pensó Dai.
Tanto él como Akemi pensaron el uno en el otro aquel día. No podían explicarse su presencia en el despacho de Gin, y ese hecho sólo significaba una cosa: ambos pertenecían a la Organización de los Hombres de Negro.
Continuara.....
2º Capitulo: Año 2
Ya había pasado un año desde que estaba en Japón y se había infiltrado en la organización bajo el nombre de Dai Moroboshi, aunque su alias era Kye. Había descubierto muchas cosas en tan poco tiempo, y cada día sus ansias por destruir a aquella organización eran más grandes. Estaba indignadísimo, y se sentía mal consigo mismo, porque podría haber evitado muchos crímenes y sólo era un cómplice. Su sentido de la justicia no descansaba un sólo segundo. Pero tenía que aguantar un poco más: hasta el momento ya había conseguido convertirse en la mano derecha de Gin, uno de los grandes miembros de la organización, pero no sería tan fácil llegar hasta el jefe e implicaría mucho más tiempo.
No se sentía solo en absoluto. No mantenía ninguna relación con nadie, y nadie sabía si Shuichi Akai estaba vivo o muerto. A veces pensaba en su madre.
- Estará tan preocupada...
Pensó que, cuando acabara todo aquello, debería quedarse mucho tiempo en Nueva York, para compensarle de alguna manera. De pronto se acordó de que se le había olvidado comprar una cosa y cruzó sin mirar la carretera. Entonces, un coche le atropelló y perdió el conocimiento.
Se despertó en el hospital y a su lado había una chica. Parecía estar muy preocupada.
- Lo siento mucho, ha sido todo culpa mia.
- No te preocupes, yo también iba un poco distraído.
- ¿Te duele mucho la cabeza? ¿Te encuentras bien?
- Sí, estoy bien.
- Gracias a Dios. Iré a avisar al médico.
- ¡Espera! ¿Cómo te llamas?
- Akemi Miyano
- Yo me llamo... Dai Moroboshi. Encantado de conocerte, Akemi.
- Je, igualmente.
Akemi lo visitaba cada día, para comprobar que realmente estaba bien. Se sentía muy culpable. Le procuraba de todas las atenciones, para reparar el atropello. Un día le trajo rosas rojas a su habitación.
- No hace falta que te molestes tanto, mujer.
- Es que la habitación es sosa y triste, hay que darle un poco de vida. - Le dijo, con una sonrisa en los labios. - ¿Es que no te gustan las rosas?
- No, no, no es eso... - Con tantas atenciones, fue Dai el que sintió culpable de quitarle tiempo. - Tendrás muchísimo trabajo y yo no hago más que molestarte...
- ¡Qué va! Yo puedo con todo. ¡No te preocupes por mí! - volvió a sonreírle, y esta vez Dai le correspondió con otra sonrisa.
A los pocos días, salió del hospital con ella y Akemi le llevó hasta casa con su coche.
- Tranquilo, que no serás testigo de otro atropello - dijo con humor ella. - ¿Vives aquí?
- Sí, gracias por traerme... - Dai quería pedirle su número de móvil, pero no se veía con fuerzas, así que respiró hondo y dijo: - ¿Me... me das tu número de teléfono?. - Le comenzó a latir rápido el corazón cuando vio la cara de asombro de Akemi. - CENSURADO, ahora pensará que soy un salido...
- ¡Claro que sí! Me has leído el pensamiento: yo también te lo iba a pedir. Mira, mi número es...
Se intercambiaron el teléfono como buenos amigos que se habían hecho y se despidieron hasta la próxima vez que se vieran, que no sería muy tarde.
A los pocos días de salir del hospital, Dai volvió al despacho de Gin para acabar un trabajo que le había mandado.
- Masami, será mejor que aceptes lo que estoy proponiendo. No tienes nada que perder... - Dai se colocó detrás de la puerta. Gin hablando con alguien...cualquier información sería útil, así que se puso a escuchar a hurtadillas.
- ¡Olvídalo! Con otras tus sucios tratos podrán funcionar, pero conmigo ¡jamás! - "¿una mujer", pensó Dai. De pronto se escuchó un fuerte golpe contra la pared y la mujer dejó escapar un débil grito. Después, los gritos entrecortados de auxilio fueron a más y Dai decidió entrar.
Eran Gin y... ¿Akemi? Gin la tenía contra la pared y le levantaba la falda con una mano mientras ella tenía su cara lo más apartada de la de Gin
-A... - "¡Calla, estúpido!", pensó.
- Rye... - Murmuró Gin, maldiciéndolo.
Akemi aprovechó para salir de ese horrible lugar, pero antes le dirigió una mirada de asombro y vergüenza a Dai.
- Perdón, debería haber picado antes. - Dijo Dai
- Idiota...
"¡Serás cerdo!", pensó Dai.
Tanto él como Akemi pensaron el uno en el otro aquel día. No podían explicarse su presencia en el despacho de Gin, y ese hecho sólo significaba una cosa: ambos pertenecían a la Organización de los Hombres de Negro.
Continuara.....
Jerez- Fiel a la organización
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Edad : 37
Re: Shuuichi x Akemi
Capitulo 3: año 2 (II)
Shuichi Akai pasó todo el camino hacia su casa pensado en aquella chica, en Akemi. Pensó en la mirada que ella le había dirigido cuando salió. Akai sabía que, después de aquello, probablemente no la viera nunca más. Estaba seguro de que no se verían más como buenos amigos, sino más bien como compañeros de organización. Pero él hubiera puesto la mano en el fuego por ella: Akemi no era una mala persona. Entonces ¿qué hacía con Gin? No parecía que se llevaran muy bien...
- En fin, despídete de esa chica para siempre... - Se murmuró para sus adentros.
Cuando llegó a la puerta de su casa observó que había un coche aparcado. Un coche blanco. Apostaba que era el de Akemi y se acercó a él. No se había equivocado: ella estaba allí.
- Te estaba esperando... - Le dijo tímidamente. - Podemos hablar, por favor?
Akai (o Dai) se sentó en el asiento de copiloto, pero prefirió no decir nada. Tenía la mente en blanco.
- Yo... Me ha sorprendido mucho verte allí - dijo con voz nerviosa ella. - Ojalá hubieras entrado en cualquier otro momento menos en ese...
Al ver que Dai no articulaba palabra, ella tomó la iniciativa.
- Sí, desgraciadamente soy miembro de la organización. Mis padres pertenecían a ella y mi hermana y yo estuvimos condenadas a unirnos porque éramos hijas de miembros muy importantes. Supongo que...ya estábamos destinadas. Mis padres eran unos científicos muy valorados y miembros claves, pero murieron misteriosamente en un accidente de tráfico cuando mi hermana menor y yo éramos pequeñas. Si...si yo aún pertenezco a esa maldita organización es...para proteger a mi hermana. - Akai se sorprendió cuando dos lágrimas resbalaron por las mejillas de Akemi. - Está tan sola...allí, estudiando en Estados Unidos... No tiene a nadie más que a mí, y soy la mayor... Si estoy con ellos es para que no le hagan ningún daño. De lo contrario, ya me hubiera escapado hace mucho tiempo, para estar juntas para siempre. Pero tengo miedo de que si ofrezco resistencia alguna vayan a por ella. Pero la verdad, dudo mucho que se atrevan, porque saben que es una pieza clave en la organización y su capacidad e inteligencia son demasiado potentes para prescindir de ella... A mí en cambio pueden hacerme desaparecer cuando quieran, porque sólo soy una cara bonita... O al menos eso me dice siempre Gin.
Akemi se secó sus lágrimas lentamente, como si los brazos le pesaran mucho. Akai observó su rostro y supo que aquella frágil chica cargaba con toda la responsabilidad del mundo por su hermana, y que estaba sola. En cambio, sólo pensaba en su hermana. Su querida hermana.
- Yo... No quiero que te confundas conmigo, ni que pienses que soy mala persona, o un asesino...
- Pero... estás con Gin ¿verdad?
- Sí, pero no suelo acompañarle. Me limito a entrar en su despacho y a pasarle información sobre cierta gente.
Akemi sintió un poco de miedo y Akai se dio cuenta.
- Tranquila, yo no soy como él. No quiero que te asustes...pero si quieres ahora mismo me bajo del coche y no me vuelves a ver jamás.
- ¡¡No!!... - "dile algo, estúpida"...pero Akemi no pudo articular ninguna palabra más. Sus ojos se humedecieron de nuevo, esta vez por impotencia. Mientras, Akai sacó de su cazadora la cartelera de cine y se la enseñó.
- Mira, el viernes dan una película de comedia que me han dicho que está muy bien. Si no tienes nada que hacer... podríamos ir a verla juntos, para olvidar un poco nuestra miseria personal... - dijo Dai con una sonrisa que hizo sonreír a Akemi. Y ella no pudo resistirse a tan atractiva proposición.
La noche del viernes en el cine fue de los mejores días de la vida de Akemi en muchos años. Dai le había hecho olvidar su "miseria"(tal como él había descrito perfectamente" y su soledad. No era un chico especialmente divertido ni simpático (de hecho, apenas rió en la película de comedia) pero se mostraba cercano y era sencillo, y eso a ella ya le valía para hacerla feliz y pensar que, al fin y al cabo, no estaba tan sola como ella pensaba.
Después de la salida al cine, ella fue la que propuso ir a Tropical Land. Fue una proposición muy arriesgada, porque conociendo el carácter de Dai, podría haberla rechazado, pero no lo hizo. Eso le dio más confianza a Akemi sobre él.
Poco a poco, se iban conociendo, y las dudas que habían existido al principio se fueron disipando gracias a las sonrisas y a las miradas de complicidad que se dedicaban el uno al otro.
Una noche, salieron a un restaurante ellos dos solos. A Akemi le hizo mucha ilusión que la invitara, aunque al principio no quería. Pero Dai insistió, y Akemi no era difícil de convencer. "Es muy dulce", pensaba siempre Dai. Cuando acabaron de cenar, él la acompañó a casa.
- ¡Me lo he pasado muy bien, Dai! Bueno, como siempre... - Akemi comenzó a sonrojarse. Siempre le decía aquello porque era la verdad, pero también para animarle a seguir saliendo con ella... - Me haces sentir muy bien cuando estás a mi lado, Dai... Me siento muy tranquila y protegida. Parece que no me tenga que pasar nada malo si estás a mi lado, y eso me ayuda mucho a seguir adelante. Además eres de los pocos amigos que tengo en Tokyo y siento que...siempre te tendré a mi lado para lo que necesite y... Me haces muy feliz, gracias por todo.
Akai no perdió la oportunidad y la besó. Ella quedó un poco descolocada, pero se dejó llevar. Después de un beso largo, llegaron otros de menos duración, pero igual de intensos. Al rato, quedaron para otro día y se despidieron con mucha calma.
Shuichi Akai llegó a su casa a la 1 de la mañana. Todavía conservaba el calor de los labios de Akemi en los suyos. Todo estaba yendo según lo planeado. Nada podría salir mejor: tenía una pieza clave en la investigación. A partir de ahí, podría saber más sobre la hermana de Akemi y sus padres. Sí, definitivamente le había tocado la lotería encontrándose con aquella chica, porque podría utilizarla como quisiera. Y sabía que nunca la perdería, porque el primer beso selló el inicio de una relación que le convenía y que le sería de mucha utilidad.
Continuara....
Shuichi Akai pasó todo el camino hacia su casa pensado en aquella chica, en Akemi. Pensó en la mirada que ella le había dirigido cuando salió. Akai sabía que, después de aquello, probablemente no la viera nunca más. Estaba seguro de que no se verían más como buenos amigos, sino más bien como compañeros de organización. Pero él hubiera puesto la mano en el fuego por ella: Akemi no era una mala persona. Entonces ¿qué hacía con Gin? No parecía que se llevaran muy bien...
- En fin, despídete de esa chica para siempre... - Se murmuró para sus adentros.
Cuando llegó a la puerta de su casa observó que había un coche aparcado. Un coche blanco. Apostaba que era el de Akemi y se acercó a él. No se había equivocado: ella estaba allí.
- Te estaba esperando... - Le dijo tímidamente. - Podemos hablar, por favor?
Akai (o Dai) se sentó en el asiento de copiloto, pero prefirió no decir nada. Tenía la mente en blanco.
- Yo... Me ha sorprendido mucho verte allí - dijo con voz nerviosa ella. - Ojalá hubieras entrado en cualquier otro momento menos en ese...
Al ver que Dai no articulaba palabra, ella tomó la iniciativa.
- Sí, desgraciadamente soy miembro de la organización. Mis padres pertenecían a ella y mi hermana y yo estuvimos condenadas a unirnos porque éramos hijas de miembros muy importantes. Supongo que...ya estábamos destinadas. Mis padres eran unos científicos muy valorados y miembros claves, pero murieron misteriosamente en un accidente de tráfico cuando mi hermana menor y yo éramos pequeñas. Si...si yo aún pertenezco a esa maldita organización es...para proteger a mi hermana. - Akai se sorprendió cuando dos lágrimas resbalaron por las mejillas de Akemi. - Está tan sola...allí, estudiando en Estados Unidos... No tiene a nadie más que a mí, y soy la mayor... Si estoy con ellos es para que no le hagan ningún daño. De lo contrario, ya me hubiera escapado hace mucho tiempo, para estar juntas para siempre. Pero tengo miedo de que si ofrezco resistencia alguna vayan a por ella. Pero la verdad, dudo mucho que se atrevan, porque saben que es una pieza clave en la organización y su capacidad e inteligencia son demasiado potentes para prescindir de ella... A mí en cambio pueden hacerme desaparecer cuando quieran, porque sólo soy una cara bonita... O al menos eso me dice siempre Gin.
Akemi se secó sus lágrimas lentamente, como si los brazos le pesaran mucho. Akai observó su rostro y supo que aquella frágil chica cargaba con toda la responsabilidad del mundo por su hermana, y que estaba sola. En cambio, sólo pensaba en su hermana. Su querida hermana.
- Yo... No quiero que te confundas conmigo, ni que pienses que soy mala persona, o un asesino...
- Pero... estás con Gin ¿verdad?
- Sí, pero no suelo acompañarle. Me limito a entrar en su despacho y a pasarle información sobre cierta gente.
Akemi sintió un poco de miedo y Akai se dio cuenta.
- Tranquila, yo no soy como él. No quiero que te asustes...pero si quieres ahora mismo me bajo del coche y no me vuelves a ver jamás.
- ¡¡No!!... - "dile algo, estúpida"...pero Akemi no pudo articular ninguna palabra más. Sus ojos se humedecieron de nuevo, esta vez por impotencia. Mientras, Akai sacó de su cazadora la cartelera de cine y se la enseñó.
- Mira, el viernes dan una película de comedia que me han dicho que está muy bien. Si no tienes nada que hacer... podríamos ir a verla juntos, para olvidar un poco nuestra miseria personal... - dijo Dai con una sonrisa que hizo sonreír a Akemi. Y ella no pudo resistirse a tan atractiva proposición.
La noche del viernes en el cine fue de los mejores días de la vida de Akemi en muchos años. Dai le había hecho olvidar su "miseria"(tal como él había descrito perfectamente" y su soledad. No era un chico especialmente divertido ni simpático (de hecho, apenas rió en la película de comedia) pero se mostraba cercano y era sencillo, y eso a ella ya le valía para hacerla feliz y pensar que, al fin y al cabo, no estaba tan sola como ella pensaba.
Después de la salida al cine, ella fue la que propuso ir a Tropical Land. Fue una proposición muy arriesgada, porque conociendo el carácter de Dai, podría haberla rechazado, pero no lo hizo. Eso le dio más confianza a Akemi sobre él.
Poco a poco, se iban conociendo, y las dudas que habían existido al principio se fueron disipando gracias a las sonrisas y a las miradas de complicidad que se dedicaban el uno al otro.
Una noche, salieron a un restaurante ellos dos solos. A Akemi le hizo mucha ilusión que la invitara, aunque al principio no quería. Pero Dai insistió, y Akemi no era difícil de convencer. "Es muy dulce", pensaba siempre Dai. Cuando acabaron de cenar, él la acompañó a casa.
- ¡Me lo he pasado muy bien, Dai! Bueno, como siempre... - Akemi comenzó a sonrojarse. Siempre le decía aquello porque era la verdad, pero también para animarle a seguir saliendo con ella... - Me haces sentir muy bien cuando estás a mi lado, Dai... Me siento muy tranquila y protegida. Parece que no me tenga que pasar nada malo si estás a mi lado, y eso me ayuda mucho a seguir adelante. Además eres de los pocos amigos que tengo en Tokyo y siento que...siempre te tendré a mi lado para lo que necesite y... Me haces muy feliz, gracias por todo.
Akai no perdió la oportunidad y la besó. Ella quedó un poco descolocada, pero se dejó llevar. Después de un beso largo, llegaron otros de menos duración, pero igual de intensos. Al rato, quedaron para otro día y se despidieron con mucha calma.
Shuichi Akai llegó a su casa a la 1 de la mañana. Todavía conservaba el calor de los labios de Akemi en los suyos. Todo estaba yendo según lo planeado. Nada podría salir mejor: tenía una pieza clave en la investigación. A partir de ahí, podría saber más sobre la hermana de Akemi y sus padres. Sí, definitivamente le había tocado la lotería encontrándose con aquella chica, porque podría utilizarla como quisiera. Y sabía que nunca la perdería, porque el primer beso selló el inicio de una relación que le convenía y que le sería de mucha utilidad.
Continuara....
Jerez- Fiel a la organización
- Mensajes : 560
Reputación : 1
Fecha de inscripción : 05/12/2009
Edad : 37
Re: Shuuichi x Akemi
Os dejo el siguiente capi del fic
espero que os guste ^^
A mi me encanta
Capítulo 4: año 2 (III)
Akemi Miyano estaba feliz. Después de tanto tiempo, le habían vuelto las ganas de vivir gracias a Dai.
Ring, ring…
- ¡Hola, buenos días! – Exclamó con ganas ella.
- ¿Qué…qué haces aquí? – Dai se quedó sorprendido. No habían quedado, y mucho menos en su casa.
- ¡Traigo el desayuno para los dos! He traído zumo, donuts… - Dai la observó mientras ella entraba libremente a su casa, y una sonrisa se le esbozó en su cara. – ¡Perdón, quizás tenías algo que hacer y yo te estoy interrumpiendo!
- Tranquila. – Dai la besó. – Has tenido una buena idea viniendo aquí. – y Akemi lo abrazó muy fuerte, porque se sentía querida y valorada. Porque estaba feliz mucho tiempo después.
Todavía no podía creerlo. Había tenido una suerte tremenda encontrándose con Dai, y que él también se enamorara de ella. “¿Me querrá tanto como yo a él?”, se preguntaba Akemi, ingenuamente, desconociendo la triste verdad.
- Ha sido el mejor desayuno que he tenido en mucho tiempo. – le dijo Dai. A Akemi le hizo muy feliz que le dijera aquello. Le gustaba que la gente valorara lo que hacía, Dai lo sabía y le llenaba el oído de halagos y cosas bonitas. – Muchas gracias por todo lo que haces por mí.
- Soy yo la que debería darte las gracias por permitirme estar a tu lado y hacerme tan feliz… - se despidieron con un beso hasta la noche siguiente.
Iban a ir a cenar al mismo restaurante de siempre para celebrar su primer mes juntos. Sí, hacía un mes que la vida había cambiado completamente para Akemi. Y para Dai también, aunque no se diera cuenta todavía.
Cuando acabaron de cenar, Dai acompañó hasta casa a Akemi. “¿Quieres subir y tomar unas copas?”, le dijo ella.
Mientras buscaba algo para beber, Akai observó su piso. Era un objeto interesante de investigación, sin duda. Se fijó en una foto de una chica de unos…20 años? Con el pelo castaño y corto.
- Es mi hermana pequeña. – le dijo Akemi mientras abría un vino.
- ¿Cómo se llama?
- Shiho. Shiho Miyano. – Akai memorizó el nombre y dejó la foto en su lugar.
La pareja charlaba animadamente mientras bebían y mientras se intercambiaban caricias y palabras de amor. De pronto Akemi se puso en pie e hizo que Dai también se levantara del sofá. Sin querer, alguno de los dos golpeó la copa de Akemi, haciendo que el vino rojo se derramara sobre el mantel blanco.
Akemi guió a Dai hasta su habitación mientras no paraban de besarse y alguna que otra prenda de ropa caía sobre el suelo.
- Estoy muy nerviosa… - Dijo ella tumbada bajo él. Dai prefirió no decir nada, y siguió besándola y desnudándola.
No pararon de amarse hasta que los rayos de sol comenzaron a asomar por la ventana de la habitación de Akemi. Ella dormía sola en la cama. Él estaba de pie frente a la ventana fumando un cigarro y pensando en lo que había pasado. Le había afectado más de lo que hubiese querido. De hecho, todo le estaba afectando más de la cuenta.
Se sentía el peor hombre del mundo. Desdeñable, odioso… Sí, se detestaba a él mismo porque estaba haciendo daño a una buena chica. Entonces ¿quién era la mala persona ahora? Lo sabía, sabía que si aceptaba esa misión iba a hacer mucho daño a las personas con las que se cruzara, pero creyó en su dureza y pensó que no le importaría. Pero esa chica de pelo largo y seda le había desarmado. Le había hecho sacar lo peor de sí mismo y a cambio, ella le amaba desinteresadamente. Incluso se había entregado a él con toda la sinceridad del mundo. Y él no.
- Buenos días, Dai… - dijo dulcemente Akemi, frotándose los ojos.
“Debería decirle toda la verdad…antes de que sea demasiado tarde…”, pensó. Pero recordó que aquello era su trabajo: mentir y hacerse pasar por una persona distinta de Shuichi Akai. Aunque le hiciera daño a ella. Aunque se hiciera daño a él mismo.
Continuara...
espero que os guste ^^
A mi me encanta
Capítulo 4: año 2 (III)
Akemi Miyano estaba feliz. Después de tanto tiempo, le habían vuelto las ganas de vivir gracias a Dai.
Ring, ring…
- ¡Hola, buenos días! – Exclamó con ganas ella.
- ¿Qué…qué haces aquí? – Dai se quedó sorprendido. No habían quedado, y mucho menos en su casa.
- ¡Traigo el desayuno para los dos! He traído zumo, donuts… - Dai la observó mientras ella entraba libremente a su casa, y una sonrisa se le esbozó en su cara. – ¡Perdón, quizás tenías algo que hacer y yo te estoy interrumpiendo!
- Tranquila. – Dai la besó. – Has tenido una buena idea viniendo aquí. – y Akemi lo abrazó muy fuerte, porque se sentía querida y valorada. Porque estaba feliz mucho tiempo después.
Todavía no podía creerlo. Había tenido una suerte tremenda encontrándose con Dai, y que él también se enamorara de ella. “¿Me querrá tanto como yo a él?”, se preguntaba Akemi, ingenuamente, desconociendo la triste verdad.
- Ha sido el mejor desayuno que he tenido en mucho tiempo. – le dijo Dai. A Akemi le hizo muy feliz que le dijera aquello. Le gustaba que la gente valorara lo que hacía, Dai lo sabía y le llenaba el oído de halagos y cosas bonitas. – Muchas gracias por todo lo que haces por mí.
- Soy yo la que debería darte las gracias por permitirme estar a tu lado y hacerme tan feliz… - se despidieron con un beso hasta la noche siguiente.
Iban a ir a cenar al mismo restaurante de siempre para celebrar su primer mes juntos. Sí, hacía un mes que la vida había cambiado completamente para Akemi. Y para Dai también, aunque no se diera cuenta todavía.
Cuando acabaron de cenar, Dai acompañó hasta casa a Akemi. “¿Quieres subir y tomar unas copas?”, le dijo ella.
Mientras buscaba algo para beber, Akai observó su piso. Era un objeto interesante de investigación, sin duda. Se fijó en una foto de una chica de unos…20 años? Con el pelo castaño y corto.
- Es mi hermana pequeña. – le dijo Akemi mientras abría un vino.
- ¿Cómo se llama?
- Shiho. Shiho Miyano. – Akai memorizó el nombre y dejó la foto en su lugar.
La pareja charlaba animadamente mientras bebían y mientras se intercambiaban caricias y palabras de amor. De pronto Akemi se puso en pie e hizo que Dai también se levantara del sofá. Sin querer, alguno de los dos golpeó la copa de Akemi, haciendo que el vino rojo se derramara sobre el mantel blanco.
Akemi guió a Dai hasta su habitación mientras no paraban de besarse y alguna que otra prenda de ropa caía sobre el suelo.
- Estoy muy nerviosa… - Dijo ella tumbada bajo él. Dai prefirió no decir nada, y siguió besándola y desnudándola.
No pararon de amarse hasta que los rayos de sol comenzaron a asomar por la ventana de la habitación de Akemi. Ella dormía sola en la cama. Él estaba de pie frente a la ventana fumando un cigarro y pensando en lo que había pasado. Le había afectado más de lo que hubiese querido. De hecho, todo le estaba afectando más de la cuenta.
Se sentía el peor hombre del mundo. Desdeñable, odioso… Sí, se detestaba a él mismo porque estaba haciendo daño a una buena chica. Entonces ¿quién era la mala persona ahora? Lo sabía, sabía que si aceptaba esa misión iba a hacer mucho daño a las personas con las que se cruzara, pero creyó en su dureza y pensó que no le importaría. Pero esa chica de pelo largo y seda le había desarmado. Le había hecho sacar lo peor de sí mismo y a cambio, ella le amaba desinteresadamente. Incluso se había entregado a él con toda la sinceridad del mundo. Y él no.
- Buenos días, Dai… - dijo dulcemente Akemi, frotándose los ojos.
“Debería decirle toda la verdad…antes de que sea demasiado tarde…”, pensó. Pero recordó que aquello era su trabajo: mentir y hacerse pasar por una persona distinta de Shuichi Akai. Aunque le hiciera daño a ella. Aunque se hiciera daño a él mismo.
Continuara...
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