Ficha de Nettarina

Nettarina Dom Ago 11, 2013 11:12 pm

Ficha técnica
Nombre en clave: Nettarina
Nombre completo: Momoka Fukusa
Edad: 22
Procedencia: Osaka, Japón
Profesión: ~~Francotiradora~~

Características físicas
Cabello: Corto, color melocotón
Ojos: Verde aceituna
Piel: Anaranjado
Alt.: 1’72
Peso: 57

Características psicológicas
Lo que se ve desde fuera: Una persona que siempre tiene una sonrisa en la cara, optimista, alegre, vital, perspicaz, valiente, misteriosa.
Lo que hay adentro: Sangre fría, solitaria, independiente, desconfiada, con mucha rabia guardada dentro.
Hobbies: Prácticas de tiro, las armas. Aparte, también cantar y los animales.

Infancia
De mis padres no sé nada. No recuerdo nada de ellos, y la Organización tampoco me ha querido decir nada, ni dar ninguna información. Aunque investigué mucho, no conseguí nada nuevo, siempre volvía al principio.
Como muchos de los niños huérfanos que quedan de personas que eran de la Organización y murieron, a mí también me llevaron a su orfanato. Allí pueden enseñar su ideología a los niños, y así cuando éstos sean mayores les pueden ser muy útiles.
Eso es lo que hicieron conmigo. Allí no había ningún rastro de maternidad, de calidez. Ningún niño se hablaba, todos eran muy independientes y solitarios, y así es como aprendí a ser también yo.
Únicamente, tengo un recuerdo de mi infancia que cuando lo rememoro, hace que me llene de calidez. Una mañana, bajando las escaleras del orfanato me caí. Empecé a llorar, pero por mucho que hubiese gente que me mirase, nadie se acercaba a consolar o a ayudar. Allí siempre era así. Pero esa vez noté una mano en mi hombro. Me giré y vi la cara de una niña que debía ser un año o dos, no lo sé bien, más grande que yo. Estiró la mano haciendo un gesto para ayudarme. Yo acepté la ayuda.
-¿Estás bien? -dijo ella. Nunca me habían hablado con esa voz tan dulce. Era tan diferente al entorno que tenía yo cada día. Me llenó toda entera con esa dulzura y calidez. Asentí, y ella me sonrió alegremente. No puedo olvidar esa sonrisa.
-¿Akemi-neechan? -había alguien más. Detrás de esa niña que parecía llamarse Akemi, había otra cría, ésta más pequeña que yo, que me miraba con desconfianza y que cogía con fuerza el jersey de Akemi.
-Está bien Shiho, vamos. Y tu ve con más cuidado, adiós. -dijo Akemi, sin quitar su dulce sonrisa. Yo volví a asentir.

Adolescencia
Cuando cumplí los doce, y empezó mi adolescencia, se me llevaron del orfanato de Osaka. Siempre lo hacían con los niños, les hacían pruebas para ver con qué eran buenos y entonces los enviaban a diferentes sitios para mejorarlos y prepararlos para ser de la organización.
A mí me llevaron a Hokkaido, pero oí que había niños que se los llevaban a América. Agradecí que no se me llevasen tan lejos.
Allí a Hokkaido pasé seis años con un hombre al que tenía que llamar Ume. Éste me enseñó todo lo que tenía que saber sobre todas y cada una de las armas, me enseñó a disparar con todas, y a diferentes distancias. Resulta que a la organización les gustaba como disparaba, así que iban controlando cómo iban mis clases. Ume fue la única persona con la que tuve una relación parecida a la que sería si tuviese familia, o eso creo. Aunque al principio era muy frío, acabó cogiéndome afecto, y yo a él también.

Mayor de Edad
El día que hice 18, Ume había desaparecido. No estaba. En su lugar estaban los hombres de negro que habían venido a revisar mis clases, y éstos me llevaron otra vez a Osaka. Les pregunté muchas veces qué le había pasado a Ume, pero ellos solo se reían. No he vuelto a saber nada de él, pero ahora que conozco mejor a la organización, sé que es muy probable que esté muerto.
Una vez a Osaka, me llevaron con unos francotiradores que trabajaban por la Organización, y me ordenaron que trabajase con ellos. Ni a ellos ni a mí nos hizo gracia, así que para ponerme a prueba, me dijeron que tenía que matar a una persona para una misión de la Organización, desde un edificio a 300 yardas. Nunca había matado a alguien, y solo recuerdo mucho silencio a mi alrededor cuando apreté el gatillo, y luego solo vi como la bala llegaba a la cabeza de esa persona. En ese momento el recuerdo cálido que tenía de esa niña llamada Akemi se desvaneció, y todo rastro de calidez que pudiera tener dentro de mi se fue marchitando a medida que iba matando a más gente.
En silencio espero que alguien acabe de una vez por todas con esta Organización para que pueda empezar a vivir una vida más normal.