Rol: Desequilibrio, lucha por el poder y la estabilidad

Dom siguió conduciendo. Tenía a Cassis al lado, que aun lloraba un poco. De tanto en tanto le iba pasando una mano por las lagrimas mientras no apartaba la vista de la carretera ni la otra mano del volante.
No se atrevía a decirle nada, ¿para que? No hay palabra que alivie la muerte de alguien, y menos cuando te acabas de enterar.
-Están entrando en zona de peligro- salió la voz de Cordial por los auriculares que Dom llevaba encima. Dentro del complejo sistema de vigilancia que tenían montado en la sala de estrategia, estaban marcadas por el mapa de una zona bastante amplia, diferentes zonas de peligro, tales como lugares altamente vigilados por la policía o por organizaciones y mafias de potencial peligro. Esas zonas están marcadas conforme son lugares que es recomendable no tener en cuenta ni para poner escuchas ni para armar estrategias, por lo tanto, Dom se estaba metiendo en un terreno en el que no se sentía nada cómodo... ¿Brandy sabía donde se estaba metiendo?
-Está claro que lo sabe, lo sabe perfectamente...- murmuró Dom. Pese a que lo dijo en voz baja y Cassis lo escuchó, estaba demasiado ensimismada como para preguntar que pasaba.

Siguió conduciendo a toda velocidad, ya estaba oficialmente en zona de peligro. Cordial ya no se comunicaría mas con él, pues sabía que en esta zona existía el riesgo de que alguien pudiera interceptar la comunicación. Poco probable, pero riesgo a fin de cuentas.
Finalmente llegó a donde estaba el coche de Brandy aparcado.
-Vuelvo enseguida, no te muevas de aquí- dijo a Cassis mientras le secaba otra lágrima.
Dom caminó por la zona con los brazos en los bolsillos y lentamente, mirando de reojo por todas partes. Una bala de un francotirador impactó justo delante suyo, lo cual hizo que Dom parase en seco y sacase su cadena.
-¡No te interesa matarme!¡Está claro que no sabes quien soy!- gritó Dom en la dirección de donde venía la bala. Obviamente, Dom no era nadie para esa información, y poder, podían matarle sin ningún problema, pero las posibilidades de que aquel francotirador, al escuchar esas palabras, dudase si Dom era o no un alto cargo que a él se le escapase, pudieron hacerle dudar un tiempo. Dom podía jugar al "alto cargo que no debes matar" mas rato para poder seguir avanzando, pero... Realmente era un juego peligroso, ya que nada garantizaba que algún francotirador realmente fuera un alto cargo o un cargo bien informado, y por lo tanto supieran que todo lo que Dom decía era una patraña. Aún así...
-¡Dile a tu jefe que estoy muy descontento, que este no era el trato!-
Dom se dio la vuelta y volvió al coche, sonriendo alegremente por imaginarse el mal rato que podía estar pasando el pobre francotirador con la duda.
Una vez alejado de la zona de los disparos, Dom volvió a ponerse serio, se apoyó en el coche y sacó su móvil.
-Siguiente movimiento... Siguiente movimiento... Maldita sea, no se me ocurre nada, me siento descolocado- iba murmurando Dom mientras iba cambiandose de mano el móvil sin saber qué hacer.
Miró a Cassis, y seguía igual que antes. Dom se limitó a sentarse en el asiento del conductor y buscar un lugar un poco mas seguro donde pensar. Mientras conducía, se cruzó con Eva, con la cual se miró de reojo durante los instantes en que el coche pasó por su lado. Prefirió no pararse a hablar con ella, aunque podría tener ciertas respuestas, ya que este tema lo tenía que tratar con Brandy. Y eso era justamente lo que haría.

Dom sacó de nuevo el móvil y le mandó un sms a Brandy.
-¿Cuales son tus planes? ¿Que pretendes?-
Dom sabía que la primera reacción de Brandy al leer ese mensaje sería una sonrisa maligna, pero la duda, y lo interesante, era saber que haría después. Mirando en dirección a ese lugar lleno de francotiradores, Dom esbozó una pequeña sonrisa, y susurró
-Te toca mover, jefa-

Amarula se encontraba solo mirando el lugar del accidente, aunque no por mucho tiempo. Debia hacer algo con el cuerpo de Malaga, pero penso que tambien era arriesgado quedarse en ese lugar sabiendo que la policia llegaria en cualquier momento. Se quedo observando el coche en llamas unos momento, y penso para sus adentros: "Lo lamento, ya se encargaran de ti". Subio a la moto y abondono ese lugar de muerte. Miro su movil, varias llamadas perdidas. Era Pink Lady. "Vaya, la deparecida ahora quiere dar la cara" penso con una sonrisa divertida...

Siguio sun rumbo por la carretera al costado de las montañas, bastante decierta aunque empezaban a escucharse sirenas lejanas. Parecia que finalmente lo habian encontrado, ahora el cuerpo de Malaga estaba en las manos del destino. El mensaje de Brandy era claro, buscar reemplazo para su mision y seguir adelante. Pero ahora...¿ Que debia hacer? No tenia idea cual seria la mision que Malaga estaba llevando a cabo, ese bastardo se habia llevado esa informacion a la tumba. Solo quedaba una alternativa... el mismo Amarula continuaria el trabajo de Malaga, sea cual fuese, era una oportunidad unica y quiza podria subir de puesto en la organizacion si llegaba a tener exito. Aunque sabia que el precio del fracaso, seguramente lo pagaria con la muerte

Ahora, ¿Como podia averiguar que traia Malaga entre manos? Ahora que el jefe no estaba, solo habia dos personas que debian tener la respuesta a su pregunta. La primera era Baileys Brandy, pero conociendo a esta ultima sabia que era mejor no insistirle con los mensajitos de texto, ella era una persona que preferia las palabras de frente pero ahora mismo desconocia su paradero. Por tanto, solamente quedaba una persona que podria orientarlo ahora... el jefe de estrategia, Dom Perignon...

Amarula paro la moto al costado de un pueblito remoto, el tipico donde sus habitantes viven ajenos a todo. Busco a Dom Perignon en sus contactos y le hizo una llamada... Nada, el hombre no contestaba el movil, ¿era esa una mala señal?. Se dispuso a intentarlo nuevamente, pero penso que mejor antes que nada debia ocuparse de otro asunto, ¿que demonios querria Pink Lady?. La llamo por telefono, y de repente una voz histerica de oyo del otro lado...

Por fin-era la voz irritada de Pink Lady- ¿Que demonios estabas haciendo? Te busque por todas partes
Ocupandome de trabajar para la organizacion, algo que vos al parecer estas olvidando, yo podria hacer la misma pregunta que tu-le respondio Amarula en tono serio
He tenido algunos problemas, de eso queria habarte- ahora la voz de la chica sonaba preocupada- ¿Te parece si nos encontramos en la sede y te pongo al tanto?
De acuerdo- le respondio- Pero no te prometo que sea pronto, un asunto urgente me llama, pero prometo que cuando reciba instrucciones de la mision me pondre en contacto contigo- le respondio Amarula con tono de finalizar la conversacion y colgando el telefono

Amarula volvio a marcar el numero de Dom Perignon. Esta vez el jefe de estrategia si atendio la llamada, y su voz se escuchò desde el otro lado...

La zona donde Dom y Cassis estaban esperando era un claro del bosque alejado de la zona de peligro. Siendo un lugar seguro, Dom podía contactar con Cordial para seguir planificando los siguientes movimientos.
-Aunque estés en zona segura, este bosque es usado algunas veces por las personas relacionadas con los francotiradores que te han atacado, así que no descartes encontrarte con alguno- iba diciendo Cordial, mientras Dom escuchaba apoyando la espalda en un árbol, algo alejado de donde estaban Cassis y el coche.
-Entonces sugieres que me aleje de esta zona y que enfoque mis movimientos por otra vía, ¿no?- iba diciendo Dom mientras sacaba el móvil una vez mas, pues cuando le mandó a Brandy el sms, también se encontró con una llamada perdida de Amarula, la cual no escuchó en su momento por silenciar el móvil por completo en el momento que estaba dentro de la zona de peligro. Cuando se dio cuenta, Amarula volvió a llamar una vez mas.

-Saludos compañero, perdón por no atender antes a tu llamada, no tenía mucha libertad de acción- empieza Dom sin dejar a Amarula ni saludar.
-No te preocupes, nadie espera que ningún otro miembro conteste a la primera, salvo si nos llama el jefe, por supuesto. Dom, tenía que consultarte algo- Amarula parecía bastante decidido. -He visto explotar el coche de Málaga ante mi. Quiero saber qué es lo que estaba haciendo antes de eso, y quiero tomar yo las riendas de su misión-
Dom se quedó pensativo, realmente no tenía claro del todo lo que Málaga solía hacer, en general, y menos ahora, pero si que tenía algunos métodos para averiguarlo.
-Mientras accedo a esa información dime, ¿como fue exactamente el momento de la muerte?- Dom sabía que en este momento Cordial estaría buscando en el archivo de escuchas y cámaras todo lo relacionado con Málaga. Por su parte, Amarula le contó las circunstancias exactas de la explosión.
-Entiendo... Realmente da mucho que pensar, y al mismo tiempo es todo demasiado oportuno...- Dom tenía algo en mente, pero no sabía si era el momento de compartirlo. Antes de hablar, hay que invesitgar bien las circunstancias de este suceso.

-Amarula, tú estás en el puesto de busqueda de información y seguimiento, por lo tanto creo que me vendrías bastante bien- empieza Dom mientras Cordial le va dando información sobre los últimos detalles sobre Málaga, todos y cada uno de ellos, ya que Cordial nunca filtraba la información, porque si lo hacía, Dom siempre le contestaba lo mismo: "Todas las piezas importan".
-Ahora por ahora no tenemos nada que nos pueda llevar hasta el jefe, solo algunas otras organizaciones que nos puedan hacer la competencia, pero no me da la sensación de que sean tan poderosas como para conseguir algo tan fuerte como es la captura del jefe- iba diciendo mientras Amarula escuchaba atento, expectante de la propuesta que Dom le quería hacer.
-Brandy es la única que parece tener claro lo que está haciendo, pero no parece compartir la información ni con los altos cargos, lo cual me molesta. Quiero vigilarla, pero si solo nos dedicamos a eso puede que no lleguemos a nada. Por otro lado, quiero investigar con precisión las circunstancias de lo que ha ocurrido con Málaga- Cordial ya terminó de darle la información, por lo tanto Dom pudo seguir hablando en función a eso -Málaga al parecer quería, de algún modo, conseguir que el FBI no le interrumpiese en su busqueda del jefe. Es imposible que el FBI sea el causante de la bomba. Tampoco creo que la organización... Quisiera pensar que yo sabría algo de eso. Aquí hay algo fuera de lo normal, por lo tanto me gustaría unir fuerzas contigo para seguir esas dos lineas de investigación-
Entre los posibles planes de Dom estaba la posibilidad de contactar con Bourbon para esta finalidad, pero el potencial de Amarula era similar, e incluso en ocasiones parecía tener mejor sangre fría.

Antes de que Amarula pudiera contestar, Dom cortó la llamada -Hablamos luego, hay una emergencia-. Del bosque empezaron a salir algunos hombres con traje, armados.
-¿Dom Perignon?- dijo el que parecía ser el lider del grupo, mientras se acercaba apuntando a Dom con una pistola.
-Si has preguntado es porque en el fondo ya lo sabes- dijo Dom sin quitar las manos de los bolsillos. ¿Como sabían de su existencia? A fin de cuentas, Dom solía ser un miembro interno, de los mas secretos. ¿Un chivatazo? ¿O tal vez el enemigo estaba mucho mas preparado de lo previsto? Lo ideal sería cargarse a la gran mayoría de estos miserables y dejar solo la pieza mas importante, el tipo que preguntó por su nombre.
-Son solo 5, no hay ninguno escondido por la zona- dijo Cordial por los auriculares.
Estaba claro que no iban a desplegar todo un complejo operativo cuando Dom y Cassis estaban solos en aquel lugar. ¿O tal vez no habían reparado en la presencia de ella? En tal caso, ella sería el punto clave de que salgamos airosos de esta situación.

Ya algo más calmada, Cassis se encontraba en el coche de Dom Perignon pensando en aquel trágico hecho. No le importaba nada dónde estuvieran o hacia dónde iban, estaba aún bastante dolida. Sus lágrimas seguían cayendo, se estaba dejando llevar demasiado, pero tampoco le parecía un problema teniendo en cuenta quién tenía a su lado. Hablaba sola con su mente, se preguntaba si quizás debería ser algo más.. fría. Más aún. Quizá no era suficiente, si le seguían pasando cosas así. O quizás.. Quizá no debería serlo tanto. Miró de reojo a Dom mientras otra lágrima caía mojando sus mejillas. Él se llevo esa lágrima acariciando suavemente su mejilla. Entonces su silueta se fue distorsionando.. Cassis estaba viendo en Dom a ese chico que tanto quería y llegó a odiar.. A aquel que le hizo convertirse en Cassis y entrar en la Organización. Se quedó atontada varios segundos y volvió a mirar hacia al frente, abajo. ¿Para qué le servía ser dura si seguía pasando lo mismo? Si, en este momento, hubiese estado con su tío en lugar de con Dom, Cassis lo estaría pasando realmente mal.. Y sin embargo, gracias a esa especie de cariño que este chico le mostraba, se sentía confortada. Ahora no sabía que pensar sobre nada. Se habían roto todos sus esquemas, no sabía cómo actuar. Así que decidió simplemente, no hacer nada. Recordó eso que le dijo su hermano: “eres más fuerte de lo que crees”.. Y eso le hizo sonreir y sentir una cosa extraña. Sin darse cuenta dejó de llorar. Escuchó a Dom murmurar algo, pero ni siquiera lo entendió. Tampoco pretendía darle importancia así que centró más en saber dónde estaban. Se secó las lágrimas por última vez y miró por la ventana del coche. Este paró. Cassis miró a Dom y él le dijo que no se moviera de allí, saliendo del coche. Que lugar más tétrico. No le gustaba nada ese lugar, así que se quedó en el coche, simplemente esperando a que Dom regresara. Cuando lo hizo y el coche empezó a andar se cruzaron con el de Everglo. Cassis se fijó en que Dom cogió su móvil y escribió, posiblemente estuviera mandando un sms y, por lo que le escuchó susurrar, dedujo que el mensaje sería para Brandy.
Entraron en un bosque y Dom aparcó el coche en un claro, parecía un lugar seguro. Él se apoyó en un árbol algo lejos del coche y habló por teléfono. Cassis seguía dentro del coche, pues había descubierto varias armas que tenía Dom allí guardadas y, ya que al final no pudo reponer su Beretta de balas, intentó pillar alguna por si había alguna emergencia.
Dicho y hecho. De entre los árboles vió salir unos 5 hombres que afortunadamente no notaron para nada su presencia. Se centraron en Dom y le rodearon, uno se dispuso a hablar con él, aunque desde dentro del coche ella no les pudo escuchar. Cualquier persona normal se habría asustado ante esa situación, pero Cassis no. Sería muy mala sobrina si hiciese eso. “Acción”. Sonrió y se dispuso a salir del coche sigilosamente. Medio agachada, ocultándose tras el coche, salió del claro para esconderse entre los árboles y dio un pequeño rodeo para llegar detrás de dónde estaba Dom Perignon. Desde allí, subió a la copa del árbol que se encontraba a su derecha y disparó a uno de los tíos en la cabeza. Cayó muerto al suelo y los demás, sorprendidos, se giraron buscando el origen de ese disparo. Justo entonces Dom sacó su cadena y desarmó a los demás con ella. Eso dejó pasmada a Cassis, vaya precisión. Saltó del árbol disparando a uno de ellos e el pecho, quitándole la vida. Al llegar al suelo le pegó una patada al que parecía ser el líder que le derribó. “No lo mates” dijo Dom mientras se cargaba a otro, Cassis asintió y disparó acabando con el último con un tiro en el mismo cuello. Perignon agarró al único tío que quedó vivo y lo metió en el coche, dispuesto a interrogarle. Cassis sabía que tenía para largo así que se adentró en el bosque e inspeccionó un poco la zona, buscando posibles peligros. Pero nada, solo encontró animales. El aburrimiento era tan grande que se puso a seguir a una ardilla, hasta que llegó a una parte del bosque algo más oscura. Allí pasaron dos aburridas horas porque Dom tardaba mucho con el interrogatorio. Así que se hizo de noche y ella seguía allí, donde los árboles al ser tan altos no dejaban pasar bien la poca luz que había a esas horas, pero aun se podían distinguir formas, animales, aquel riachuelo que seguramente desembocaría donde los barcos que estaban al lado del lugar peligroso de antes, y.. Y caras. Cassis podía divisar a una persona, una persona que ella conocía perfectamente, pero que era imposible que estuviese ahí..

Después de hacer equipo con Cassis para fulminar al quinteto de enemigos salidos del bosque, Dom dejó atado en el coche al líder de estos con la intención de interrogarle. Cassis se dio un paseo por la zona, por lo que Dom pidió a Cordial que revisase en todo momento si aquel era un lugar seguro.
-Los dos preferimos que, ya que igualmente vas a hablar, que sea cuanto antes mejor- Dijo Dom mientras afilaba su triple cuchilla.
-No pienso hablar, perdedor- Contestó con una mirada desesperada el hombre que Dom tenía atrapado.
Dom le miró de reojo con cierta pereza. -Ah, ¿eres de esos? Esos optimistas que se creen que no van a hablar, y que además llaman perdedor a quien claramente está por encima suyo. Si yo soy un perdedor, ¿tú que eres? Creo que mi compañera y yo te hemos hecho un jaque suficientemente contundente-. En cuanto Dom terminó de hablar, acercó su triple cuchilla a la garganta de su víctima y empezó a acariciar con una de sus puntas alrededor del cuello, por ahora de manera muy superficial.
-De ti quiero saber, por ejemplo, como es que sabes mi nombre. Si de paso me dices por qué me has atacado, mis cuchillas estarán tan agradecidas que no te harán nada- Empezó Dom, empezando a sonreir sin apartar la mirada de ese hombre.
-Eres un psicopata, ¿verdad? Disfrutas con estas cosas. Vaya jefe de estrategia estás tu hecho... Con lo que te gustaría a ti el campo de batalla- Dice el hombre mirando con odio a Dom.
-Si para ser práctico hay que ser un psicopata, bueno, tal vez lo soy. Tú entiendes mas de estas cosas seguro. ¿Disfruto? Hombre, me pareces la clase de hombre que merece tortura, asi que desde luego no me molesta. Y bueno, el campo de batalla no me desagrada, pero prefiero mi puesto. Oye, has acertado todo a medias al final, si te fijas- Iba diciendo Dom mientras seguía pasando su cuchilla por el cuello de la víctima. -Además, ¿de que te quejas? Si todavía no he empezado-
Dom se puso serio y empezó a apretar mucho el ritmo del interrogatorio.

Perdió la cuenta de lo que duró dicho interrogatorio. Dom no sabía ya qué mas hacerle a su víctima para que siguiera sufriendo pero sin que se pudiera matar. Le ató también una mordaza a la boca, primero para que no se suicidase mordiéndose la lengua, y segundo y más importante, para que se callase de una vez.
-Cuando quieras hablar me avisas-
Por lo menos algo había deducido de una de las palabras de este hombre. -Te crees muy listo, pero te están engañando, idiota. ¡Sea como sea, nosotros estamos por encima de vosotros!-
Dom repasó esas palabras fuera del coche mientras le daba un poco el aire.
-Si alguien me está engañando es que es alguien de la organización. ¿El jefe? ¿Gin? ¿Brandy?- Empezó a verlo con mas claridad -Brandy se fue a aquella sede... Pero ella no es infiltrada, eso lo sé seguro. Entonces... Ella está engañandonos a nosotros, pero al mismo tiempo este hombre también está engañado. No lo entiendo...- Miró su móvil -Y sigue sin contestar mi mensaje-

A los pocos minutos, Cordial avisó a Dom de que algunas personas sospechosas andaban por el bosque, por lo que Dom salió corriendo a buscar a Cassis.
Salió corriendo por el bosque y llegó por el camino, aunque Cordial le dijo que ya no había peligro. Se calmó un poco y por el camino se encontró con una figura desconocida. En un primer momento no le pareció hostil, pero al pasar por al lado le pareció que le miraba de reojo sonriendo. Dom se paró un momento para reflexionar y se giró para ver si aquel hombre le seguía mirando, pero ese hombre ya no estaba en su rango de visión. Era una zona con muchos arbustos, obviamente se escondió en uno.
-Un hombre que se cree un fantasma parece conocerme. Me interesaría, pero tengo que ir a buscar a Cassis-

Era su hermano. O al menos, alguien con la misma cara. Cassis sabía perfectamente que no podía ser él, estaba muerto, pero si alguien era capaz de presentarse ante ella disfrazado de su hermano no saldría de ahí como si nada. El sujeto empezó a correr, y ella le siguió algo por detrás con la misma velocidad, esperando a que se detuviese en alguna parte. Pero eso no paso, al contrario. Él siguió corriendo y desapareció, pero Cassis fue obligada a detenerse debido a unos tipos que salieron de la nada, rodeandola. Por un momento no supo que hacer. Esto noe ra habitual en ella, pero estaba demasiado confusa, demasiadas cosas extrañas sucedían a su alrededor. Dudó tres segundos en si sacar su Beretta, tiempo que le hubiese sido mortal en otras circunstancias. Pero alguien disparó a esos tipos y ella suspiró aliviada. "Gracias" pensó y se giró buscando a ese alguien con la mirada. Entonces reparó en que si esa persona quisiese dejarse ver, ya lo habría hecho, por lo que dejó de buscar. Se subió a las ramas de un gran árbol y sacó su móvil marcando el número de su tío. Este lo cogió:

-Gin, quiero preguntarte algo.-Dijo Cassis con firmeza, ni siquiera dejando contestar al asesino.
-Luego te llamo.-Contestó este, aunque en realidad no era una respuesta ya que ni siquiera la escuchó.
Colgó y Cassis guardó su móvil al mismo tiempo que vió a Dom Perignon acercarse al lugar.
-¿Ya nos vamos?-Preguntó Cassis mientras caía de un salto al suelo, justo enfrente de su compañero.
-No lo sé, el tipo de antes aún no ha soltado nada.
-Entonces, ¿qué haces aquí?
-Cordial me informó de que estabas en peligro.
Cassis dudó un momento ntes de contestar, pero no pudo evitar decirlo:
-Gracias.. Pero.. ¿Desde cuándo los miembros de esta organización son tan amables?
-Tu hermano lo era, ¿verdad?-A Cassis se le paró el corazón un segundo. Ya está, ni un golpe más. No iba a dejarlo pasar una tercera vez. No volvería a confiar en nadie. Dom siguió hablando: -Además no soy un simple asesino, soy el gran Jefe de Estrategias y tú estás en mi bando. No puedo dejar que mueras.
-Vaya ego.-Se burló ella, ocultando una sonrisa. En el fondo Dom solo pretendía eso, que sonriera. Y lo había conseguido. Pero ella no cedería tan facilmente, no otra vez.
-Dom, hay dos tipos que se dirigen al claro donde está el coche.-Se escuchó decir a Cordial.
-¡Corre!-Le dijo Dom a Cassis mientras echaba a correr, y esta obedeció.

Llegaron al claro y se encontraron con los tres hombres, el rehén de antes ya desatado y moviendo un poco los brazos y uno de ellos dirigiendose al coche de Dom. Cassis disparó, no esperaba darle a nadie, solo  que ellos advirtieran que ya estaban allí para que no robasen el coche o algo parecido. Dom sacó su cadena preparado para otra pelea cuando se dió cuenta de que los tipejos estaban corriendo hacia otra dirección. -Pero serán cobardes.-Pensó Cassis y dejó de correr. Perignon también se detuvo y entró en el coche.Cassis hizo lo mismo y preguntó qué harían ahora.
-Lo primero, contactar con Amarula.-Dom sacó su móvil y buscó entre los números, pero entonces sonó el móvil de Cassis. Lo cogió sin dudarlo, era Gin.
-Gin.
-¿Qué querías?
-¿Se puede saber por qué me colgaste así?
-No, no se puede. ¿Qué querías?
Cassis suspiró. Se esperaba algo así.
-Quería saber durante cuánto tiempo estaré sola.
-Hasta que encontremos al jefe, te parezca o no. Además no mientas, no estás sola.
-Que rápido te enteras de todo, ¿no?
-Preferiría que estuvieses sola. Y también lejos del caso. Pero tengo cosas más importantes que hacer que ocuparme de ti. ¿Algo más?
-Nada.
-Pues adiós.-Gin colgó el teléfono antes de que Cassis pudiese despedirse.

-¿Alguna novedad?-Preguntó Dom instantes antes de marcar el número de Amarula.
-Ninguna.-Contestó Cassis sin ningún entusiasmo, y se dispuso a escuchar la conversación que sus dos compañeros acababan de empezar a través del teléfono.

Amarula termino de escuchar la proposición de Dom Perignon, y finalizó la llamada quedando pensativo. Si le estaban proponiendo en parte investigar a Baileys Brandi, es que ya no se podía confiar en nadie, aunque lo del FBI era mas urgente. ¿Serian ellos los causantes de la bomba? O peor aun... ¿serian ellos los que secuestraron al jefe?... no, no podrían haber realizado con éxito una jugada semejante...

Amarula se encontraba sumido en sus pensamientos cuando su sexto sentido le previno del peligro. Casi era demasiado tarde, reacciono justo cuando una bala le pasó rozando la cabeza. Respondió el disparo girando velozmente hacia atrás y con una satisfactoria sonrisa vio un hombre en el suelo sujetándose la pierna. Otro disparo salió de la glock 19 e impacto en el brazo derecho de aquel hombre... ahora ya no podría disparar. Amarula embozó una sonrisa sádica y a la vez de agradecimiento... este tipo, quien quiera que fuese, venia caído del cielo. Rapidamente le aplicó un par de torniquetes para que no desangrará, le inmovilizó y espero hasta que se le pase el shock. Una vez que esto pasó, comenzó la diversión...

Amarula encendió uno de sus cigarrillos con naturalidad mientras observaba aquel hombre que miraba con curiosidad la rosa blanca de su traje negro. El hombre de la rosa blanca acercó su cara a la de aquel hombre, y luego de tirarle el humo en la cara le habló frontalmente

Es evidente que una rata molesta me ha estado siguiendo- le dijo mirándole a los ojos- La pregunta en este caso no es "¿Por qué?" si no "¿Para quién?- y le dio otra calada al cigarrillo

El hombre si limitó a mirarlo fijamente sin decir una palabra...

Te lo preguntaré directamente-le dijo Amarula sin dejar de mirarlo-¿Para quién trabajas?

No pienso decir una sola palabra-le dijo el hombre y escupió a sus pies-de todas formas tu destino ya está escrito

Bueno-respondió Amarula resignado aunque sin perder la calma- Al menos eso ya es algo. Acto seguido guardó el revolver dentro del saco y sacó una navaja filosa...

Ahora vamos a jugar un jueguito-dijo Amarula tranquilamente examinando el filo de la cuchilla- Quizá lo conozcas, ahora dime ¿Para quién trabajas?

Púdrete-respondió aquel insensato hombre- Te he dicho que tu destino ya esta escrito

Ajam- le dijo Amarula mirándole ahora con malicia- y tu tienes un dedo menos...

La sangre salpicó el oscuro césped mientras el grito de aquel hombre apenas era tapado por las aves que volaron de los arboles. El pulgar de aquel desgraciado cayó...

Y ahora- pregunto Amarula tranquilamente- ¿Vas a hablar?

¡¡¡Maldito psicópata!!!-rugió aquel hombre- ¡¡¡Te mataré!!!

Muy bien-respondió el hombre de negro- Que sea otro...

Esta vez el indice cayó y se salpico aun mas sangre...

Vaya-observó Amarula embriagado en maldad- Ya era hora, mi rosa se estaba deshidratando

Acto seguido mojó aquella reluciente rosa blanca en la sangre recién vertida, ahora ya no lucia con un blanco que resplandecía ante la luna, si no que mostraba un color rojo oscuro...

Bien, ¿Con cual te gustaría que siguiéramos hombrecillo?- pregunto Amarula mirándole de reojo y sonriendo de forma macabra- ¿O es que finalmente te has decidido a hablar?

El hombre ya no respondía, solamente sollozaba de forma desesperada. Antes de que Amarula pudiera proseguir, el móvil sonó... Era Dom Perignon, el Jefe de Estrategia

Oportuno como siempre compañero- saludó Amarula- ¿En que te puedo ayudar?

Amarula escucho atentamente lo que Dom Perignon le contaba acerca de un desagradable encuentro con unos matones

Parece que alguien intenta cazarnos-le comentó Amarula y le contó lo sucedido-Deberíamos advertir a los demás miembros, ¿Te parecía juntarnos ahora?

Perfecto- contesto Dom Perignon del otro lado- Iremos ahora, le pediré a Cordial tu ubicación exacta, no te muevas de ahí ya vamos

El Jefe de Estrategia colgó el teléfono. Amarula volvió su atención hacia aquel agonizante e insensato, muy insensato atacante...

Dom y Cassis iban camino al lugar donde se encontrarían con Amarula.
-Dom, ¿Es segura la muerte de Málaga?- preguntó Cassis repentinamente y sin apartar la mirada del suelo.
-¿Muerte por explosión? Nunca me he fiado de esa clase de muertes, pero en un principio y con Amarula como testigo, no parece haber muchas opciones- contesta Dom con cierta frialdad.
-Creo haber visto a Málaga en aquel bosque, justo antes de que me atacasen. Y después de eso fue cuando alguien me salvó, pero no fue aquella persona...-
Dom se quedó pensativo. -¿A qué se refiere con que ha visto a Málaga? Para empezar, Málaga no se pasearía sin mas, sin decir nada, delante de Cassis, y tampoco se quedaría quieto frente un ataque contra ella. Y luego la persona que la salvó..- Dom empezó a visualizar ese momento, y le vino a la cabeza el hombre rubio que parecía conocerle. -Tengo que investigar esto...-

Finalmente llegaron al sitio donde se encontraba Amarula. Dom observó el cadaver de un miembro de la organización rival en el coche de Amarula.
-¿Sin dedos?- preguntó Dom con cierta burla.
-Se portó mal- contestó Amarula con cierta indiferencia.
-Tengo una pregunta. Exactamente, ¿donde se dirigía Málaga justo antes de la explosión?- pasó a preguntar Dom sin ninguna clase de conector entre tema y tema.
-Creo que a la ciudad del otro lado de la montaña. La explosión fue en el puerto de montaña.-
Dom empezó a pensar. Era raro que Málaga, sin saber, en teoría, por donde buscar al jefe, se dirigiera a una ciudad tan alejada donde en ese momento no se le ocurría qué podía haber. La explosión además fue en un lugar demasiado seguro. -¿Tan considerados fueron los terroristas?-

Mientras seguía pensando, Baileys Brandy contestó el mensaje que Dom le mandó hace unas horas preguntandole cuales eran sus planes.
" –Lo que yo planeo, o dejo de planear no es tu problema. Creo que como Jefe de Estrategias tienes otras preocupaciones, tales que como el cordero saque sus colmillos y deje de ser la presa para ser el cazador. Siendo tú supongo que ya sabes quién es actualmente el cordero, así que lo daré por entendido, y no tengo nada más que decir. Así que si tienes algo realmente útil e inteligente para decirme llámame, sino limítate a pensar un plan, hasta entonces olvídate de mí. Por cierto, recuerda esto bien claro, si me vuelves tu enemiga te arrepentirás para siempre-"
-¡Que mal caracter! Sabes que no quiero ser tu enemigo Brandy. Eres la reina en mi tablero- le contestó Dom mientras sonreía -sabes que todos formamos parte de un puzle más importante, mas allá de simples rencillas personales. No conviene que nos peleemos. Espero tener noticias tuyas, ya sabes, por el bien de la organización-
Brandy colgó sin mas. Dom miró a Cassis y Amarula. -Esta chica está deseando verme muerto- dijo con una mezcla entre burla y susto.
-Oye Amarula, ¿no se escuchaba un poco mal el movil cuando nos hemos llamado antes? Con Brandy me está pasando lo mismo- Dom empezó a notar incomodidad en el sonido de los telefonos. Para Dom y Cordial, que se pasaban todo el día con los auriculares y las vias telefonicas, les era mucho mas fácil distinguir esos pequeños matices sonoros.

Antes de planificar el siguiente movimiento con sus compañeros, tenía que dejar atado un asunto.
-Esto va a estar bien...- dijo en voz baja mientras marcaba un numero.
-¿Gin? Dom Perignon al habla- empezó a hablar mientras sonreía, pues sabía que Gin se sentía irritado con su presencia.
-Qué quieres- contestó de la manera mas seca posible.
-Si descubres algo que amenace seriamente los intereses de la organización... No tendrías piedad, ¿no?- dijo Dom con un tono algo mas serio.
-¿Es todo lo que me tienes que decir?- replicó Gin con el mismo tono de siempre.
-Confio en ti en ese sentido Gin. Tienes asignados a Vodka, Chianti y Korn. Quiero que Korn mantenga una linea de comunicación conmigo para decirme de lo que se entera. Cualquier pista sobre el jefe o... sobre personas que sepan mas de la cuenta y no digan nada. Ya sabes.-
-¿Me estás dando ordenes?- cortó Gin con mucha velocidad.
-Solo te propongo algo que sabes que es bueno para todos. Tenemos que confiar el uno en el otro Gin, porque además...- mira a Cassis -tenemos intereses comunes, ¿no?-

Gin colgó, ante la sonrisa de Dom, pues se esperaba exactamente esa reacción. Ahora ya había movido a Gin y su equipo en el tablero dirección a Brandy. Por ahora Brandy era una pieza indefinida, y sería arriesgado cargar contra ella. Mejor mandarle una pieza del calibre de Gin para ir cubriendo ese terreno mientras se encarga de otros asuntos pendientes.
-¿Por qué Korn?- pregunta Cassis con curiosidad.
-Gin me odia. Vodka es algo despistado y no deja de ser el fiel siervo leal de Gin. Chianti me irrita nunca imaginarás cuanto. Korn en cambio es observador, tranquilo, inalterable, neutro. De ese equipo lo considero el mas indicado como informador.- contestó Dom mientras repasaba la lista de contactos del móvil.
-No se si debería seguir usando esto... Estoy escuchando estatica en las conversaciones. No creo que hayan pegado chicles con transmisor en todos los coches o telefonos. Como mucho en el de Gin- dijo Dom mientras a Cassis se le escapaba una leve sonrisa.

-Ah, por cierto Dom- dijo Amarula de repente -me olvidé decirte que Pink Lady se puso en contacto conmigo. Dijo que me esperaba en la sede para ponerme al día.-
Pink Lady llevaba tiempo desaparecida, y era extraño que volviese de repente sin dar ninguna clase de informe, o por lo menos Dom no lo sabía, lo cual le molestaba.
-Nos vamos a la sede. Tenemos una reunión.-
Tras esas palabras, los tres pusieron rumbo a la organización negra.

Dentro de la organización, se encontró con varios miembros menores.
-¡Señor Perignon! ¡Nadie nos da ordenes! ¿Qué hacemos? ¿Donde están todos los superiores?- empezaron a decir los miembros menores, faltos de misiones y de información.
-La sede está teoricamente amenazada. Necesito que os quedeis por aqui para protegerla en caso de que entre alguien desconocido. Espero de vosotros alta eficacia- dijo Dom con tono altivo mientras pasaba por el lado de esos miembros de rango menor y lo miraba de reojo. Entre ellos destacaba una que su rango era algo mayor, en silencio, mirandolo fijamente con ansias de una misión.
-Cherry, tú vienes con nosotros.-
Cherry asintió y se incorporó al grupo sin decir una palabra.

Se encontraron también con Pink Lady, la cual puso mala cara al ver que Amarula venía con tanta gente.
-Tengo ganas de que me cuentes donde has estado, pero tienes una reunión de estrategia conmigo- dijo Dom sonriendo y examinandola por si podía encontrar en su cuerpo alguna pista sobre donde había estado. Solo alcanzó a entender que no le dio mucho tiempo a arreglarse. ¿Salió de un sitio en el que estaba atrapada y vino aquí con prisas?
-Me estaba aburriendo- contestó Pink Lady con cierta indiferencia.
-Que duros y chulos que sois todos siempre, maldita sea- dijo Dom mientras pasaba por su lado caminando tranquilo a la sala de estrategia.

Una vez en la sala, Cordial ya se estaba levantando, pues sabía que podía tomarse un descanso para comer algo, aprovechando que Dom vigilaba la sala.
El equipo de cinco se sentó en la mesa.
Dom empezó a poner en orden todo lo que estaba ocurriendo, para dejar clara la situación a todos los presentes. Explicó que Brandy se comportaba de una forma extraña, que la muerte de Málaga tenía muchos puntos oscuros, que no debían usar los telefonos a la ligera... Pero el punto clave de esa reunión era hablar de la organización rival que les intenta cazar.
Era una organización nada secreta, eso es algo extraño. ¿Ellos pudieron hacer algo contra el jefe? Lo que está claro es que tienen poder contra nosotros. Y que quieren usarlo justo en este momento.
-Aun no sabemos lo suficiente, por lo que propongo la siguiente estrategia- dijo Dom buscando un mapa de la zona donde estaba aquella organización en su base de datos.
-Mandaremos a uno o dos peones del rango mas bajo, y vamos a ver como reaccionan los miembros de la otra organización. Si nos escondemos aquí, aquí y aquí- Dom fue señalando los puntos clave del mapa -podremos tener un angulo, creo yo, absoluto sobre la zona, y ver por donde salen, cuantos son y como trabajan. ¿Qué tal sois con el manejo de armas francotiradoras?-
-Prefiero las armas blancas..- empezó Cherry -matar de lejos es de cobardes, ¿no?- continuó Dom, recordando que esa frase estaba apuntada como una nota en la ficha que tenía sobre ella. Dom solía divertirse tomando notas de interés en las fichas de cada miembro. -Pero Cherry, matar de lejos es pura estrategia. Además, si quieres seguir subiendo rango, tienes que ser una asesina totalmente completa y eficaz.-
-En ningún momento he dicho que no sepa usar un rifle-
Dom sonrió al escuchar esa respuesta. -¿Qué me dice el resto?-
-Sí, lo que sea- dijo Pink Lady mirando para otro lado.
-Mi tio me dio clases de disparo. No es mi arma habitual, pero entrené en el mismo sitio que entrenaron Chianti y Korn- dijo Cassis con orgullo.
-Yo me adapto a lo que sea. Vos traeme el arma- concluyó Amarula.

Dom se fue a la sala de armas y trajo los rifles necesarios.
-Yo me quedaré en medio con los prismaticos. Estaré cerca por si emboscan a media distancia. Si eso ocurre, empezaré a atacar yo solo, por lo que confio que vendreis a ayudarme de manera inmediata- Dom les dijo eso en parte por ser una posibilidad, pero ocultó el hecho de que era sin duda la opción menos probable y, por lo tanto, menos peligrosa para Dom.
-El resto os pondreis por parejas. Dos aquí y dos aquí. Cassis con Cherry, y Pink Lady con Amarula-
Todos asintieron sin problemas, salvo Pink Lady, que seguía mirando a un lado.

Cuando Dom les hizo entrega del arma a todos, se acercó a Amarula en el momento de darle su arma, y le dijo en voz muy baja -Sé que se te da bien cazar traidores. Ten totalmente controlada a Pink Lady, e informame de cualquier detalle a tener en cuenta. Si ves algo raro no la mates, pues puede ser una valiosa fuente de información-
-Descuida- contestó Amarula mientras recogía el rifle.

Dom concedió 15 minutos de descanso al grupo para prepararse antes de la misión, mientras él seleccionaba a los dos peones que mandaría a la misión. Por el pasillo se encontró con Cordial, que volvía de comerse un bocadillo que se hizo para el descanso.
-Controla todas las lineas telefonicas que puedas, ya que parece que hay cierto tipo de interferencia. Nos podrían estar pinchando, pero no creo que hayan conseguido dar con todos, por lo que necesito que me digas qué miembros tienen el telefono totalmente limpio-
Cordial afirmó y se colocó en su puesto.

Dom Perignon sacó una pieza de ajedrez del bolsillo y miró a su grupo como salía de la sala de estrategia. Esbozó una sonrisa de satisfacción mientras les miraba de reojo y jugueteaba con su pieza en la mano.
-Todas las piezas importan...-

Tras haberse armado con sus respectivos rifles francotiradores, Dom Perignon, Cassis, Pink Lady, Amarula y Cherry se dirigían a los automóviles aparcados en entrada del edificio que aquellos misteriosos personajes consideraban su sede.
Todos conocían el plan a la perfección pero el Jefe de Estrategia seguía comentándoles algunos matices referentes a la emboscada. "Él es así", pensó Cherry, "ultimando hasta el más mínimo detalle."
-Por supuesto, tened en cuenta que debéis dejar al menos a uno de sus hombres vivo para torturarle e interrogarle luego- añadió Dom Perignon innecesariamente.
Todos asintieron con la cabeza sin decir palabra. Los cuatro miembros que habían sido elegidos para la misión preferían trabajar en silencio.
El trayecto hasta la base enemiga fue rápido y sin contratiempos. Sólo el cielo oscuro con su enorme luna plateada y aquella fría noche de enero fueron testigos de como el coche aparcaba a una distancia prudente y de como los hombres vestidos de negro salían al exterior y se disponían a ocupar sus respectivos puestos.
Cherry se encontraba en un edificio cercano, desde el cual se podían vigilar perfectamente las entradas y salidas del lugar. La holandesa observó a su compañera que se hallaba comprobando el funcionamiento de su arma. No era la primera vez que se cruzaba con aquella muchacha de cabello negro y largo y de rostro amigable. Demasiado amigable para pertenecer al de una asesina, ¿qué escondería detrás de los inocentes ojos verdes aquella chica de tan temprana edad? Ciertamente sentía curiosidad por descubrirlo. Había oído que era la sobrina de Gin, uno de los jefazos de la Organización pero prácticamente no había tenido contacto con ella. Ni con ella ni con casi nadie de hecho, prefería moverse sola y sin estorbos.
El aviso de que los peones de su bando iban a entrar al campo de batalla fue claro y conciso. Entre la oscuridad que reinaba en la zona se pudieron vislumbrar unos hombres vestidos de negro acercándose a la entrada del edificio. Se trataban de peones sin importancia, fácilmente sacrificables.

Cherry, su compañera, se mostraba fría y concentrada. Cassis miraba junto a ella hacia la zona en la que los “peones” de negro estaban entrando. Cherry se puso rápidamente en posición, preparada para disparar, mirando a través de la mirilla de su rifle. La otra chica hizo igual, pero no sin antes dejar que sus ojos verdes mirasen un segundo hacia el jefe de estrategia, quien se encontraba más apartado de la zona, mientras vigilaba desde lejos con unos prísmaticos si los otros dos miembros de esa misión, Amarula y Pink Lady, estaban ya en sus puestos. Así era, todo marchaba como previsto. Entonces empezó lo divertido. Se oyó un disparo y una bala llegó a parar al brazo de uno de los miembros de negro próximos a la sede enemiga. Entonces se pudo ver como un hombre que todos deducían que sería del otro bando, salió pistola en mano diciendo algo en tono desafiante:

-¿A dónde creéis que vais vosotros dos?- Hizo una pausa mientras analizaba sus prendas.-Oh, todo negro..
Pegó otro disparo, esta vez a ninguna parte y parece que esa fue la señal para que varias personas más saliesen de entre los arbustos. Nuestros peones se hacían los tontos para distraerles mientras esperaban que alguno de los ahora francotiradores actuase. Como era de esperar, Amarula no pudo esperar más y dió a uno de lleno en la cabeza. Quedaban seis. Ante esto, la respuesta vino en modo de otros tres enemigos salidos de la maleza. Pero todos los miembros volvieron a disparar a la vez. Ahora habían cinco en pie. Cherry sonrió como si se divirtiese, al fin tenía una misión entretenida y la estaba disfrutando, así que disparo al corazón y quedaban cuatro. Dom Perignon corrió hacia el lugar, pero nunca se dejó ver. Pink y Amarula volvieron a disparar tan sincronizados como de si los mismo Chianti y Korn se tratasen. Dos. Cassis realizó el último disparo y acto seguido se subió a la copa de un árbol que había junto al edificio. Bajó por su tronco y corrió hacia el lugar, mientras se encontraba con Dom. Este atrapó con su cadena a la última persona que seguía en pie, una chica de cabello rubio medio largo y ojos grises. Cassis le sonrió levemente, y Dom miró hacia donde se encontraban sus demás compañeros confirmando el final de la misión.
Horrible error. Uno de los hombres del suelo aún estaba vivo, concretamente al que Cassis había disparado la última vez, y sostenía una pistola en la mano recién disparada hacia el jefe de estrategia. Nada más verlo, Cassis sacó su querida Beretta y acabó con él finalmente. Miró hacia Dom, quien ahora tenía una herida leve en la pierna de aquel disparo.

-L-Lo siento.. Hacia mucho que no disparaba a larga distancia y.. -Cassis fue interrumpida por Dom:
-Si al llegar a la Sede me curas y me ayudas con el interrogatorio te perdono.-Replicó Dom divertido. Esa pequeña herida no le supondría ningún problema más que la pequeña molestia del principio, así que no le importaba, todo había salido bien.
-Está bien, pero luego me pasaré por la sala de simulaciones para practicar algo más, no vaya a ser que falle en algo importante más adelante.
-Oh, pobre Dom, ¿no deberías tener más cuidado nenita?-Se burló Amarula, mientras Cassis ataba a la rehén con cuerdas normales y Dom Perignon guardaba su querida cadena.
-No me trates como a una niña.-Cassis miró mal a Amarula y se dirigió al coche de Dom mientras forzaba a la chica a seguirla.

Amarula miraba fijamente como Cassis llevaba a Dom Perignon hacia el automóvil junto con la rehén. Encendió un cigarrillo tranquilamente y les siguió marcha junto con Pink Lady y Cherry, la primera parecía algo nerviosa. Amarula subió al coche de Dom Perignon mientras el iba en el asiento de atras ayudado por Cassis, quien al mismo tiempo vigilaba a la rehén atada. Cherry y Pink Lady en el automóvil de Cherry, mientras que los tres peones sobrevivientes en un coche separado. Emprendieron marcha hacia la sede, la mayoría con miradas de triunfo en su rostro, incluso Dom Perignon a pesar de la herida en la pierna. Pero Amarula tenia un mal presentimiento, ya que si bien el plan había sido cuidadosamente armado... había sido demasiado fácil, solo alguien con una herida leve y nada mas. Algo allí no iba bien... fue entonces cuando ocurrió...

Un disparo de rifle rompió el parabrisas del automóvil que Amarula conducía, por poco no le dio de lleno en el pecho. Por segunda vez en poco tiempo esquivaba a la muerte. Cassis grito y se aferro a Dom Perignon que se había quedado inmóvil por la sorpresa. No tuvieron mucho mas tiempo para reaccionar porque los disparos continuaron, Amarula salio rápidamente y usó la puerta delantera como cobertura. Vió cómo Cassis llevaba a Dom Perignon, bajaba del auto y se refugiaba detrás del mismo llevando a la vez a la rehén quien estaba paralizada de miedo

¡Es una emboscada!- Gritó Amarula comprobando que Pink Lady, Cherry y los peones también estaban siendo tiroteados- ¡Nos estaban esperando!

Los peones fueron cayendo uno por uno, sólo quedaban ellos cinco, Amarula, Cherry y Pink Lady contestaban el fuego pero las municiones empezaban a escasear. Cassis no podia hacer mucho cargando a Dom Perignon y vigilando a la rehén

¡Maldición!- Se quejó el jefe de estrategias- ¿Como no pudimos prever algo así? Si tan solo no estuviera herido! Cassis... sálvate, intenta huir a la sede
Ni lo digas- le dijo Cassis sonriendo a pesar de la critica situación- Si morimos lo haremos juntos

Amarula observó hacia el lugar de donde provenían los disparos. Eran demasiados, no podrían escapar de algo así, necesitaban mas miembros si querían salir con vida de allí. Si tan solo Bourbon, Chianti, Korn, Gin y Vodka estuvieran ahí la situación seria diferente. Uno de los hombres apuntaba hacia la cabeza de Cassis, en ese momento algo extraño sucedió. Amarula nunca se había arriesgado antes así por alguien, pero en ese momento no lo pensó demasiado. Se puso en medio para servir de escudo y dispuesto a matar a ese tipo pero una bala le dio de lleno en el abdomen... Era la primera vez que le herían en una batalla. El dolor era insoportable y Amarula esperó a que llegara el fin, pero Cherry se encargó de terminar con su asesino. Amarula cayó de rodillas incapaz de seguir, estaba perdiendo una buena cantidad de sangre pero los otros miembros parecían no percatarse, salvo Cherry que no sabía que hacer

¡Tenemos que llevarte urgente a la sede o serás historia!- le gritó la muchacha mientras recargaba su rifle

Amarula empezó a ver todo borroso, pero no lo suficiente como para no percatarse de la llegada a la escena de un Porsche 356A color negro, un Dodge Viper y un RX7 blanco...

Ahora sabrán lo que es bueno malditos- Sonrió Amarula, seguidamente cayó al piso desmayado

Everglo se hallaba totalmente desconcertada con esos cambios de dirección tan súbitos.
"Maldita sea" Pensó. "Al lado de Baileys me habría enterado mejor de lo que pasa aquí. Da igual. Nunca he formado parte de la élite y tampoco tengo ganas de jugar por el poder, como hacen ellos." Suspiró.

Everglo había recibido un mensaje de Baileys, le encargaba ocuparse de una nave de almacenaje en el puerto. Everglo no era tonta. Sabía que Bail había estado allí, y eso significaba que la nueva cabeza de la organización estaba desprotegida. No le hacía gracia que se moviese de un lado a otro tan libremente pero, al fin y al cabo, el anterior jefe estaba bien protegido y había desaparecido igualmente.

Con su pequeñín preferido, su rifle de asalto, entró en la nave. Parecía ser un centro de comunicaciones, pues había montones de salas de reuniones, vacías todas ellas. Parecía abandonado, pero ella sabía que el edificio seguía vivo, aunque hecho un asco. Con cautela y un silenciador, recorrió el edificio entero armada.

Al marcharse de allí, lo único que la delataba  eran seis casquillos de bala y seis cadáveres con los ojos abiertos, fijos en algún lugar de donde yacían, con gesto de sorpresa y tal vez miedo.

"Es extraño." Pensó ella. "Parecía una sub-base, un lugar sólo para reunirse y transmitirse información, pero había más cosas. Cosas importantes." Se dijo a sí misma mientras recordaba la enorme habitación que había encontrado con varios ordenadores, máquinas grabadoras, micrófonos y altavoces por todas partes. Alguien parecía haber huido de allí recientemente, pero a parte de eso, a Everglo le preocupaba una pantalla que delataba unos puntitos blancos en un mapa, la mayoría muy cercanos entre ellos. Y casi aseguraría que señalaban los miembros de SU organización.

Ella negó con la cabeza. "Nuestra Organización es mucho más poderosa que cualquier otra. Nadie podría intentar vigilarnos sin que Chianti y Korn le volase la cabeza." Una inquietud se apoderó de ella. "Al fin y al cabo, ¿esos cabrones se han infiltrado en nuestra sede, no?"

Otra vez subida a su moto, sus preocupaciones se hicieron más pequeñas, y una vez volaba a toda velocidad por las calles desiertas, casi se hicieron inexistentes. Disfrutaba tanto con ese momento... Reflexionó. Ella sabía que ese momento era crucial para la Organización y aunque su preocupación era sincera, la vivía a otro nivel que el resto de los miembros. "Supongo que es normal." Pensó, lúgubremente. "Todos vamos a morir. Algunos, antes que otros."

Ella tenía un plan. Era un plan en el que dejaría la piel, pero podía ser muy, muy arriesgado. En el peor de los casos, la organización enemiga podría capturarla. En el mejor de los casos... Quizás más de uno brindaría en su honor. Si es que lo descubrían.

Cogió el teléfono y llamó a un número que le había dado alguien de confianza mucho tiempo atrás. Bueno, no era exactamente alguien de tanta confianza como Baileys (que se habría metido en centenares de trampas para ayudarla, o derramar sangre que también le gustaba), pero era lo único que tenía en la Organización realmente parecido a un amigo. Un amigo extraño, pero un amigo. Le hacía sonreír a menudo y tenía un buen corazón. Casi no entendía como había acabado allí.

- ¿Málaga? - Preguntó ella.
- ¿Cómo has sabido que en realidad estoy vivo? - Le contestó una voz casi en susurros desde el otro lado de la línea.
- Ah, ¿es que te habías muerto? - Preguntó algo confundida Everglo. - Yo te he llamado a este número porque es el de emergencia, el otro no funciona y tengo algo muy importante que pedirte. Es cuestión de vida o muerte, y sólo puedo confiártelo a ti.
- Cuenta. - Respondió él, serio.
- Quiero verte. Y quiero saber donde es la fiesta. Tengo un plan. - Dijo ella, con una sonrisa que prometía sangre, la sonrisa de Tomoyo Akaihime, la apodada Princesa de la Sangre.
- Sólo si es importante. - Dijo él.
- Lo es. - Respondió ella. - Ah, y Michael... Te he echado  de menos. - Dijo con una sonrisa tímida que a través del teléfono él no pudo ver.

Poco después, ella colgó. Tenía un lugar y una hora, que por suerte no se encontraban demasiado lejos. Tan rápido como pudo, ella volvió a la Sede a recoger un par de cosas que necesitaría. Siempre se le olvidaba guardar las cosas importantes en otro lugar que no fuese ese, pero no se preocupó. Sintió lástima de ella misma, en otro tiempo no se habría preocupado de coger un silenciador. Daba lo mismo, sería la última vez que se preocuparía de algo tan estúpido.

Apenas dos horas después estaba en un bosquecillo rocoso, no lejos de un enorme edificio. Habitado. Vigilado. Custodiado. La organización enemiga, sin duda. O al menos, una de sus bases. Everglo sonrió al darse cuenta que había más movimiento fuera del edificio que dentro. No le extrañó. Málaga sabía perfectamente lo que pasaba a su alrededor y ella le había pedido que le dijese donde se celebraría su fiesta preferida: la de sangre, vísceras y fuego. Casi sospechaba la presencia de los que se habían encontrado para esa reunión de emergencia: A parte de Bail, Cassis, Gin y los suyos, Vermouth... quizás, Amarula y algunos otros que posiblemente tenían más contactos que ese tipo de reuniones. Por suerte, todo el mundo estaba demasiado ocupado, amigos o enemigos, para darse cuenta de su llegada, y ella no pensaba delatarse.

Hizo los últimos metros a pie, pinchándose con un par de arbustos. "Oh, vamos. ¿A ver si va a ser más eficaz un par de matorrales que un equipo de seguridad?" En el pequeñísimo claro le esperaba alguien que no era Málaga. Ella empuñó su arma y se preparó para matarlo, pero se paró a tiempo, recordando que el coche que había visto antes era un deportivo, como los que le gustaban a él. Si Málaga se estaba haciendo pasar por muerto, tenía ahora otra identidad, que podía ser perfectamente una identidad tan descabellada como el aspecto de ese intruso. Se acercó por detrás.

- Las manos en alto. - Dijo tan amenazadoramente como fue posible.
- ¡Everglo! - Dijo él. Ella se quedó quieta, pero todavía lo apuntaba con la pistola. - Soy yo. - Dijo él, mientras lentamente buscaba algo en un bolsillo.

Él tiró algo a los pies de Everglo. Lentamente ella lo recogió. Era la placa del FBI de Michael Myojin. Ella suspiró. El agente doble de la Organización, Málaga.

- ¡Gracias a Dios! Pensaba que no vendrías. - Dijo ella lanzándose a sus brazos.
- ¿Y dejarte tirada? Claro que no. Además, eso debería decirlo yo, que me has hecho esperar mucho.
- Lo siento. Tenía que coger algunas cosas.

Tomoyo cogió un par de cosas de su mochila, con cuidado y sacó un pequeño mando.

- ¿Cuál es tu plan? - Preguntó él.
- Es muy sencillo. Haré el máximo daño posible a esos cabrones. Con explosivos. - Dijo con una sonrisa.

Málaga la miró, serio y preocupado. Antes de que pudiese hablar, ella se adelantó.

- Ey, ey. No soy tonta. Te he dicho que tengo un plan. Escúchame. - Ambos se sentaron en una roca, mientras ella arrastraba su mochila cerca mientras buscaba cosas. - Todos están ocupados luchando contra nuestros compañeros, aquí al lado. - Dijo mientras oportunamente sonaba una ráfaga de balas. - Es verdad que habrá mucha vigilancia en un momento de alerta, pero me apuesto  lo que quieras a que no han podido movilizar toda su élite. Seguro. La mitad de ellos deben estar recibiendo balazos de los nuestros y la otra mitad con los francotiradores de allí arriba - Dijo señalando un lugar concreto del edificio. - o dando órdenes a unas ratas nerviosas. Me podré colar sin problemas. Llevaré los explosivos en forma de un chaleco bomba, por si me pillan. Será mi arma contra ellos, aunque no quiero que me maten allí, intentaré moverme hacia el interior y allí instalar los explosivos que llevaré para hacer volarlo todo. Estaremos en contacto por estos pinganillos. - Dijo sacándolos de la mochila. - Quiero que tú cojas el mando. Si me encuentran, aprieta el botón, ¿vale? Que no me pillen viva. Una vez lo haya colocado todo, yo te avisaré y lo harás explotar. ¿Lo harás?

Málaga la miró con seriedad.

- Hay muchas posibilidades de que no salgas con vida de ésta. ¿Lo sabes?
- Sí. Pero los míos están en peligro y yo puedo hacer algo por ayudarlos, aunque sea un poco radical.
- Sabes que si te encuentran antes de tiempo, es posible que no tenga el valor de apretar el botón, ¿no?

La sonrisa de Everglo se le borró de la cara rápidamente.

-  Escúchame. Sé que no quieres hacerlo, pero te necesito. No se trata de que acabes con mi vida, se trata de que te necesito para una de las misiones más importantes que hemos tenido nunca. Me ayudarás, ¿verdad? - Él asintió. - Júramelo. - Pidió ella, mirándole a los ojos.

Él suspiró y ella sonrió, sabiéndose ganadora.

- Gracias. - Dijo abrazándole de nuevo. Cuando se separaron, los ojos de ella casi estaban al borde de la lágrima.

Ella se marchó, con los explosivos alrededor de su figura, con su Beretta 92 en mano. Su compañera más leal, cargada y lista. Tenía una leve idea del interior del edificio y de su distribución. Donde sus conocimientos no llegasen, lo haría su instinto. Con el silencioso paso de un depredador, rodeó el edificio, haciendo una larga vuelta que le molestó. Todavía camuflada en ese bosque cada vez más penoso y seco, observó la parte de atrás. Parecía más bien una salida de emergencia. Había sólo dos francotiradores en una de las ventanas. Eran muy discretos, pero sus cañones no tanto. En una ventana de la primera planta había otra persona, no tan discreta y aparentemente desarmada. Era algo extraño. Quizás era el tipo que daba la alarma. Quizás. Con cuidado, silenciador y concentración, le disparó. Antes de darle se dio cuenta. Era una trampa.

¿Un tío desarmado y blanco fácil? Mierda. Disparó a los francos segundos después. Aunque esta vez no fue tan fácil: se montó un buen tiroteo. Aunque desconocían su posición, cada vez afinaban más con la puntería y aunque ella sabía donde deberían estar, no conseguía darles. Ya cabreada, y escuchando la respiración de Málaga al otro lado, se puso a disparar en su modo "delirio de locura". No iba a fallar en esa misión. Nadie podía detenerla. Muertos ya los enemigos, se arrastró rápidamente hasta la puerta. Evidentemente, no estaba abierta. Agradeciendo su... plan, Everglo instaló una pequeña carga de picrato de amonio. Una carga muy, muy pequeña. Tenía pequeños sobres con esa sustancia y un sistema de detonación independiente para casos como ése: puertas cerradas, perseguidores algo obstinados, una viga que debería dejar de existir... Sólo deseaba que ese sistema de detonación no interfiriese en la frecuencia de onda del chaleco que llevaba.

Respiró hondo. Apretó el botón. A casi viente metros de distancia de la puerta, notaba un intenso calor y una onda de sonido a causa de la explosión.

- ¿Everglo? - Escuchó ella la voz de Málaga, ansioso y preocupado, a través del pinganillo.
- No te preocupes, estoy bien. Sólo he tenido que jugar un poco a la pirotecnia.

Ella se volvió a centrar en la misión. Ya no tenía obstáculos, pero seguro que alguien iría allí a comprobar qué narices estaba pasando. Podía quedarse allí, en una zona segura, y esperar a que fuesen a investigar y colarse detrás de ellos, pero corría el riesgo que buscasen el bosque y la encontrasen. No, si la encontraban, tenía que ser dentro del edificio, aunque ella prefería tener tiempo para instalarlo todo.

- Ahora me infiltro dentro. - Susurró. - Voy a necesitar todos mis sentidos para la misión. - Dijo ella, en un intento de tranquilizar a Málaga con un poco de información.

Corrió por los pasillos, haciendo ruido, sí, pero desplazándose rápido hasta llegar a algún sitio donde se pudiese llegar a esconder si entraba alguien. Un miserable pasillo totalmente recto no era un buen escondrijo. No. Ella tosió con el polvo de la explosión. Esa misión suicida, esa misión kamikaze, la hacía por su hermanita Sakura.

Todo estaba extrañamente en la penumbra, como si no quisiesen que la luz solar se filtrase por las ventanas. Everglo no iba a encender una luz para ser descubierta, tampoco. Escuchó pasos y contuvo la respiración. Estaba casi al final de ese pasillo, pero no había sido lo suficientemente rápida. Se apartó en un acto inconsciente, como si la pared pudiese camuflarla por completo, aunque sabía que la descubrirían. Ya los oía, eran al menos dos. No, tres o cuatro. Esperó, conteniendo el aliento.

- ¡Alto! ¿Quién eres? - Gritó uno de ellos en cuanto la vieron.
- No disparéis. - Dije mientras ignoraba su pregunta. - O volaremos todos por los aires. - Dije mostrando el chaleco.

Se pararon unos segundos, confusos. Everglo sonrió.

- Es un farol. - Reaccionó finalmente uno de ellos.
- Claro que sí. - Sonrió irónicamente ella, mientras su pistola los agujereaba, sin darles tiempo a pensar si de verdad se trataba de una bomba real.

Uno de ellos sobrevivió y empezó a dispararle. Ella tuvo apenas tiempo para moverse un poco, pero esa bala no le habría dado aunque no se hubiese movido. Era para ganar tiempo, pues el sujeto estaba huyendo.

"Estúpido." Pensó ella. "Menudo idiota." Ella tuvo la gentileza de dedicarle dos disparos, que tintaron su ropa oscura con una flor roja de largos pétalos desiguales. Cayó al suelo. Todavía escuchaba su respiración agitada. En otros momentos, habría disfrutado mucho. En otros momentos, ese sonido le habría hecho suspirar de la emoción y casi le habría distraído de la misión, pero ya no. Tenía algo más importante que ella misma que debía llevar a cabo.

- Sigo viva. - Informó a Málaga. - Continuo.
- Suerte. - Le deseó él y ella supo que se lo decía de todo corazón.

Sabía que esa zona estaba bastante desierta, pero la gente, los que importaban de verdad, tenían que estar en algún sitio. Quizás en los pisos más altos. Ella suspiró, por enésima vez. Se estaba metiendo en un terreno cada vez más duro y no tardaría en salir más gente a por ella, ya que esos peones no habían informado que habían eliminado el intruso. Las balas de su Beretta empezaban a escasearle y aunque no fuese así, sabía que no tendría tiempo de encararse a demasiados enemigos a la vez si tenía recargarla continuamente. Decidió instalar allí mismo los explosivos. Ese era el momento más delicado y tenía que ser rápida y precisa.

Ahora debía no sólo desconectar el chaleco bomba, desmontarlo y volverlo a montar para que hiciese el máximo daño posible al enemigo, si no que tenía ser rapidísima, pues si la encontraban mientras todavía no había vuelto a activar las bombas, su esfuerzo habría sido un fracaso. Por completo. Sacó sus herramientas. No parecían especializadas para la tarea, pero a ella no le hacía falta demasiadas historias, sabía que debía hacer. Con pericia desconectó los cables que alimentaban la carga con su iniciador. Cautelosamente, se quitó ese pedazo de tela ahora inservible y se dedicó a la seductora tarea de crear una explosión monstruosamente dañina. En pocos minutos, aunque se le hicieron más largos que nunca, lo consiguió. Sonrió, descansada, y se secó el sudor que le había causado la presión.

- Vale, Málaga, ya puedes darle al botón de detonación. Iniciará una cuenta atrás de tres minutos.
- ¿Ya has salido del edificio?

Esa pregunta le extrañó.

- No, claro que no. Pero ahora no tenemos tiempo para eso, si yo pudiese salir, significaría que muchos otros también. Y ése no es nuestro objetivo. Nuestro objetivo es volarlo todo.
- No voy a detonar la bomba si sigues ahí dentro.

Por un segundo Everglo perdió los nervios.

- Málaga, no me jodas. Te lo he dicho. Esto es importante, no me vengas con dudas. Tú, detónalo. Igual consigo salir a tiempo. Y si no, bueno, yo me lo he buscado.
- No pienso... - Continuó Málaga. Everglo rozó a desesperación. Su plan se iba a pique a una velocidad que no imaginaba.
- ¡Joder! Ya voy.

Salió de allí, rápidamente. Era imbécil. Pensaba que si se llevaba consigo el mando, podrían arrebatárselo y fastidiar toda la misión por un error, pero su error había sido pedirle a Málaga que la matase. Ella debería haber imaginado que no lo iba a hacer.

Con lágrimas en los ojos llegó hasta donde estaba Málaga, que ahora le parecía estúpidamente lejos de la bomba.

- ¡Dame el detonador, joder! - Casi gritó ella.

Cogió el detonador que él le tendía, casi estupefacto.

- Lo siento. - Dijo ella, un poco más calmada. - Es que no puedo fallar. Yo no... Ya está. – Dijo apretando el botón, seria y tranquila.
- La misión ha sido un éxito, entonces. – Dijo él.
- No estés tan seguro. – Murmuró. – El edificio todavía no ha explotado. Cuando lo haga, podremos estar seguros que todos los que estén en un radio de…

Ella se paró, con las pupilas dilatadas del miedo. Con un gesto de sorpresa y horror miró a Málaga.

- …de 60 metros morirán. Y eso incluye también a los nuestros. Mierda, mierda, mierda… - Dijo en un tono casi histérico.

Ella se puso en pie.

- Tengo que pararlo. Tengo que desactivar la bomba.
- ¡¿Qué estás diciendo!?

Ella se giró hacia Málaga, como si de repente hubiese recordado que él estaba allí.

- Lo siento. No puedo dejar que explote la bomba. Nos mataría a todos. No nos queda tiempo, me voy. – Echó a correr, pero se paró a los pocos pasos. – Málaga, - Dijo tendiéndole el detonador. – yo quería que apretases tú el botón por algo. – Dijo con una tierna sonrisa.

Volvió a correr, de nuevo, hacia el edificio, un edificio que volaría en pedazos en como máximo dos minutos. No supo cómo, pero corrió más deprisa que nunca. Llegó al angustiosamente largo pasillo recto, lo cruzó, tropezando con uno de los cuerpos, pero continuó otra vez hasta llegar a los explosivos.

Miró el contador, le quedaba menos de un minuto. Y en un minuto no se desactivaba una bomba. Perdió cinco preciosos segundos con la mente completamente bloqueada, pero luego reaccionó. Si no podía evitar la explosión, podía evitar que fuese lo suficientemente potente como para que pusiese en peligro a los suyos. Arrastró los explosivos lejos de las vigas principales del edificio, aunque era consciente que no podía hacer mucho, Quizás, si el edificio se mantenía en pie, los escombros impulsados por la explosión serían menores y causarían menos daño.

Se alejó de los explosivos, quizás por instinto de protección, aunque sabía que no iba a sobrevivir, no tenía fuerzas ya para nada. No sabía si le quedaban dos segundos o treinta, pero los iba a aprovechar. A través del auricular que ambos llevaban puesto todavía, Everglo dijo, con voz temblorosa:

- Michael… No voy a poder salir de esta. - Hizo una pequeña pausa. - Siento haberte metido en algo así, pero no quiero que te culpes por esto, es sólo culpa mía. No llores, ¿de acuerdo? Ni se te ocurra llorar. – Dijo con una pequeña sonrisa.
- Tomoyo… - Dijo Málaga y ella pudo adivinar por su voz que estaba llorando.
- No llores… - Repitió ella. – En el detonador… Hay algo para ti. – Dijo ella.

Ella pudo escuchar como él manipulaba el detonador, hasta que se le ocurrió abrirlo. Ella sonrió, le conocía demasiado bien.

- Es una nota… - Susurró él.

Al mismo tiempo que él lo dijo, un corto pitido alertó a Everglo, que abrió los ojos, con el corazón lleno de miedo, mientras que apenas décimas de segundo después, la sala se llenaba del mismo fuego del infierno. Ella intentó gritar de miedo, pero supo que ya no podía hablar, su garganta, si es que todavía funcionaba, estaba seca del aire asfixiante de la explosión. Sabía que se estaba muriendo.

Y recordó la nota. No sabía si él había tenido tiempo de leerla, pero no podía esperar mucho más por una respuesta.

- Tomoyo… Yo…

Había escuchado que al morir, el oído es el último sentido en apagarse. Ella como médico, sabía que era porque los nervios auditivos estaban más cerca del cerebro que el resto. Ya no podía ver nada y la sensibilidad se estaba yendo por momentos. Respirar le costaba cada vez más, pero todavía pudo oír dos palabras, aunque su cerebro no las reconoció. Su corazón latió acelerado durante los últimos instantes, esperando que esas palabras fuesen las que ella esperaba.

Durante sus últimos segundos, quizás producto de sus deseos, le pareció ver y oír algo más que ese oscuro lugar en ruinas. Quizás fue un sueño, pero le pareció escuchar a Málaga.

Y se hundió en la misma oscuridad, cálida y fría, a la que había enviado a tantos antes.

El mensaje de la llamada era claro y conciso, los tipos de Red Crown habían encontrado información sobre la localización de la base enemiga. Tuvo que dejar a Emmets cuando acababa el maquillaje, pero el dicho contenido de la llamada hizo que Málaga saliera corriendo de la casa de Emmets sin siquiera decirle adiós, algo que no le importó demasiado en ese momento.  La noticia le había venido bien, sabía que podía confiar en sus contactos.

-Si el mismo jefe de Red Crown me ha llamado, la información debe estar confirmadísima. De momento no haré movimientos innecesarios, pero he de ir a investigar… ¿Quién iba a pensar que estaría en aquel lugar? Tonto de mí, estuve tan cerca de allí-suspiró apesadumbrado. Estaba cansado de jugar a éste juego, la peluca ya le estaba empezando a molestar e incluso a picar, además de que se sentía mal.

Sentía una presión inmensa en el pecho como el día en que él “murió” pero mucho más fuerte, su instinto le decía que alguien estaba a horas de morir, quizás si se movía lo bastante rápido pudiera evitar una tragedia. Además, toda la situación actual le traía recuerdos de cuando estaba en el FBI, más concretamente en aquel día tan fatídico donde él y su compañero desmantelaron a una organización pequeña, pero con estructura similar.

FLASHBACK

Un joven Málaga de apenas 19 años caminaba lentamente seguido de otro joven, su compañero. Éste joven era todo un misterio, ya que a veces era divertido, pero su humor cambiaba con cada segundo que pasaba. Era lo que se conocía como un bipolar, pero pese a todo era muy divertido. Un día le pidieron que ayudara a desmantelar una pequeña red de traficantes, una organización en toda regla. En los últimos 20 años, sólo había habido una organización mafiosa grande en los Estados Unidos y esa organización era Nile, una organización encargada de robos de obras de arte. Desde entonces, todas las organizaciones, por pequeñas que fueran, imitaban dicha estructura. Un día, Málaga tuvo que dispararle a su compañero, cayendo éste en pleno río Yukón. A partir de ese día, Michael buscó sin descanso a su amigo.

FIN DEL FLASHBACK

La vida muchas vueltas da, y la verdad es que el dicho tenía razón. ¡¡Que irónica era la vida!! No pudo evitar soltar una leve carcajada. Definitivamente sí, era demasiada irónica.

FLASHBACK

Emmets le estaba dando los detalles últimos del disfraz, su tono pálido de piel. De repente el móvil empezó a sonarle. Rápidamente respondió.

-Soy yo-habló mientras salía corriendo de la casa de Emmets casi sin dar las gracias.

-Tengo información sobre la base enemiga, o mejor dicho, su localización- Además, uno de los altos cargos es tu mejor amigo y ex-compañero-resonó la dura y vieja voz ronca de Ed, el jefe de Red Crown. Si él llamaba la información era 100% fiable. No era moco de pavo. Tardó un rato en asimilar esa información, simplemente no quería  o no podía creerlo.

-Pe-Pero. ¿Por qué?-fue todo lo que se le ocurrió decir, no era algo que se escuchara todos los días. La incredulidad era lo único que se le pasaba por la cabeza, pero Ed no había acabado

No es momento de preguntas, en este momento tu prioridad es saber la situación de la base enemiga. Hyde y Mila se reunirán contigo en un bosque al oeste de tu posición actual-resonó la fuerte voz de Ed. Era cierto, no era momento de lloriquear.

Ya lo sé…. Gracias Ed. Me pondré en marcha-dijo cortando la llamada. Eso le dio mucho que pensar, pero sabía que podía confiar en ellos.

FIN FLASHBACK

Se dirigió hacia su destino, no le gustaba hacer esperar a nadie.

Aquí estoy, Mila, Hyde-dijo de manera aburrida

-Iré al grano, Michael. La base enemiga está situada en la cima de la montaña dónde reventaste tu carro-quien habló fue Hyde, él y su borde y amargada forma de hablar.

Según nuestros informes, la montaña está hueca, reforzada con hormigón simulando la estructura de las colmenas de hormigas. En la cima hay un pequeño cortijo de dos plantas.-quién habló fue Mila, la chica que estuvo en coma y que ahora vive con Hyde. Un móvil empezó a sonar y juzgando por la musiquilla, era el móvil de Málaga. El número  correspondía al de Everglo. Los ojos se le iluminaron levemente, algo que no pasó desapercibido para sus acompañantes, Hyde sonrió y Málaga le miró mal mientras descolgaba el teléfono

¿Málaga?-escuchó al otro lado del teléfono

¿Cómo has sabido que en realidad estoy vivo?-le preguntó en susurros.

Ah, ¿es que te habías muerto? Yo te he llamado a este número porque es el de emergencia, el otro no funciona y tengo algo muy importante que pedirte. Es cuestión de vida o muerte, y sólo puedo confiártelo a ti.

Cuenta-respondió serio. Conociendo a la chica, planeaba algo a lo grande.

Quiero verte. Y quiero saber donde es la fiesta. Tengo un plan

Lo imaginaba. Esta chica…-pensó Málaga con una gotita de pena cayéndole por la cabeza, para luego añadir- Sólo si es importante

- Lo es. Ah, y Michael... Te he echado  de menos.

Esas palabras hizo que Michael esbozara una sonrisa sincera, sonrisa que hace mucho tiempo que no esbozaba. Condujo hacia el bosque, usando su deportivo. Ese bosque en el que casi pierde la vida. Aparcó su deportivo, ocultandolo de la vista de las personas, y avanzó hacia el pequeño claro donde habían quedado. Pasó el tiempo, y hacía poco que había oscurecido. Everglo se retrasaba, estaba empezando a preocuparse. ¿Le habría pasado algo? Un ruido en los matorrales le hizo ponerse levemente en guardia, hasta que notó que alguien le apuntaba por la espalda.

Las manos en alto-dijo la voz amenazadoramente.

¡Everglo! Soy yo-dijo tranquilamente mientras buscaba algo en su bolsillo, más concretamente la placa del FBI que le identificaba.

- ¡Gracias a Dios! Pensaba que no vendrías. - Dijo ella lanzándose a sus brazos, Michael, no se esperaba esa reacción, pero la recibió bien, e incluso le sonrió a la chica.

- ¿Y dejarte tirada? Claro que no. Además, eso debería decirlo yo, que me has hecho esperar mucho.-dijo fingiendo enojo pero la leve sonrisa que mostraba le delataba.

- Lo siento. Tenía que coger algunas cosas.-dijo la chica, mientras rebuscaba en su mochila y sacaba un mando.

- ¿Cuál es tu plan? - Preguntó Michael, algo no le gustaba nada.

- Es muy sencillo. Haré el máximo daño posible a esos cabrones. Con explosivos. - Dijo con una sonrisa.

Málaga la miró, serio y preocupado, definitivamente su sexto sentido se alarmó, iba a protestar pero Everglo se le adelantó.

- Ey, ey. No soy tonta. Te he dicho que tengo un plan. Escúchame. Todos están ocupados luchando contra nuestros compañeros, aquí al lado. Es verdad que habrá mucha vigilancia en un momento de alerta, pero me apuesto  lo que quieras a que no han podido movilizar toda su élite. Seguro. La mitad de ellos deben estar recibiendo balazos de los nuestros y la otra mitad con los francotiradores de allí arriba o dando órdenes a unas ratas nerviosas. Me podré colar sin problemas. Llevaré los explosivos en forma de un chaleco bomba, por si me pillan. Será mi arma contra ellos, aunque no quiero que me maten allí, intentaré moverme hacia el interior y allí instalar los explosivos que llevaré para hacer volarlo todo. Estaremos en contacto por estos pinganillos Quiero que tú cojas el mando. Si me encuentran, aprieta el botón, ¿vale? Que no me pillen viva. Una vez lo haya colocado todo, yo te avisaré y lo harás explotar. ¿Lo harás?

Michael la miró con seriedad, su sexto sentido le avisaba de que algo no iba nada bien. Se empezó a preocupar severamente

- Hay muchas posibilidades de que no salgas con vida de ésta. ¿Lo sabes?

- Sí. Pero los míos están en peligro y yo puedo hacer algo por ayudarlos, aunque sea un poco radical.

- Sabes que si te encuentran antes de tiempo, es posible que no tenga el valor de apretar el botón, ¿no?

Vio cómo la sonrisa de la chica se le borró de la cara. No le gustaba nada ese plan

-  Escúchame. Sé que no quieres hacerlo, pero te necesito. No se trata de que acabes con mi vida, se trata de que te necesito para una de las misiones más importantes que hemos tenido nunca. Me ayudarás, ¿verdad? Júramelo.

Málaga suspiró incapaz de mirar los ojos decididos de su compañera. No le gustaba ese plan, pero ella tenía razón. De algún modo sabía que había perdido ese duelo.

- Gracias. -ella le volvió a abrazar, se fijó bien en que, cuando se separaron, los ojos de ella estaban al borde de las lágrimas.

Él la vio marchar, con su Beretta 92, para acercarse al edificio. El tiempo se le hacía interminable, hasta que escuchó una explosión pequeña. La sangré se le heló en las venas.

- ¿Everglo?

- No te preocupes, estoy bien. Sólo he tenido que jugar un poco a la pirotecnia.

Michael suspiró mientras intentaba serenarse, había estado en muchas misiones de infiltración y sabía en qué estaba metida Everglo, pero por eso mismo no podía estar tranquilo. Después de semejante susto, Michael se sentía un poco más viejo. El tiempo pasaba interminablemente, hasta que la voz de Everglo volvió a escucharse.

- Ahora me infiltro dentro. Voy a necesitar todos mis sentidos para la misión.

Málaga daba vueltas sobre la hierba del bosque. De vez en cuando escuchaba a Everglo de hablar e incluso algo de acción. No podía evitar preocuparse

- Sigo viva. Continuo.

- Suerte.

Se lo había deseado de todo corazón, pero su preocupación era lógica. Sentía y veía la sombra de la misma parca rondando el edificio. Hasta que escuchó el mensaje de Everglo.


- Vale, Málaga, ya puedes darle al botón de detonación. Iniciará una cuenta atrás de tres minutos.

escuchar leyendo lo que viene a continuación, hasta el final del post:

- ¿Ya has salido del edificio?-preguntó serio

- No, claro que no. Pero ahora no tenemos tiempo para eso, si yo pudiese salir, significaría que muchos otros también. Y ése no es nuestro objetivo. Nuestro objetivo es volarlo todo.

- No voy a detonar la bomba si sigues ahí dentro.-Málaga estaba preocupado, no quería hacerlo

- Málaga, no me jodas. Te lo he dicho. Esto es importante, no me vengas con dudas. Tú, detónalo. Igual consigo salir a tiempo. Y si no, bueno, yo me lo he buscado.

- No pienso... -Málaga fue interrumpido

- ¡Joder! Ya voy.

Málaga sonrió feliz, había conseguido su objetivo, que era que ella volviera. No quería perderla. La vio llegar con lágrimas en los ojos

- ¡Dame el detonador, joder!

Málaga estupefacto le tendió el detonador

- Lo siento. Es que no puedo fallar. Yo no... Ya está.

- La misión ha sido un éxito, entonces. – Dijo él tranquilamente, pero molestosamente esa sensación no se le pasaba.

- No estés tan seguro. El edificio todavía no ha explotado. Cuando lo haga, podremos estar seguros que todos los que estén en un radio de…-con las pupilas dilatadas por el miedo se giró hacia el joven agente- - …de 60 metros morirán. Y eso incluye también a los nuestros. Mierda, mierda, mierda… Tengo que pararlo. Tengo que desactivar la bomba.

- ¡¿Qué estás diciendo!?-gritó Málaga, un poco exasperado- Ella se giró hacia él-

- Lo siento. No puedo dejar que explote la bomba. Nos mataría a todos. No nos queda tiempo, me voy. – Echó a correr, pero se paró a los pocos pasos. – Málaga, - Dijo tendiéndole el detonador. – yo quería que apretases tú el botón por algo. – Dijo con una tierna sonrisa. Málaga sólo pudo observar como Everglo se marchaba.

Los minutos se hacían eternos, Michael intentaba gritar pero la voz no le salía, las lágrimas le caían por las mejillas, algo irónico viniendo de él, ya que ni recordaba la última vez que había llorado. Poco tiempo después, escuchó como Everglo le hablaba

- Michael… No voy a poder salir de esta. Siento haberte metido en algo así, pero no quiero que te culpes por esto, es sólo culpa mía. No llores, ¿de acuerdo? Ni se te ocurra llorar

Ya era tarde para pedirle eso, él ya estaba llorando a moco tendido. Las lágrimas le salían sin que pudiera controlarlas

- Tomoyo…

- No llores… En el detonador… Hay algo para ti.

Preso de los nervios, Málaga empezó a intentar abrir ese detonador hasta que por fin pudo. En su interior había una nota, dirigida a él

- Es una nota…

Adiós, Michael. Me arrepiento de no haber tenido más tiempo para pasarlo contigo, pero ya no importa. Lo siento tanto… Querría haberte dicho en persona lo que ni siquiera me atrevo a decirte ahora.
Cuéntaselo a Bail, ella cuidará de Sakura. Dile que también lo siento.
No llores

Mientras leía la nota, las lágrimas no se detenían, un corto pitido le alertó. La bomba explotó. Guardó la nota y salió corriendo hacia la casa. Debía salvarla a toda costa, mientras corría quería escuchar que todo iba bien, que todo fuera una pesadilla sin dejar de correr habló

- Tomoyo… Yo…

Sin detenerse, su cerebro procesaba esas dos palabras tan difíciles de decir, mientras su cuerpo entraba de lleno en la base o lo que quedaba de ella

…te amo

Había conseguido decirlas y poco a poco se encaminaba hacia el interior, corriendo como nunca antes lo había hecho. Había sufrido varias quemaduras pero le daba igual. Todo era por ella. Debía llegar dónde ella estaba. Entonces la vio, se acercó esquivando las llamas, y cargó con su cuerpo, sacándola de la base poco tiempo después. Ya sobre la hierba del bosque, se dedicó a tomarle el pulso. No tenía. Se negaba a aceptarlo, entre lágrimas, sólo pudo hacer algo, algo que hubiera deseado hacer cuando estaba ella con vida. La besó como si su vida dependiera de ello. Dos lágrimas cayeron sobre el rostro de ella. No quería aceptar pero era real. Cuando el aire se le estaba acabando retiró sus labios, se secó las lágrimas y llamó a Baileys Brandy y antes de que ella contestara, Málaga se adelantó

Baileys... yo…-no pudo evitar que las palabras se le hicieran un nudo en la garganta, no quería decirlas. Era como aceptar algo que no quería hacerlo, pero su mente fue más rápida, con un sollozo siguió-yo… Everglo… ¡¡¡Ella está muerta!!! ¡¡¡Maldita sea!!!-No pudo evitar volver a llorar a moco tendido, avergonzado de que Bail le oyera así decidió colgar no sin antes añadir algo-Estamos en las cercanías de la base enemiga… siendo tu… ya sabrás donde es

Volvió su vista al cuerpo de Everglo, y empezó a secarse las nuevas lágrimas que enmarcaban su rostro, y apoyándose en un árbol, mientras más lágrimas caían por su rostro, no pudo evitar acordarse del final de una canción que le gustaba

Si pudiera volar, como el cometa que brillando ahora está, seguramente querría contigo estar por la eternidad-mientras cantaba ese trozo, empezó a recordar todos los momentos vividos con ella, y nuevas lágrimas caían sobre su rostro. Había sufrido una enorme pérdida que seguramente le marcaría para siempre

La operación empezó siendo un éxito, hasta que Dom se llevó un balazo en la pierna, de manera superficial, a causa de una negligencia de Cassis.
Se montó en el coche de Amarula con ella y se marcharon del lugar, dandole vueltas a lo que acababa de pasar. Si este era todo el alcance de esa organización, no había ningún peligro, pero al mismo tiempo, tampoco había motivos para que Brandy se mezclase con ellos. O algo más debería ocurrir, o algo falla.

Efectivamente, hubo un error, aunque entraba en los planes, pero como la peor de las consecuencias. Una emboscada atacó al grupo de hombres de negro que pretendía salir victorioso del lugar.
Cassis quiso proteger a Dom de los disparos, posiblemente por sentimiento de culpa. Lamentablemente él no podía hacer mucho al respecto, dada la situación de su pierna.
-No quiero que defiendas, quiero que ataques- le dijo a Cassis mientras le recomendaba tomar una posición mas estrategica para afrontar a los enemigos junto a Amarula.
-Ni hablar, no te volverán a disparar por mi culpa- dijo ella con la mirada fija.

Dom miró a los lados, quiso confirmar algunas de sus sospechas. Este plan tenía varios objetivos, y aunque de una manera algo peligrosa, poco a poco se iban cumpliendo.
El primero era ver como trabajaban los miembros de la organización rival y cual era su alcance.
-Teniendo en cuenta el despliegue y los efectivos con tan poco tiempo de reacción, los califico como una B, por el momento- empezó a pensar.
El segundo era evaluar la posibilidad de que algún traidor andase cerca suyo. Naturalmente que lo había, ya que semejante despliegue era imposible para solo una guardia. O era alguien de su equipo, o había espias en la reunión. Personalmente ya tenía a una sospechosa potencial fichada.
Y el tercer objetivo...

Dom se giró y vio llegar algunos coches de la organización. En uno venían Brandy y un hombre que le sonaba de algo, pero no sabía de que. En el otro Chianti, Korn y Bourbon. Finalmente llegó el tan caracteristico Porsche de Gin, donde salieron él y Vodka. Gracias a estos refuerzos, se pudo hacer frente sin problema a la emboscada. De hecho con los que eran ya era mas que posible, pues esa zona no era tan amplia como para esconder a tantos enemigos, pero gracias a los refuerzos se redujeron los daños al mínimo.
El tercer objetivo se había cumplido, y así se lo haría saber a Brandy en cuanto pudiera hablar con ella.
Gin y Brandy se acercaron al coche donde estaban Cassis y Dom.
Las dos personas que solían acompañar a Dom en las reuniones mas privadas del jefe, Gin y Brandy, el rey y la reina. Los tres eran imprescindibles, los tres se molestaban entre si, los tres se respetaban y ninguno de los tres lo admitiría jamás.
-Dom, no te ves muy bien- dijo Brandy con expresión entre burla y cabreo.
-Ya lo ves mi reina, se me da mejor el trabajo interno- contestó Dom sin perder su sonrisa desafiante.
-¿No ha sido un poco arriesgado para ser tú?- contestó ella poniendo un rostro algo más serio.
Dom agarró a Brandy del brazo y la miró fijamente.
-¿Has visto lo que he tenido que hacer para sacarte de tu escondite? Cuando la situación es crítica, ocultar demasiada información puede ser letal para nosotros.- Ella mostró cierto descontento en su mirada, pero Dom seguía hablando. -Somos una gran construcción, y hemos perdido la pieza mas importante de todas, el jefe. Ahora nuestra construcción no deja de ser un montón de piezas inestables, y si no nos unimos unas con otras, el edificio se cae, ¿lo entiendes?- continuaba Dom mientras veía como Gin se llevaba a Cassis. Por desgracia no era el momento para mostrar descontento sobre esa acción. Por su parte, Brandy escuchaba el discurso de Dom, con cara molesta, sabiendo que frase venía ahora. Por respeto a su herida, le dejo volverla a decir una vez más.
-Jefa, ahora mas que nunca. Todas las piezas importan.-

De repente se escuchó una explosión en un edificio muy cercano, un edificio que seguramente era de la organización rival. Dom no tenía controlada esa zona, y por lo tanto no tenía ni idea de lo que podía estar pasando.
Brandy y el resto centró su atención en ese edificio. Nadie sabía muy bien lo que podía estar pasando. Primero fue una explosión leve, lo cual solo alertaba al grupo sin más, y creó un poco de confusión. Hubo un rato de reflexión donde entre algunos miembros pudieron hablar. Dom se quedó sentado en el coche, en ese momento tenía mucho que pensar.
Sus pensamientos fueron interrumpidos por una explosión mucho mayor del mismo edificio. Ni punto de comparación con la primera.

Poco después, el transmisor de Dom empezó a sonar.
-Dime Cordial- dijo mientras seguía mirando el edificio.
-Esa explosión que acabas de oir. Ha sido un golpe de Everglo contra la organización rival. Me he enterado demasiado tarde. Ella acaba de morir.-
Dom se quedó perplejo. No sabía ni que pensar. Se sintió orgulloso de que un solo miembro de su organización fuera capaz de propinar un golpe tan eficaz contra los enemigos, pero una perdida así...

Dom salió del coche dirección a Brandy, la mejor amiga de Everglo. Tenía que darle la noticia, pero parece que no hizo falta. El móvil de Brandy sonó, la llamada fue corta, pero la cara de Brandy lo dijo todo. Entre la herida en la pierna y la horrible noticia, Dom prefirió no seguir caminando. Se sentó en el suelo apoyado en el coche de Amarula, el cual ya no estaba, pues fue llevado por uno de los peones directamente al médico de la organización.

-Si las piezas no se unen como es debido, si actuamos de tal forma que el edificio se mueva mas allá de sus cimientos...- Iba susurrando. No podía apartar la mirada de la cara de Brandy. -El edificio se cae.-

Nada más escuchar el disparo Cassis reaccionó rápidamente y se aferró a Dom. No iba a dejar que le volviesen a disparar por su culpa, prefería herirse ella. Salieron rápidamente del coche para refugiarse detrás de él. Dom Perignon le dijo que escapara, definitivamente el disparo le había afectado o algo así, ¿cómo podía pensar eso? Afortunadamente, segundos después de la respuesta de la chica, este empezó a pensar una estrategia para escapar, lo cual alegró a Cassis: seguía siendo él después de todo.
Entonces una bala fue disparada hacia la cabeza de Cassis. Esta se quedó paralizada, no tuvo tiempo de reaccionar.. Pero no le hizo falta. De repente Amarula se puso delante, recibiendo en su pecho el disparo. Cassis no lo podía creer. ¿Por qué hacía eso por ella? Supuso que simplemente no lo pensó, pues le consideraba demasiado idiota como para salvar a alguien conscientemente. Afortunadamente, Cherry acabó con el tipo que disparó aquella bala.
Entonces varios vehículos llegaron a la escena. Cassis miró el Porsch negro de su tío y se temió lo peor. Gin se acercó a donde ella estaba directamente y la agarró bruscamente del brazo, diciéndole “Te dije que te mantuvieras alejada”. A lo que Cassis no respondió, solo se limitó a poner expresión de molestia mientras se zafaba de él, aunque esto no le sirvió de mucho porque el asesino volvió a agarrarla y la metió en el coche. Por un momento le volvió a mirar y le pareció algo.. ¿amable? Pero su tío era demasiado frío como para preocuparse por ella de verdad, por lo que prefirió no pensar en eso. En su ausencia, un sonido de explosión que escuchó ocupó sus pensamientos, ¿qué habría sido eso? Hubo unos momentos de tranquilidad, la organización ya estaba ganando la batalla contra esos tipos gracias a Chianti, Korn, Vodka, y aquel hombre que había llegado junto a ellos y Brandy. Dom se metió en el coche, la verdad es que era lo mejor que podía hacer con esa pierna. Y tras unos momentos, otra explosión, esta mucho más fuerte. Cassis se asustó con esa última, pero se tranquilizó al ver que llevaban a Amarula fuera de allí, no hubiese aguantado mucho más.. Y entonces volvió a sentirse incómoda. Mucho. Vio a Dom Perignon, a través de las ventanas del coche, sentarse en el suelo y se dio cuenta enseguida de que se dirigía a algún sitio pero se detuvo. Siguió con la mirada hacia donde miraba y se encontró con la cara más expresiva que había visto nunca en aquella chica. Brandy estaba descompuesta.. Y Cassis sintió un leve dolor en el pecho al notar que algo horrible estaba pasando. Con lo fuerte que era nuestra jefa, si Brandy lloraba.. algo muy malo estaba pasando.
Vio como Vodka metía a la rehén que consiguieron antes en los asientos traseros, ahora con sangre en el muslo. Cassis dedujo que la chica intentó escapar cuando ella la perdió de vista y Vodka actuó. Ahora todos los miembros enemigos habían caído, pero nadie se sentía feliz ni victorioso. Vodka fue a buscar a Gin quien se encontraba hablando con Dom. Le molestaba que la gente fuese tan blanda.

-Eres demasiado compasivo para estar en una organización así.-Le dijo mirándole mal.
-Supongo que se debe a mi trabajo. Soy jefe de estrategia, no un despiadado asesino.
-Tú. Te creía más fría, deja de lloriquear, joder.-Respondió ignorando a Dom y dirigiéndose a la actual jefa.
-Pero.. Everglo.. -Brandy no podía casi articular palabra, y Gin se contentó con esa respuesta. Era muy astuto y solo con eso ya lo dedujo todo.
Gin ordenó a Chianti, Korn y Bourbon que volviesen a la sede.Y le dijo lo mismo a Cherry, Pink Lady y Dom Perignon.
Dom dejó a Brandy en manos de su compañero, aquel hombre que antes la había defendido de los disparos enemigos, y obedeció a Gin con la ayuda de Cherry. Se metieron en el coche de Amarula y Pink Lady se puso al volante. Gin y Vodka volvieron al coche en el que Cassis estaba apuntando a la rehén para que no se escapara, desde el asiento del copiloto. Al entrar Gin esta guardó su Beretta y le preguntó:

-¿Qué ha pasado?
-Un miembro ha muerto, nada importante.
-Pero, ¿tú has visto a Brandy? Claro que es importante.
-Cassis, muchos miembros han muerto y van a morir en esta organización. Me parece increíble que aún no lo sepas.
-Dime quién era.
-Everglo.-Respondió su tío tras un suspiro de molestia.

Entonces Cassis recordó a su hermano. No podía evitarlo. Recordó que Brandy debía estar pasándolo como ella por la muerte de su amiga. Exactamente como ella cuando su hermano murió. Y recordó también, que si él siguiese vivo, lo pasaría horriblemente. Málaga adoraba a esa chica. Si siguiese vivo..
De camino a la sede, en apenas un segundo, Cassis cruzó la mirada con una persona que estaba llorando frente a un cadáver cerca del lugar de la explosión. No conocía a ese chico ni tampoco le dio tiempo a verlo bien, pero algo se le hacía muy familiar.. Su cara, sus ojos.. Aunque de diferente color.. No, era imposible.
Aquel Porsch negro llegó a la sede, y Cassis seguía aguantándose las lágrimas con un nudo en la garganta.

Era terrible, la sensación de haber perdido a alguien querido habiendo podido hacer algo más por salvarle la vida. El joven Casval estaba destrozado, no podía detener las lágrimas que salían de sus ojos, no podía por más que lo intentaba. Soltó el cuerpo sin vida de Everglo y se puso de pie, aun con las lágrimas rodando como corales por su rostro. Escuchó un ruido de motor, y observó como un coche ponía rumbo en dirección a la sede, y hubo un momento en el que cruzó la mirada con alguien a quien no esperaba ver en ese coche, su hermana Cassis. No se molestó en preocuparse si ella le había reconocido o no, sólo quería parar de llorar pero sus lágrimas no se detenían.

Cuando se hubo tranquilizado, decidió telefonear a Baileys Brandy. Aunque antes debía cargar el cuerpo de Everglo hasta el coche, algo que hizo con mucha facilidad dado lo ligero del peso de la ahora fallecida. La echó sobre el asiento trasero y tomó el volante rumbo a la sede. Conduciendo de forma temeraria y con prisas, agarró el móvil y marcó el número de Bail, no esperó a que ésta respondiera.

-Vuelvo a la sede, aunque tardaré un tiempo, he de ver a alguien- dijo y antes de que respondiera Bail, colgó la llamada.

Cambió el rumbo hacia la ciudad y marcó otro número. La molesta voz de la operadora sonó tras un rato de espera.

-El número que usted ha marcado está apagado o fuera de cobertura.

Casval colgó, no sin antes soltar toda clase de maldiciones e improperios, ya que la persona a la que llamaba era imprescindible en la siguiente fase del plan. De su plan. Decidió probar suerte yendo a casa de esa persona y sorpresivamente le esperaba en la puerta.

Ha pasado mucho tiempo ¿Eh? Tres años y medio-dijo Casval sin mudar su expresión de seriedad.

-Y que lo digas, Michael. ¿Cómo está Grant’s?-dijo en tono serio pero esbozando una enorme sonrisa divertida.

…-Málaga suspiró-¡¡¡¿Llevamos tres años y medio sin vernos y lo primero que haces es preguntarme por Grant’s?!!! Si es que… no sé por qué me preocupo tanto.

-Ya sé cómo estás, puedo ver el dolor que porta tu alma, tu lucha psicológica con tu otro yo, el lado sádico y oscuro de tu alma que poco a poco va tomando el control de tu cuerpo. Se hace cada vez más fuerte. Si no aceptas pronto como eres, él se hará más fuerte y cuando quieras darte cuenta y te aceptes, él será más fuerte que tú y acabaras absorbido por él. El lado dominante es el más fuerte, y en poco tiempo, él lo será.

¡¡¡Yo no soy esa cosa!!! Yo no soy él

-Al principio es duro, pero mírame a mí, lo acepté sin problemas y sigo siendo el mismo, bueno no, ahora tengo más ganas de molestar y trollear a Grant’s que antes pero… bueh, he tenido pocos cambios. Eso me recuerda algo. Si estás aquí, es porque ha empezado ¿Eh? ¿Qué vais a hacer?

Ya te enterarás. Vuelvo a la sede.

-Me apunto, total… tengo ganas de molestarle, además de pasar a saludar a algunos viejos compañeros.

Haz lo que quieras, pero no te montes en el asiento trasero.

-Mandando, jefe.

De jefe nada. En todo caso el jefe serias tú, que para eso me tuviste como aprendiz cuando me infiltré en la Organización.

-… como digas.

No te interesa el tema, por lo que veo

Málaga arrancó el coche y puso rumbo hacia la organización a mucha velocidad, pisando fuerte.

-Tú y tu manía de pisarle a los pedales, haberme avisado y me pongo el cinturón. A todo esto… ¿Y esa peluca?

¡¡¡¿Ahora te das cuenta de que la llevo?!!!

-¡¡¿Cómo?!! ¡¡¿La has tenido durante toda nuestra conversación?!!

Este Taylor es la pera, no ha cambiado nada-pensó Málaga sarcásticamente

-Por cierto, ¿Quién es ella?-preguntó, señalando hacia el asiento trasero.

Ella es una compañera, aunque ahora está muerta. Es una compañera, la más valiente que he conocido.-dijo Málaga triste.

-¡¡¿Cómo?!! ¡¡¡¡¿Es una chica?!!!!-dijo Taylor poniéndose las manos sobre la cabeza

¡¡Tú mismo acabas de preguntarlo!!

-¡¡Maldito degenerado!! ¡¡A saber que le has hecho a ese pobre cadáver, maldito necrofílico!!

¡¡Maldito pervertido!! ¡¡Animal!! ¡¡Ya deberías saber que no soy así!!-dijo Málaga mientras soltaba el volante e iniciaba una enorme lucha de puñetazos entre Taylor y él

-¡¡Tú no, pero quizás tu otro yo sí que fuera capaz!!-respondió el joven mientras bloqueaba un golpe de Casval para luego mirar hacia la carretera y sin mudar la expresión añadió-No es por interrumpir el momento yaoi pero… tenemos un precipicio a las cinco en punto.

Málaga tomó el volante nuevamente y de un volantazo a derecha puso el coche en la ruta nuevamente. Ya quedaba poco para llegar a la sede y aún no sabía cómo iba a presentarse allí ante Baileys, y si se ponía a pensarlo, se empezaba a sentir nervioso. Baileys debía estar pasando su mismo dolor, así que en cierto modo conocía lo que ella estaba pasando. Una vez llegaron a la sede, Málaga tomó el cadáver de Everglo al estilo nupcial, hacía tiempo que las lágrimas no caían por su rostro, en parte gracias a las bromas de Taylor, pero aun así las señales de las lágrimas eran visibles desde la lejanía. Taylor decidió ir detrás de Málaga, y darle intimidad, el dolor había sido levemente menguado durante el viaje, pero ahora sin las bromas de Taylor, volvía a aumentar y varias lágrimas bajaron por su rostro. El maquillaje que le puso Emmets se estaba empezando ir al garete con tanta llorera. Decidió llevar el cadáver de Everglo a la sala de reuniones. Quizás Baileys le pegara un par de tiros bien merecidos por no proteger a su amiga. Entonces su móvil sonó.

Soy yo.

Te diré algo sin andarme por las ramas, Casval. El golpe que habéis dado contra la sede enemiga no ha servido de mucho. Habéis matado a la mayoría, pero los principales no se encontraban allí. Tampoco los secuestrados. Tienen otra base no muy lejos de la actual, es muchísimo más pequeña, según nuestras informaciones consta de varias habitaciones, 6 para ser exactos. 2 a la derecha, 2 a la izquierda, una al frente conforme entras y la otra está justo detrás de esa. Creemos que la primera habitación es la del jefe y la segunda las mazmorras. Eso es todo.

OK. ¿Y la entrada?

Deberías saberla, pasaste por allí cuando fuiste a rescatar a esa chica, aunque veo que no reparaste en ella.

Al menos sé donde debo dirigirme… para matar a unos pocos. No dejaré ni las tripas-dijo Málaga relamiéndose los labios mientras colgaba.

-¡¡Despierta!!! ¡¡Tú no eres así!!.-dijo Taylor dándole una hostia bien dada.

¿A qué ha venido eso? Yo no he…-Málaga se detuvo al pensar algo, sus piernas empezaron a temblar mientras un sudor frío caía por su frente-Ya veo… he perdido el control levemente. Te agradezco esa hostia. Esa cosa me hubiera impedido pensar con claridad

Ambos pusieron rumbo a la sala de reuniones, abrieron la puerta y entraron. Casval sintió todas las miradas puestas en él. El ambiente lo empezó a notar pesado. Se acercó lentamente a Baileys, depositó cuidadosamente el cadáver de Everglo en el suelo, y cuidadosamente le quitó varios mechones que cubrían su rostro.

Lo siento. No pude protegerla-dijo Málaga quitándose las lentillas y la peluca y arrojándolas hacia un lado, mientras dos lágrimas volvían a caer por su rostro. Apretó los puños levemente. Traigo noticias frescas. Os contaré todo lo que sé… y puedo asegurar que devoraré a todos, no van a quedar ni sus malditas tripas-dijo esbozando una sádica sonrisa mientras miraba a todos fríamente. Entonces Taylor, que había permanecido fuera entró y le dio otra hostia mientras lo cogía de la camiseta y lo zarandeaba.

-¡¡Escúchame bien!! NO TE DEJES DOMINAR. ¡¡¡PELEA!!! ¡¡¡O ES QUE ERES UN COBARDE!!! ¡¡¡¿Tan pronto te rindes?!!! ¡¡¡¿Tú?!!! ¡¡¡¿El que nunca se rinde?!!! ¡¡¡¿Aquel que nunca pierde las esperanzas?!!!! No eres más que un cobarde, Málaga. Si sigues así, sólo le estarás haciendo más fuerte y acabarás mal y lo sabes. No te dejes vencer por tu otro yo.

Málaga miraba a Taylor con seriedad. Suspiró.

Nuevamente gracias. Otra vez he perdido el control-Miro a Baileys-Hay otra base enemiga. Se accede por la que Everglo ha hecho pedazos. Consta de 6 salas, 2 a cada lado y una al frente. Tras esa habitación están las mazmorras. Creo que la primera habitación del frente es la habitación del jefe. Hay cuatro altos cargos en esa organización. No sé quiénes son, salvo uno de ellos. Hace unos 20 años, hubo una organización mafiosa en los Estados Unidos encargadas del robo de arte, ya os hablé de ella en otra ocasión, desde entonces todas las organizaciones mafiosas, por pequeñas que fueran, imitaban dicha estructura. Hace un par de años, yo tenía un compañero en el FBI, bastante bipolar, pero aun así nos llevábamos bien. Un día, debido a azares del destino, descubrí que él nos había traicionado y nos había vendido por lo que la operación se fue al garete. Ese día tuve que dispararle a mi compañero y éste cayó al Río Yukón. Durante un tiempo estuve buscándole sin descanso pero  no le encontré. Ahora me entero que es un alto cargo en ésta organización. También me he enterado de que, salvo Dom Perignom, Emmets y yo, por razones obvias como es reventar mis teléfonos en la explosión, todos tenéis los teléfonos pinchados

Málaga se quedó estático allí mismo. Se había dado cuenta de algo, algo que parecía no haber sido reparado por los demás.

Bail está rara. ¿Tanto le ha afectado la muerte de Everglo? No la culpo, a mí me está causando estragos-pensó Málaga.

Y más estragos que te va a causar-dijo una voz fría y distorsionada en la mente de Michael. Éste se echó una mano a la cabeza, mientras empezaba a sudar frío presa del miedo. Era la primera vez que escuchaba la voz de su otro yo, sólo significaba algo. Se estaba volviendo más fuerte.

Tú… maldito.-pensó Michael mientras luchaba por su cuerpo.

Espero que cuides bien de este cuerpo, porque algún día me pertenecerá-la sensación que sentía Michael, igual que había venido, desapareció. Podía descansar aunque fueran unas horas de tan molesta presencia.

Este tío me va a causar problemas-maldijo por lo bajo, siendo escuchado sólo por Taylor. Éste solo asintió con la cabeza mientras buscaba a Grant’s. Tenía ganas de molestarle.

imagen de Taylor:

Amarula abrió los ojos muy lentamente... sentía que había estado inconsciente durante mucho tiempo. Le costo acostumbrar la vista para inspeccionar donde se encontraba, era un lugar donde no había estado nunca. Parecía una enfermería y estaba postrado sobre una cama. Entonces recordó lo ocurrido: el jefe secuestrado; la muerte de Malaga; enfrentamiento y emboscada; un traidor en la organización... le dolía la cabeza y se dio cuenta que tenía el abdomen vendado. Una voz rompió el silencio, una voz que no había escuchado desde hace tiempo...

Parece que tienes mas vidas que los gatos, amigo mio

Era una voz masculina y conocida para Amarula. Miró hacia la puerta de la enfermería y desde ahí lo miraba con una sonrisa un joven alto, moreno, rubio, ojos claros, elegante, alguien con quien Amarula había trabado amistad en la organización. El nombre en clave de ese hombre era Bourbon

Bourbon -contestó Amarula quien ya se encontraba casi recuperado salvo por un moderado dolor en el abdomen- Así que por fin decidiste salir de las sombras

La organización nunca había pasado por tan mal momento- le dijo Bourbon adoptando un tono mas serio- Vermouth y yo hemos estado investigando y reuniendo información que nos pueda llevar hacia el paradero del jefe y me complace informar que este asunto esta por terminar

Amarula lo miró con sorpresa, Bourbon interpretó su mirada y añadió:

Creemos saber cual es el paradero del jefe y la base principal de nuestros enemigos e incluso la identidad del traidor... o mejor dicho traidora -acto seguido prosiguió pero mirando fijamente hacia Amarula- Aunque debo decir que quizá para ti no todas sean buenas noticias, creo que llegó la hora de que sepas algo

Amarula intentó interpretar su mirada pero el dolor que aun sentía en el abdomen le impedía pensar con total claridad

¿De que estas hablando?- le preguntó a Bourbon entrecerrando levemente los ojos

Te han engañado Amarula, a todos pero a ti sobre todo- respondió Bourbon sin dejar de mirarlo fijo. Acto seguido saco lo que parecía una fotografía del bolsillo y se la enseñó- ¿Lo reconoces?

La fotografía mostraba a un joven de perfil, parecía que le habían tomado la foto sin que se diera cuenta. Era un joven de apariencia aniñada, rubio...

Jamas lo había visto- respondió Amarula intrigando, preguntándose por que Bourbon le enseñaría algo así

Te contare la historia de un hombre que fingió su muerte para poder moverse desde las sombras, que hizo explotar su coche para que no se identificase el cuerpo, que usó a alguien como testigo de su muerte, ¿te suena de algo?- le explicó Bourbon con tono irónico

Amarula comenzó a mover las fichas dentro de su mente y entonces comprendió... su rostro se puso blanco y su instinto asesino empezó a resurgir

¿ME ESTAS DICIENDO QUE ESE HOMBRE FINGIÓ MORIR EN LA EXPLOSIÓN Y ME USO COMO TESTIGO DE SU MUERTE FAKE? - pregunto Amarula elevando el tono y con la voz temblorosa

Si y eso no es todo- comentó Bourbon- Ahora mismo esta dirigiendo una reunión en la sala de reuniones con un viejo compañero y debemos ir, todos los miembros están allí. Vamos y le veras la cara a ese hombre